Por Nicmer Evans
El odio inoculado por la
vulgar y extemporánea aplicación del concepto de la “lucha de clases” hace que
hoy todos nos veamos como enemigos por un artilugio conceptual que lo que busca
es describir una condición, que entre otras cosas no es estática ni unívoca. El
mismo Marx, en una carta a Joseph Weydemeyer fechada el 5 de marzo de 1852,
decía:
“No me cabe el mérito de haber
descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha
entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían
expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos
economistas burgueses la anatomía económica de estas. Lo que yo he aportado de
nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases solo va unida a
determinadas fases históricas de desarrollo de la producción…”.
Hoy estamos en una fase
histórica de desarrollo de la producción distinta a la época de Marx, y aún
más, distinta y distante de la época de su texto fundamental El
Capital y de su proclama política en El Manifiesto Comunista. En el
tiempo, de hecho, se ha comprobado que la vigencia de Marx está en su
metodología y su ética, pero que difícilmente podríamos aplicar sus
planteamientos como dogmas. Hoy, decir que la lucha de clases conduce a la
dictadura del proletariado y que esto llevará a una “abolición de todas las
clases” no solo es un buen deseo, sino incluso más utópico que lo planteado por
el llamado por él “socialismo utópico”, que en la práctica era mucho más
realista.
Sin embargo, debemos rescatar
varios aspectos del planteamiento de Marx para su reinterpretación en la
contemporaneidad. Por ejemplo, hoy incluso la “lucha de clases” tiene niveles
de respeto y convivencia, no es fratricida ni existencial, tal como
pretendieron plantearla algunos extremistas. Porque otro no sea de mi “clase
social” esa condición no me faculta para despreciar, segregar, exterminar, y
mucho menos se puede justificar que esto sirva como excusa para evadir el
debate de las ideas, y aún más cuando la lucha cambia, porque esta gira en
torno a confrontar a un enemigo común.
El avance de la democracia
como modelo de consenso, sobre el cual las ideologías buscan ser gobierno a
través de la persuasión de las mayorías, ha creado un poderoso muro de
contención a los extremismos que solo han leído “la dictadura” de la frase
planteada por Marx de “la dictadura del proletariado”. Pero aún más, la
democracia al final desenmascara a aquellos que en nombre de ella se asumen
“puros” e “inmaculados” y creen que “solos” y “con el pueblo” van a poder hacer
política con “P” mayúscula, en especial ante un gobierno neototalitario.
Todo este desarrollo viene a
tres puntos fundamentales:
• Hoy el conflicto de
Venezuela no se resume en un conflicto de clases, en especial porque aquí
difícilmente existe una burguesía que enfrentar. Hoy lo único que hay que
enfrentar es una cúpula corrupta y neototalitaria.
• Esa cúpula
neototalitaria pasó de ser un adversario político para convertirse en un
enemigo de aquellos que defendemos, por distintos motivos y en distintas
expresiones ideológicas a la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela. Por tanto, no solo es imperioso, sino urgente dejar el sectarismo
infantil y articular tácticamente un frente antitotalitarista.
• Un frente
antitotalitarista debe superar el control de otra vieja casta política
expresada en la MUD, para convertirse en un espacio despolarizado que avance
con un objetivo común: superar el neototalitarismo para la restauración de la
vigencia de la Constitución y de la democracia.
Si esto no se logra, nos
aplastarán a todos, incluso a aquellos “puros” y “sectarios”.
En lo personal, no me une nada
con aquellos que fueron cómplices de un golpe de Estado contra Chávez, pero
ante un golpe de Estado contra el pueblo, si debo tácticamente coincidir, me
taparé la nariz y recordaré que hoy no es una lucha de clases, es una lucha de
supervivencia de todo el pueblo venezolano que no puede vivir de su salario
porque un gobierno ha decidido convertirnos a todos en mendigos y él en el
único proveedor.
10-08-17
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