Maru Morales 18 de noviembre de 2019
@morapin
Los investigadores alemanes Peter Keup y Harald Korff compartieron
con medios venezolanos su experiencia y conocimiento sobre los hechos que
llevaron a la caída del Muro del Berlín en 1989. Sostienen que el colapso del
sistema socialista y la reunificación alemana fueron posibles por la acción
determinada de la gente común. La pérdida del miedo de la gente al gobierno y
la pérdida de legitimidad del gobierno ante su pueblo empujaron el cambio.
Caracas. Peter Keup tiene 60 años. Hasta los 21 vivió
en Alemania del Este o Alemania Socialista. A esa edad decidió escaparse y pagó
la osadía con cárcel y con la pérdida de su nacionalidad. Durante casi un año
fue prisionero político de lo que el mismo llama “la dictadura”.
En 1981, en plena Guerra Fría, Peter logró la
libertad. No fue una concesión graciosa del régimen que oprimía a una parte de
su nación: Alemania Occidental pagó 55.000 dólares por sacarlo del presidio.
“Yo lo agradezco”, dice hoy con felicidad auténtica.
Ya en libertad se formó como bailarín profesional y
fundó su propia escuela de danza. Pero a partir de su propia necesidad de
entender y asimilar lo que había ocurrido en su país y en su propia familia,
obtuvo una licenciatura en Historia con maestría en Estudios
Político-Históricos y actualmente cursa un doctorado en el Instituto de
Investigación sobre Alemania en la Universidad del Ruhr de Bochum.
Harald Korff nació, creció y vivió toda su vida en
Alemania del Oeste. Sin embargo, desde joven se preocupaba por lo poco que se
iba conociendo respecto a las condiciones de vida y falta de democracia en Alemania
del Este. Estudió Geografía y Economía, y movido también por la singular
división y reunificación de su país, se volvió experto en negociaciones y
justicia transicional.
El pasado 9 de noviembre se cumplieron 30 años de la
caída del Muro de Berlín y la Embajada de Alemania en Caracas organizó una
serie de actividades conmemorativas, algunas de ellas en conjunto con el Centro
de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB. En ese contexto, Keup y Korff
compartieron con la prensa sus experiencias y conocimientos respecto a las
razones que llevaron a la caída del Muro y la posterior reunificación de
Alemania en uno solo país.
Un clamor de libertad
Harald Korff sostiene que víctimas y perpetradores
tienen que comunicarse, escucharse y entenderse, para avanzar en un verdadero
proceso de justicia que permita la reconciliación. Foto Gleybert Asencio
Aunque las razones de la división de Alemania en dos
pedazos en el año 1949 conviene analizarlas en otro texto, vale decir que Peter
nació en el territorio occidental en el año 1958 –donde imperaba un régimen
democrático. Pero su padre, un militante comunista, decidió trasladar a la
familia entera al Este, donde el régimen socialista gobernó hasta 1989.
Sobre esa experiencia de vida y con una profunda
comprensión del contexto venezolano actual, Keup y Korff hablaron con un grupo
de periodistas. La conversación tuvo lugar en los espacios del CEPyG en La
Castellana.
¿Qué sector fue más determinante para la liberación de
Alemania del Este: la ciudadanía reclamando en la calle la libertad o la
presión de los partidos?
—Harald Korff: En Alemania del Este fue más
determinante el movimiento civil por los derechos humanos y las organizaciones
civiles porque solo había un partido, el que gobernaba. Así que los grupos de
derechos humanos, de protección del ambiente, los movimientos religiosos
estaban todos unidos e impulsaron juntos el proceso. La gente se conectaba con
ellos. Sin embargo, hubo un sector del partido SED (el partido único) que
quería reformas. Ellos comenzaron a unirse a las “manifestaciones de los lunes” (que a partir de
septiembre de 1989 se diseminaron por todo el país) e integrantes del SED daban
discursos para convencer a la gente de que ellos querían lo mejor. Por ejemplo,
Gregor Gysi, que a la postre fue el líder del partido postcomunista,
participaba y su mensaje era “vamos a construir un mejor socialismo”. Al menos
expresaban que querían un pequeño cambio. Lo que se necesita es tener personas
responsables al frente del proceso, políticos responsables; aunque en el caso
alemán, fue una cantidad muy pequeña de políticos y una gran cantidad de
personas de los grupos civiles y el movimiento artístico, cantantes,
escritores, la sociedad civil.
¿Qué peso tuvo la crisis económica en Alemania del
Este en el proceso del colapso del sistema socialista y la caída del Muro de
Berlín?
