Chávez nos tiene locos

Editorial de Analítica.com, 29/07/2011

Presidentes enfermos en la historia han sido muchos pero no recordamos ningún caso en el que esos hechos se hayan convertido en una locura colectiva

Durante un buen tiempo la consigna de la masa chavista fue la de decirle a los opositores “ Chávez los tiene locos”; ahora podemos afirmar que eso es una verdad que se aplica a opositores y chavistas.

Con la novela de suspenso elaborada por Fidel y ejecutada por Chávez, la enfermedad del Presidente se ha convertido en la nueva obsesión de los venezolanos. ¿Qué si tiene cáncer de próstata?; que no, que eso no es posible. ¿Qué si le hicieron una colostomía? El propio Chávez dice que no, pero otros sostienen que si la tuvo pero se la quitaron en el último viaje a Cuba. Y así podríamos seguir enumerando las conversaciones que se hacen al respecto tanto en los círculos opositores como en el de los afectos al presidente.

Pero la verdad subyacente es que con esta manipulación de la enfermedad, y con el secreto bien guardado del verdadero alcance en la isla de la felicidad, se ha ido creando una psicosis colectiva sobre el futuro de nuestro país que nos impide concentrarnos en los males del presente.

La enfermedad de Chávez y su gravedad no deben convertirse en el pensamiento único del venezolano; el tiempo se ocupará de restablecer la verdad. Hoy y mañana y los días siguientes seguirán existiendo los problemas carcelarios, los secuestros express y la criminalidad desatada; la inflación no se detendrá con leyes; las viviendas no se construirán al ritmo ofrecido; no se resolverá la crisis de la salud interviniendo las clínicas privadas, ni mejorará el suministro eléctrico y tantas otras deficiencias generadas por la incompetencia de la actual administración.

No debemos dejar que manipulen nuestros sentimientos con la enfermedad de Chávez; presidentes enfermos en la historia han sido muchos pero no recordamos ningún caso en el que esos hechos se hayan convertido en una locura colectiva.

Venezuela adolece de muchos problemas que van a subsistir más allá de la buena o mala salud del primer magistrado. Lo que nos toca, a todos unidos, es empezar a resolverlos y olvidarnos de la megalomanía con la que nos quieren distraer de la tarea principal que no es otra que la reconstrucción en paz de nuestro país.

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