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sábado, 27 de marzo de 2010

La transición democrática


Por Juan Miguel Matheus

Venezuela debe retomar su rumbo histórico. A partir de 1958 los venezolanos marchamos hacia el desarrollo. Y lo hicimos en libertad. Buscamos el progreso en democracia, siendo una República civil. Pero echamos para atrás. Las injusticias sociales, la oligarquización de los partidos y el clima de antipolítica generado por los medios de comunicación sirvieron de causa –o al menos de pretexto– para que Hugo Chávez encarnara toda la fuerza destructiva del pasado autocrático del país. Volvimos al viejo anhelo del militar que pondría en orden las cosas, especialmente las referidas a la justicia social.

El primer paso para retomar el rumbo será la transición democrática. En lo jurídico-institucional, transitar hacia la democracia significará desmontar la estructura totalitaria que nos sojuzga y asentar los pilares de una democracia constitucional. En lo propiamente político, supondrá alcanzar un nuevo consenso nacional, un espíritu de unidad nacional, a través del cual nos comprometeremos a defender el nuevo régimen de libertades con heroísmo y generosidad. Y en lo moral, equivaldrá a dar un vuelco a la cultura política criolla, formar a los venezolanos para que seamos capaces de aspirar un modo de vida cívica que promocione a las personas a través del ejercicio de las virtudes ciudadanas.

Evidentemente, lo anterior sólo será posible cuando Chávez no detente el poder. Eso debe ocurrir cuanto antes. Cada segundo de Gobierno bolivariano se traduce en años de futura reconstrucción, que serán necesarios para enderezar los entuertos que heredaremos. Como se trata de derrotar a una autocracia, no sabemos con certeza cuál será el momento concreto de la caída del régimen. Pero la historia enseña que los totalitarismos caen abruptamente. Por eso tenemos la doble obligación de, por un lado, poner cuanto medio sea requerido para que el chavismo se desplome y, por otro, prepararnos para la transición democrática, para emprender la reconstrucción del país sin demoras ni improvisaciones.

Así, es oportuno recordar lo señalado por el Profesor Francisco Plaza en una entrevista publicada por El Nacional el trece (13) de diciembre de 2009: “Hemos olvidado [los venezolanos] que la democracia es una forma de vida y no simplemente un conjunto de procedimientos para resolver nuestras diferencias a través del voto. La existencia de valores compartidos sobre la persona humana y su libertad es el fundamento indispensable de una vida democrática verdadera”. Aquí estriba el sentido más profundo de la transición democrática. Será la ocasión de establecer compromisos permanentes, con plenas consecuencias jurídicas y políticas, sobre la visión de persona y libertad humanas que ordenará nuestra convivencia política. Será el momento de esculpir los fundamentos éticos de nuestra existencia republicana. De cuál sea esa visión dependerá, en definitiva, la posibilidad real de retomar el rumbo. Manos a la obra.

jmmfuma@gmail.com
Twitter: @JuanMMatheus

Publicado por:
Ganar la República Civil

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