Por Edward Rodríguez
Quizás nunca nos imaginamos
negociando en condiciones adversas, perversas o en el justo momento cuando
sientes que tu vida está en riesgo o que ya no te pertenece, así vivimos
los venezolanos todos los días; ya seas un general de brigada pro gobierno, a quien
asesinaron el fin de semana en el estacionamiento de una farmacia en los Altos
Mirandinos, o un opositor radical; la delincuencia al momento de actuar no
pregunta por la tendencia o color político.
Por eso creo que la
principal solución a todos nuestros problemas, comenzando por el derecho a
la vida, pasa por salir de este gobierno, que llegó con la firme
intención de perpetrarse y cometer todas la atrocidades que identifican
plenamente a un régimen de corte militar, con algunos civiles de pantalla para
cuidar las apariencias; pero que al fin al cabo llegaron gracias a una parte
importante de venezolanos que creyeron en las promesas de la “Revolución del
siglo XXI”.
Hoy por hoy la
oposición venezolana prácticamente pulverizada por falta de unidad, por jugar
de manera separada y por desarrollar agendas propias, está recibiendo un voto
de censura de casi la totalidad de su principal capital político, los
opositores de a pie. Claro está, el gobierno sigue trabajando en su permanencia
en el poder, usa todas las formas para que la Unidad no vuelva a reunificarse y
en eso ha sido clave el tema del diálogo y sus fracasos.
Pese a todas las condiciones
adversas siempre se debe estar presto a la negociación; entiéndase bien que se
negocia cuando se tiene algo que dar y cuando se está dispuesto a recibir algo
y ambas partes comprenden que al final están ganando. En el caso del Gobierno
en este preciso momento, saben que el tema económico, las sanciones y la
corrupción los tiene atrapados.
Si bien la Comisión Europea señaló
recientemente que no hay condiciones para el diálogo en Venezuela, deben
explorarse otros métodos de negociación sin ser satanizados; si los esfuerzos
pasado se diluyeron y no funcionaron ni siquiera porque contaran con la
presencia de la Iglesia, pues es hora de reinventarse.
Negociación al estilo Grupo
de Boston
Una de las opciones pudiera
ser la metodología que ofrece el Grupo Boston, bastante sonado recientemente en
la opinión pública, y al que personalmente no le lanzaría piedras si no por el
contrario, auguraría por un planteamiento claro para el entendimiento entre el
Gobierno y la oposición. El Grupo Boston es una red de legisladores
venezolanos y estadounidenses originarios del 2002 que dio resultados en
aquel álgido momento en Venezuela; hoy sigue activo sumando nuevos integrantes.
Unas “mesas de ideas”, es la
propuesta inicial del Grupo de Boston; las mismas deben estar integradas
por miembros del gobierno y la oposición con ascendencia en las personas
que toman decisiones en ambos bandos. Estas mesas tienen que hacerse en un
ambiente acorde, dentro o fuera del país, con bajo volumen en la opinión
pública.
Lo innovador de este método
es que los participantes deben transformarse en una especie de creativos para
hacer un “banco de ideas” y opciones para ser revisadas, discutidas y
negociadas; porque al fin y al cabo el fin último es negociar, pero no morir en
el intento.
Venezuela no aguanta un
fracaso más.
06-11-18
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