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sábado, 6 de marzo de 2010

Participa o te arrepentirás


Mucho hemos escrito, hablado y debatido sobre el gran dilema de la apatía, la desinformación y la falta de participación vecinal. Mucho hemos conversado que definitivamente estas son estrategias del gobierno rojo para dividir, aterrorizar y mediatizar a la opinión pública con un solo discurso.

Sin embargo en las reuniones en las que hemos participado en esta semana hemos notado un cambio importante de actitud de nuestros vecinos y amigos, los problemas son tan agobiantes, tan apremiantes y tan abrumadores, que muchos ciudadanos se están dando cuenta que ante la coyuntura política, económica y social, no nos quedan sino dos caminos, arrodillarnos y colocarnos la cachucha y la franela roja ó convertirnos en activistas pro democracia y organizarnos para colocar un muro de contención a la hegemonía roja.

No estábamos seguros, pero era lógico presuponer que el segundo camino sería la reacción razonable de una sociedad civil que se encuentra contra la espada y la pared, un experto en comunicación y psicología social nos relataba que los estudios de opinión de las últimas semanas denotaban un factor importante en el cambio de actitud de la gente común, antes existía una brecha muy importante entre la percepción que sentíamos sobre lo que le pasa al país y el rumbo que lleva, y sobre la percepción personal de lo que le sucedería a esa persona en el futuro inmediato.

Ante la pregunta ¿Qué opina usted sobre la situación del país? una mayoría respondía que las cosas van por mal camino, pero al preguntarle: ¿Qué opina sobre su situación personal en el futuro cercano? La respuesta era que no le iba tan mal. Es decir los problemas que afectaban al país, no le estaban afectando a él de manera directa, sabía que existían, pero no lo tocaban directamente.

Ahora la realidad es otra, los problemas que antes considerábamos lejanos, nos tocan la puerta de nuestros hogares y algunos se nos cuelan adentro, hablamos del gravísimo problema del suministro de energía eléctrica y de la falta o al menos del racionamiento del agua, que se metieron en nuestras casas, hablamos del problema de la inseguridad, del sistema de salud, de la libertad de expresión, de la inflación, del deficiente servicio de recolección de basura, de nuestro servicio de telefonía fija y móvil, de la conexión a internet, del desempleo, etc., que están tocando la puerta de nuestro hogares.

Y es completamente cierto, el ciudadano que quiere un cambio para el país se empieza a dar cuenta que su futuro está asociado irremediablemente al futuro de Venezuela. Si al país le va bien a nosotros, a nuestros hijos, a nuestros nietos les irá bien, sino seguiremos por el camino que la revolución Bolivariana nos ha trazado.

Vientos de cambios y esperanzas empiezan a recorrer el país, vientos que implican que la única manera de cambiar las cosas es mediante la organización y la participación de los ciudadanos, esperamos no equivocarnos.

Editorial del Equipo Productor

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