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martes, 19 de julio de 2011

Entre la barbarie y el progreso


Por Juan Marcos Colmenares, 18/07/2011

“Esta tierra es ancha y todos cabemos en ella sin necesidad de estorbarnos los unos a los otros”. (Rómulo Gallegos en Doña Bárbara.)

Históricamente Venezuela siempre ha padecido conflictos y tragedias, pero también hemos aprendido a vencerlos y superarlos. Hoy los venezolanos nos encontramos en un dilema porque el próximo año tendremos que escoger el país que queremos. Tendremos que decidir entre el pasado y el futuro, entre la barbarie y el progreso.

Se repite la tragedia que Rómulo Gallegos nos presenta en su novela “Doña Bárbara”: Una Venezuela cruel, falta de libertad y de justicia, donde subsistía la corrupción, la traición, el resentimiento y la brujería, representada por Doña Bárbara; opuesta a la civilización, la cultura y el progreso que representa Santos Luzardo.

No es cierto eso de que “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”, porque no existe delito alguno que nos haga merecedores de esta maldición chavista que sufrimos. Estos últimos 13 años, a pesar de los millonarios ingresos petroleros, hemos padecido de inflación, inseguridad, devaluación, control de precios, desabastecimiento de alimentos e incremento de la deuda. Hemos retrocedido y desperdiciado oportunidades, cuando otros países lograron crecer y prosperar a pesar de las guerras, la guerrilla y la pobreza.

Necesitamos un cambio de rumbo, donde se respete la inversión, la propiedad privada y la igualdad de oportunidades. Donde se limite la actuación del estado en áreas básicas como la educación, la seguridad y la salud. Y para lograr ese cambio, es necesario un nuevo liderazgo que promueva los valores familiares, la honradez, la valentía. Que estimule el trabajo, la preparación y el estudio como forma de ascenso social. Que logre recuperar la confianza en las instituciones, en los partidos políticos y en la democracia. Ese nuevo liderazgo lo representa María Corina Machado.

Ya Chávez representa el pasado, la barbarie, el resentimiento, la corrupción y el populismo. Representa a la Venezuela autoritaria, unipartidista y de un solo color. En cambio, María Corina simboliza el avance, la superación, la valentía y el coraje. Con ella cabemos todos los venezolanos de origen, pensamientos y opiniones diversas; y podremos convivir y respetarnos, sin ningún tipo de distinción.

María Corina romperá las cadenas que nos atan al pasado y nos llevará a un futuro promisorio y de progreso. A una Venezuela de paz y de tolerancia. A una Venezuela multicolor y sobre todo amarilla, azul y roja.

*Abogado
jmcolmenares@gmail.com

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