Por Piero Trepiccione, 03/12/2014
Desde el nacimiento del partido socialista unido de Venezuela (Psuv) su
característica fundamental radicó en asociarse a la figura de hiperliderazgo
ejercida en su momento por Hugo Chávez, vale decir, a una tipología cuya
clasificación definiera muy bien en el siglo XX el politólogo alemán Max
Weber, soportada en el carisma personal. Esto permitió que durante mucho tiempo
los niveles de aceptación de la organización en todo el país estuviesen
alrededor del 45 por ciento, porcentualmente por debajo siempre de los niveles
de aprobación de la gestión presidencial pero con una cifra calificada
–comparativamente hablando con países de la región- como extremadamente
sólida para ser muy efectivos los logros electorales del partido.
Luego del fallecimiento del ex presidente Chávez, en declaraciones
ofrecidas por el propio Lula
Da Silva a medios internacionales, daba cuenta de que “El
proceso venezolano debía evolucionar hacia un liderazgo más colectivo”, esto en
función de garantizar el fortalecimiento de la organización política más grande
que respalda al gobierno venezolano.
Transcurridos dieciocho meses de la ausencia de Chávez,
obviamente, el Psuv ha vivido ese proceso de transición con muchos altibajos.
Siendo así que, según el último estudio de Datanálisis, los niveles de
militancia y simpatía partidarias han disminuido desde el 45 a un
17 por ciento en noviembre de 2014.
Pero, esto no es todo. Aunque el Psuv se había caracterizado por una
unidad prácticamente “monolítica” en sus años recientes (siempre existían
diferencias de criterios entre sus dirigentes, pero la figura de Chávez incidía
en la unidad en alto grado) hoy por hoy han comenzado a emerger las llamadas
“corrientes” potenciando las críticas públicas no solo a la gestión de la
dirigencia partidista sino también al propio gobierno y a su
presidente. En esta órbita se encuentra precisamente, “marea socialista”
que en las últimas semanas se ha convertido en el foco de atención de las
discusiones públicas de la dirigencia psuvista.
“Marea socialista” –fundamentalmente desde el portal web “Aporrea”
(algunos de sus editores pertenecen a la corriente mencionada)- ha venido
realizando duras críticas a la conducción del gobierno. Se han enfocado
especialmente hacia el manejo de las divisas del país –primero con Cadivi y
luego con Cencoex- en relación a los más de veinte mil millones de dólares
asignados a empresas fantasmas (señalados en su momento por la ex presidente
del BCV, Edmee Bethancourt) entre otras irregularidades que aprecian en la
gestión pública nacional. Pero también han hecho lo propio con la conducción
partidista señalando lo poco democrático en que ha devenido el Psuv. Esto les
ha valido serias reprimendas públicas tanto del presidente de la Asamblea
Nacional Diosdado Cabello como del gobernador de Carabobo Francisco Ameliach,
quienes les han invitado en tono poco amable a “fundar su propio partido si
siguen con esa actitud crítica”. Además, tanto a Nicmer Evans como a Heiber
Barreto y Carlos Hurtado –líderes de Marea- se les ha “excluido” de la
militancia partidista sin ningún tipo de explicación, por lo cual, no pudieron
participar en la elección de los círculos de lucha popular efectuada hace pocos
días en todo el país. Es importante destacar, que esta corriente que funciona
en el seno del Psuv, al menos hasta ahora, reivindica la figura histórica de
Chávez y cuestiona el carácter sesgado que ha tomado la llamada revolución
bolivariana bajo el mandato del presidente Nicolás Maduro Moros.
En el marco de este análisis, es importante resaltar que si bien es
cierto no es la primera vez que ocurren diferencias importantes en el seno del
Psuv, si lo es el hecho de la relevancia comunicacional que ha tomado esta
corriente de opinión interna con relación a sus planteamientos sobre la gestión
pública nacional actual y la forma en que se ha conducido el liderazgo del partido.
Frente a este fenómeno en particular es importante citar a el también
politólogo y sociólogo alemán Robert Michels, cuando afirmaba que:
“tanto en autocracia como en democracia siempre gobernará una minoría,
la idea básica es que toda organización se vuelve oligárquica… Los líderes,
aunque en principio se guíen por la voluntad de la masa y se digan
revolucionarios, pronto se emancipan de ésta y se vuelven conservadores.
Siempre el líder buscará incrementar o mantener su poder, a cualquier precio,
incluso olvidando sus viejos ideales.”
Por tanto, hay que destacar los ciclos de vida de las organizaciones
políticas, especialmente de aquellas que llegan al Poder. El Psuv pudiera estar
viviendo o próximo a vivir esta máxima esbozada hace ya casi cien años por este
visionario germánico que detectó con el estudio minucioso de la historia de su
país y del mundo entero, como es el comportamiento –con excepciones que
confirman la regla- de las organizaciones políticas e incluso sociales, que van
restringiendo la crítica interna y la práctica de la democracia. El tiempo nos
mostrará si el Psuv es una excepción o una confirmación de la norma… y lo
que suceda con Marea Socialista será un claro indicador.
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