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domingo, 3 de noviembre de 2019

Las redes sociales, el poder y la desinformación por @polis360


Por Piero Trepiccione


Desde la aparición de las redes sociales con todo su soporte tecnológico y expansión en el mundo globalizado actual, muchas cosas han venido siendo impactadas. Los gobiernos, el poder, las formas de hacer política, la relación de la ciudadanía con las instituciones, los debates ideológicos, los movimientos sociales, las estructuras económicas, los temas que son tendencia, inclusive, las relaciones interpersonales; entre muchos otros factores que nos dan pie para reflexionar detenidamente sobre el asunto.

Las redes sociales han aumentado la capacidad de escrutinio público sobre la fenomenología del poder, esto ha generado múltiples consecuencias que merecen ser analizadas concienzudamente. Pero también, han sido convertidas en una poderosa herramienta para alimentar el descontento social y las visceralidades humanas asociadas a las masas en movimiento. Con la generación de tendencias promovidas por auténticos laboratorios estratégicos de información, muchas veces, se logra desconectar a las multitudes de las verdaderas realidades que les circundan para asociarlos a temas abstractos pero con pegada popular. Esta particular utilización de las redes sociales conlleva a la denominada desinformación.

La desinformación se hace cada vez más patente en este mundo globalizado. Parece algo paradójico en estos tiempos de facilidades tecnológicas pero su utilización permite concentrar y desconcentrar la atención de la opinión pública hacia temas que no son “espontáneos” sino deliberadamente orquestados. Para entender en su justa dimensión esta práctica que se ha vuelto común, debemos hacer seguimiento a las “tendencias” que diariamente destacan en los índices nacionales, continentales y globales.

Allí podemos dilucidar cómo una serie de temas específicos, que si bien es cierto tienen conexión con realidades o situaciones particulares asociadas a las disputas por el poder, también reflejan la dinámica de tendencias impulsadas por laboratorios muy bien montados y con buen financiamiento. Cuando sucede esto y usted revisa minuciosamente las cuentas que impulsan estas temáticas, se hace fácil detectar centenares de cuentas “fantasmas” o “bots” que impulsan con mensajes prefabricados y repetitivos las orientaciones del posicionamiento desinformativo que busca disgregar y fragmentar estratégicamente a la población.


La desinformación es una herramienta eficaz en el ejercicio de la  política para mantenerse en el poder. Con ella se divide, se hace dudar, se manipula y se desmoviliza además de “entretener” a las poblaciones con el objetivo de distraerlos. Su puesta en escena se soporta en banalizaciones que enganchan con textos llamativos y fantasiosos que colindan con farándula, misterio, hechos dramáticos, crónicas de sangre, entre otros ingredientes que son atractivos para el consumo masivo y repetitivo de la gente y que operan como verdaderas piezas de propaganda desinformativa.

Desinformación y uso de la tecnología

Hasta hace poco todos estos procesos de desinformación se hacían en los medios tradicionales como la radio y la televisión, pero ahora con la irrupción de las redes sociales y su gran posicionamiento en la opinión pública, los gobiernos rápidamente se dieron cuenta de su expansión e importancia y hacía allá han enfilado sus baterías de inteligencia. #GuaidoseEscapó #LeopoldoseFugó #LeopoldoRealesLopez #CabezaeMango #CarvajalinoenTurquia representan algunos ejemplos con los cuales ilustrar esta relación entre redes, poder y desinformación en el caso venezolano, pero en el mundo son infinitos ya los ejemplos de este tipo que incluyen “muertes adelantadas” de personajes famosos para que ocupen en determinados momentos la atención de la opinión pública.

Aquí cabe decir que el recordado cuento  donde el pastorcito decía “ay de mí, allí viene el lobo” y nunca venía hasta que si apareció en realidad y lo encontró en situación indefensa por lo desinformada que estaba la población que podía auxiliarlo, cabe perfectamente para ilustrar el fenómeno en cuestión sobre el que hay que estar atentos para no ser inoculados con el virus de la desinformación que favorece al poder.

03-11-19



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