lunes, 25 de noviembre de 2019

La coyuntura venezolana y el contexto latinoamericano por @polis360



Por Piero Trepiccione


América Latina en general y Venezuela en particular viven una coyuntura bastante similar en muchos aspectos políticos. El tema de la democracia cada día se vuelve mucho más complejo de lo que imaginamos. Parece incluso una especie de contradicción que esté sucediendo esto ya bien adentrado el siglo veintiuno. Pero es altamente significativo que las señales y los eventos que están transcurriendo en todo el continente marquen un deterioro progresivo de la convivencia pacífica en el marco de instituciones de la democracia.

Instituir la democracia en toda la región no ha sido fácil. Desde los años cincuenta del siglo pasado, muchos países vivieron procesos de violencia política, guerras civiles y contradicciones profundas que marcaron el difícil camino hacia la libertad y la configuración de instituciones que regularan la vida en sociedad de acuerdo a parámetros constitucionales y legales. Los años ochenta y noventa sirvieron para consolidar esas articulaciones sociales que terminaron con las confrontaciones y abrieron el cauce para las vías democráticas. Pero ahora nos encontramos ante una nueva disyuntiva que complejiza la situación continental y que es un caldo de cultivo para la aparición de liderazgos muy personalistas que pueden profundizar la coyuntura actual.

Qué puede estar pasando en el funcionamiento de las democracias de la región, que afecte a las mayorías poblaciones que salen a protestar masivamente sin que institucionalmente se puedan procesar las diferencias. Los Estados se han quedado cortos en el cúmulo de respuestas necesarias frente a las demandas sociales. Las prácticas políticas en lugar de abrir los Estados a la eficiencia y a la democratización plena, hacen que las decisiones públicas terminen siendo auténticas “cajas negras” que terminan beneficiando a pequeños grupos que medran alrededor del poder.

Y esto parece contradictorio e inexplicable en una era donde la información circula al instante y por diferentes vías gracias a los enormes avances de la tecnología. La democratización de la información parecía una herramienta extraordinaria que pudiera dar un reimpulso importante a la consolidación de los procesos democráticos pero, lamentablemente, han surgido mecanismos de desinformación masivos que contrastan los buenos deseos hasta ahora.

La coyuntura venezolana permitió poner en agenda global este constante deterioro de la convivencia democrática. La precarización de los Derechos Humanos, la imposibilidad de dirimir diferencias mediante las instituciones, el aferramiento a fórmulas económicas que beneficiaban abiertamente a grupos y mafias particulares en desmedro de toda la población, el declive de la alternabilidad en el poder, entre otras múltiples razones, han generado desde Venezuela un formato de actuación desde el poder que ha venido deteriorando paulatinamente la convivencia y la estabilidad de la región.


El hiper-liderazgo y la geopolítica petrolera permeó a toda la región y facilitó procesos de polarización que trastocaron los acuerdos institucionales para el procesamiento de las diferencias. Hoy, toda la región siente el peso de la coyuntura venezolana y agrega un contexto explosivo que tendrá, sin lugar a dudas, un impacto tremendo tanto en la economía continental como en los desenlaces políticos. Ojalá el liderazgo de las naciones esté a la altura para concebir nuevas fórmulas que nos lleven a estadios de verdadera democracia en lugar de alimentar escenarios de ingobernabilidad y ruptura de la paz y la convivencia.

24-11-19





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