Julio Castillo Sagarzazu 27 de noviembre de 2023
@juliocasagar
Hace
poco, en un debate con buenos amigos en un chat de WhatsApp, hablábamos sobre
el hecho de que la mayoría de los venezolanos en la inmigración se terminaban
inclinando por apoyar opciones como las de Milei, Bolsonaro, Tump y un largo
etcétera de liderazgos de este tipo. Algunos de los participantes, decían no
entender por qué ocurría ese fenómeno.
La
explicación es mas que simple. Se encuentra en el principio físico de la
“impenetrabilidad de los sólidos” que nos explica que dos cosas no pueden estar
en el mismo sitio, al mismo tiempo. Dicho en latín vulgar, si en un espacio no
están los de izquierda, pues estarán los de la derecha o viceversa.
¿Qué pasa con el venezolano promedio que mira el mundo de los oponentes y de los aliados o los indiferente con Maduro? Pues sencillamente ve que el espacio de los que se oponen consistentemente a Maduro están esos lideres de la llamada derecha mundial y, en el espacio de los que coquetean con él, o se hacen los policías de Valera, pues están los de la izquierda.
Si
Bolsonaro increpa duramente a Maduro y Lula dice que las violaciones a los
derechos humanos del gobierno de Venezuela son “un relato creado por los medios
de comunicación”, pues el venezolano promedio, que está en un 85%, contra
Maduro, sentirá más simpatías por Bolsonaro.
Si,
hasta hace nada, PODEMOS, estaba en el gobierno español y era un claro defensor
de un gobierno que le financiaba y Errejón (que aún está en el gobierno) hasta
hace poco, subía a tribunas con los ojitos de Chávez en su camiseta, mientras
Cayetana Álvarez de Toledo y García Ayuso y voceros de VOX, denunciaban los
abusos del chavismo, ¿qué podemos pedir a este venezolano promedio?
Quienes
hemos llegado a la política por el complejo camino de la lectura, la reflexión,
la lucha estudiantil y universitaria y nos tragamos unos bodrios de manuales
escritos por la Academia de Ciencias de la URSS y el librito rojo de Mao, que
distribuían los Ochoa en la librería Viento del Este, deberíamos tener la
humildad de entender que algunas exquisiteces ideológicas y políticas no son
del interés de las grandes mayorías.
Con
esa misma óptica “ideologizada”, muchos de los amigos que opinan “desde cierta
izquierda” hacen la lectura de lo que significa la candidatura de María Corina
Machado.
Así,
es difícil comprender que ella está donde está, precisamente porque se ubica en
las antípodas de un gobierno que es rechazado por el 85% de los venezolanos.
Desde el pulpito de intelectual es muy difícil comprender a los cientos de
miles de compatriotas (sobre todo los más humildes) en quienes despierta
esperanzas y que le piden que llegue hasta el final; que no les decepcione y
que les traiga a sus hijos de vuelta.
Desde
estas tarimas del “pescueceo” teórico no se escucha lo que dice la gente,
cuando Machado habla de enterrar el socialismo. Para la mayoría de los
compatriotas, el socialismo es una consigna dominguera que sirvió de coartada
para que un puñito se convirtiera en millonarios, mientras la mayoría de los
venezolanos vivimos en esta pesadilla.
La
percepción del mundo y de las ideas ha cambiado y mucho, pero sigue siendo
cierto que “el ser social determina la conciencia” Si los que están arriba, no
importa cómo se autodefinan, si de izquierda o de derecha, defienden sus
intereses, su estatus, su nivel de vida, se encontrarán, tarde o temprano, con
los de abajo tratando de sobrevivir arrancando los privilegios a los de arriba.
Las
nuevas mayorías, la Gran Alianza Nacional que necesita Venezuela debe brincar
por encima de los prejuicios y las ideologías.
Comprender
a la gente de a pie, con humildad, es un primer paso para lograrlo.
Julio
Castillo Sagarzazu
@juliocasagar
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