—Harald Korff: El económico fue uno de los elementos
más importantes para que colapsara, porque el Estado se quedó sin poder
económico. Otro aspecto fue la pérdida de legitimidad ante su pueblo. Otro
elemento vital es que para ese momento la gente perdió el miedo a criticar al
gobierno. No tenían miedo del gobierno, no tenían miedo a la Stassi (policía de
inteligencia de Alemania del Este), estaban desesperados y querían un cambio. Y
clamaron por ese cambio una y otra vez.
El miedo cambió de bando, como dijo un político. Ya la
gente no estaba temerosa del gobierno, sino que el gobierno estaba temeroso de
la gente y ahí está el poder. El poder está donde la gente está. Si tú le das
el poder al Estado, el Estado es responsable de ese poder. Si el gobierno no
hace su trabajo, tiene que irse”.
—Peter Koig: Yo regresé a Alemania del Este poco
después de la caída del Muro, antes no tenía permitido regresar. Fue la primera
vez que volví luego de 1981 y quedé en shock porque la infraestructura estaba
muy destruida. Antes los edificios eran grises pero habitables, en ese momento
encontré que por ejemplo había viviendas de cinco pisos que la gente solo podía
habitar entre el segundo y cuarto piso porque el quinto tenía filtraciones en
el techo y el primero tenía serios problemas con las bases. Era simplemente
horrible. Y por otro lado, no había prácticamente nada qué comprar en las tiendas.
No me imagino cómo la gente seguía aguantando esas condiciones.
En mi opinión, de todas maneras era cuestión de meses
o un año a lo sumo para que Alemania del Este implosionara. Creo que la crisis
del sistema económico fue la primera y más importante causa del colapso. Lo
otro es que muchas personas que podían haber apoyado al gobierno por mucho
tiempo, para ese momento comenzó a perder la confianza y el gobierno no fue
capaz de recuperar esa confianza”.
Reconciliarse y volver a confiar
En términos de un proceso de justicia transicional y a
la luz de la experiencia alemana, ¿ustedes consideran que da mejores resultados
el camino del perdón y olvido o el camino de la justicia y compensación?
—Peter Keup: Perdón y olvido es imposible. Justicia y
compensación es la única opción. Justicia en el sentido de procesos que van a
la corte. Por otro lado, es muy importante la educación y la justicia
transicional, que puedan encontrar la manera de que las víctimas y los
perpetradores se comuniquen, se entiendan mutuamente. La compensación es
importante porque en el caso alemán, por ejemplo, hubo muchas personas que
sufrieron en prisión en Alemania oriental y no pudieron continuar sus vidas de
manera adecuada, incluso después que salieron de prisión tenían efectos postraumáticos.
Este fue un problema que se reconoció en Alemania, que estas personas
necesitaban ayuda.
Yo creo que las compensaciones del tipo económico o de
recibir una renta cuando dejaron de trabajar fue importante para que ellos no
tuvieran que sufrir por segunda vez. Esto se aplicó en Alemania y funcionó, no
de una manera perfecta, pero de una manera aceptable conforme a las
expectativas”.
—Harald Korff: Olvidar es lo peor que puedes hacer,
porque lo que tú olvidas no desaparece, sino que se queda como dormido durante
un tiempo y luego sale a la superficie y quizá regresa de una manera que no
puedes controlar. El perdón y el olvido son parte de una visión optimista
respecto a la culminación de un largo proceso. Antes de perdonar tú tienes
trabajar en, trabajar con y lidiar con lo que pasó. Desde mi corazón puedo
decir que el perdón es lo que al final puede y debe pasar, pero tú no puedes
deshacer lo que ocurrió, entonces es una meta posible al final de un proceso
que comienza en el momento en que empieza la transición, en el momento que
sabes, como nación, que vas a construir algo nuevo.
Víctimas y perpetradores tienen que escucharse,
comprenderse, comunicarse y luego comienza el proceso de la reconciliación. Y
al final posiblemente está el perdón. Pero el perdón podría no ser necesario si
tú logras la reconciliación o si incluso tienes una compresión de que pueden
trabajar juntos para construir una sociedad en paz por el bien de todos. La
justicia es indispensable en algún punto”.
Señor Keup, usted contó que en el año 2012 supo que su
hermano era agente de la Stassi. ¿Cómo hizo para superar eso y cómo el pueblo
alemán superó esa realidad donde unos espiaban a otros? ¿Cómo perdonaron el
tener espías dentro de sus propias casas? ¿Cómo recuperaron la confianza y cómo
se reconcilian de algo así?
