ELÍAS PINO ITURRIETA 09 de julio de 2023
@eliaspino
“El
crucial asunto de la igualdad de los hombres es tratado por el Congreso de la
Confederación de Venezuela el 31 de julio de 1811, después de la declaratoria
de Independencia. Tal vez el trabajo de la ilustración solo se haya hecho a
medias, si juzgamos por el siguiente fragmento del discurso del diputado
Bermúdez sobre el principio de la igualdad de los hombres: ‘Conviene
introducirlo poco a poco, sin hacer de repente una regla general que invierta
el orden’. Mendrugos de igualdad, hambre para el futuro”.
El crucial asunto de la igualdad de los hombres es tratado por el Congreso de la Confederación de Venezuela el 31 de julio de 1811, después de la declaratoria de Independencia. Se hace en una reunión privada, debido a la dificultad de su contenido, y después de que el diputado Mendoza dudara ante sus colegas de que fuese tema de la competencia de la Cámara. Satisfecha su duda por la secretaría, los miembros del cuerpo se envuelven en una polémica cuyo desarrollo es anacrónico, porque la discusión debió agotarse en la sesión de 5 de julio en la cual se proclamó la separación de España en nombre de la libertad.
Previendo
problemas serios, el diputado Tovar sugiere una salida práctica: que cada
provincia se ocupe del tema. No debe plantearse una “declaratoria expresa”,
sino planes particulares en cada región como hicieron en los Estados Unidos
para impedir discusiones infructuosas. De inmediato, los diputados Peñalver y
Cova respaldan el salvador desenlace. El porvenir será buen consejero, afirman
desde sus curules.
Pero
el diputado Briceño los lleva de Filadelfia a Caracas, al detenerse en el
peligro que surgiría si se dejaba la primordial decisión para las calendas
griegas: “Las provincias de Venezuela se hallan en muy diversas circunstancias,
pues que el número de pardos y negros en ellas es excesivamente mayor que el de
los blancos, y de estos hay que disminuir a los europeos, que son contrarios al
actual sistema, y los blancos criollos, que no conocen sus intereses y se
hallan preocupados con unas ideas aristocráticas y nobiliarias. Es, pues,
indispensable que Venezuela tome unas medidas que la preserven de los
males a que la precipitaría una declaratoria sacada por la fuerza de las armas,
como lo han predicho algunos políticos. Prescindiendo aquí de las mayores y
principales razones que obligan a la declaratoria, cuales son de la justicia y
equidad que prescriben los derechos iguales a todos los hombres”.
Briceño
prefiere sacar cuentas serias, como se ha visto, antes de detenerse en principios
democráticos y republicanos. O tocándolos solo hacia el final de su
intervención. Entonces el diputado Maya capta la urgencia que se ha planteado,
porque habla de los peligros que produciría una “conmoción de clases”. Solo el
diputado Yanes, según consta en las actas de la reunión, llena su intervención
con referencias a la humanidad y a la libertad. Por ejemplo: “Jamás podrán
seguirse ningunos males de los principios justos y equitativos. Caracas ha
comenzado a dar a los pardos lo que les corresponde de justicia y sus
resoluciones liberales le harán siempre un alto honor entre las naciones que
conocen los derechos de la humanidad. (…) Se han rasgado ya los velos
misteriosos con que el despotismo tenía cubiertos y ahogados los sacrosantos
derechos del hombre, y la ilustración ha disipado las densas tinieblas de la
ignorancia”.
Pero
tal vez el trabajo de la ilustración solo se haya hecho a medias, si juzgamos
por el siguiente fragmento del discurso del diputado Bermúdez sobre el
principio de la igualdad de los hombres: “Conviene introducirlo poco a
poco, sin hacer de repente una regla general que invierta el orden”. La
discusión se reanuda en la sesión del 5 de diciembre, en la cual se decide, sin
referencias expresas a los pardos, la eliminación de los fueros personales. La
decisión cuenta con el voto negativo de los diputados Delgado, Unda, Quintana,
Maya, Cazorla y Díaz Argote, eclesiásticos; y con el voto salvado del diputado
Mendoza.
En 20
de marzo de 1812 recibe el Congreso una representación del Arzobispo Coll y
Prat, en nombre del clero de la diócesis, en la cual protesta contra la
abolición de las prerrogativas personales de quienes portan sotana y bonete. No
hay constancia de que los pardos manifestaran regocijo por la decisión que la
mayoría de los diputados había tomado sobre un negocio que les importaba como
ciudadanos, y como próximos protagonistas de la política.
Mendrugos
de igualdad, hambre para el futuro.
ELÍAS
PINO ITURRIETA
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