—Peter Keup: El perdón está muy conectado a la
educación y al conocimiento de los hechos. Antes de descubrir que mi hermano
era agente de la Stassi y que fue forzado a informar al Estado sobre mi
familia, yo solía pensar que todo aquel que se unía a una institución como esa
y hacía carrera basado en espiar a otros era patético. Yo no quería hablar ni
relacionarme con gente así. Y luego descubrí todo esto sobre mi hermano. Al
principio entré en shock. Pero comencé a investigar y supe que la Stassi ponía
muchísima presión para persuadir a unas personas para que espiaran. Mi hermano
falleció, pero saber esto me sirvió para entender que no todos los que
trabajaron para la Stassi eran necesariamente malas personas. Ese descubrimiento
pudo arruinar mi vida, pero tratando de encontrar una forma de lidiar con eso,
yo me fui a la universidad a estudiar todo sobre el sistema, la Stassi y la
historia alemana, que estaba profundamente conectada a mi historia familiar. Yo
no estoy seguro de si mi hermano me llegó a espiar, pero en el archivo sobre
él, al que tuve acceso, había al menos un informe que sobre un viaje que hice a
Praga para verme con mi madre y mi hermana; también había un contrato firmado
por él con la Stassi en el que se comprometía a trabajar para ellos.
Es algo con lo que aún sigo lidiando. Yo tengo la
esperanza de que él haya firmado el contrato, pero no nos haya espiado
realmente… No sé… Esto es muy emotivo para mí, pero si necesito mirar e
investigar esto lo hago de una manera racional y científica. Darle a esto una
perspectiva científica y poder mirar incluso la historia de mi propia familia
con distancia, desde una perspectiva no emotiva, es un proceso que vas
aprendiendo y perfeccionando. Aún así, sigue siendo difícil para mí.
—Harald Korff: Peter respondió sobre cómo lidió él en
el plano personal. Yo te voy a responder cómo la sociedad puede lidiar con
situaciones como esa en su conjunto. Yo nací y crecí en Alemania Occidental, en
un sistema democrático. Así que yo confiaba en las instituciones que
funcionaban, que eran controladas por la sociedad, tenía la posibilidad de
votar, confiaba en los medios y en las informaciones que difundían, confiaba en
el sistema parlamentario. Yo soy muy crítico, pero confiaba en la sociedad. Lo
que las dictaduras hacen y lo que los sistemas autoritarios hacen es destruir la confianza en la sociedad y en las
instituciones. ¿Qué puedes hacer en los procesos de transición para lograr un
pequeño cambio? Tienes que buscar personas en quien confiar: puede ser tu
colega, el grupo, el partido. Tienes que encontrar la manera de confiar incluso
en instituciones con las que te estás enfrentando, porque ahí hay personas que
pueden ser dignas de confianza y brindarte apoyo.
Algunas veces tendrás que pagar con confianza por
adelantado, porque la desconfianza se da por sentada, así que lo que puedes
hacer para impulsar un movimiento por el cambio es pararte y permitir que
crezca un poquito de confianza. En las dictaduras y sistemas autoritarios las
relaciones entre las personas son destruidas. Es un método que aplican esos
sistemas. La gente tiene que encontrar la manera de confiar de nuevo entre
todos, en los dirigentes, en las instituciones”.
¿Ustedes piensan que lo que pasó en Bolivia tendrá
consecuencias en la situación venezolana?
—Harald Korff: En el caso que los venezolanos tomen
eso como un ejemplo, habrá consecuencias. Si no, no habrá consecuencias. De
hecho, cuando tú quieres hacer algo, lo tienes que hacer tú mismo, ¿quién más?
Si no lo haces, nada pasará. Yo le deseo a los venezolanos que los políticos
responsables de todos los bandos, que sienten responsabilidad por el país como
un todo, tomen decisiones a favor de toda la sociedad y no de una parte de la
sociedad. Espero que puedan encontrar una forma pacífica de comprometerse, que
cada partido ponga las cosas importantes por delante por el futuro de todos. La
responsabilidad de todos los sectores y la búsqueda del bien común son
necesarios. Aun cuando no todos estén de acuerdo en todas las cosas, la
perspectiva tiene que ser en base al bien común.
—Peter Keup: Yo creo que decidirse a impulsar un
cambio es difícil, pero si no lo intentas nada va a cambiar. En Bolivia las
personas hicieron un cambio que debería animar a las personas en Venezuela y en
cualquier lugar del mundo a no desistir. En nuestra experiencia y en nuestra
historia en Alemania, hemos podido constatar que la democracia es la única base
sobre la cual se puede alcanzar una sociedad justa.
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