Por Froilán Barrios
Así como la inflación sube
cual espuma diariamente en Venezuela, pulverizando la moneda nacional y el
poder adquisitivo del trabajador, en proporción geométrica se manifiestan los
índices de irritabilidad del gobierno nacional, quien ha adoptado una actitud
de exterminador contra las instituciones que a nivel internacional se atrevan a
cuestionar y evidenciar sus tropelías de todo calibre, contra los derechos
humanos y en particular los derechos laborales.
Esta conducta irracional
plena de soberbia del poder, condición típica del capricho de las tiranías, lo
conlleva a denigrar del Informe de la comisionada de DDHH de la ONU, contra el
Secretario General de la OEA, igualmente denostar del Grupo de Lima y de la UE
y de su supuesto agresor impenitente los EEUU.
En fin, este guion aprendido
del castrismo lo maneja a su antojo, aún cuando éste afecte la condición de
vida del pueblo venezolano. En esta oportunidad la ha emprendido contra la OIT
al emitir Informe gubernamental en tono rabioso el pasado 27/12/2019 dirigido a
Guy Ryder, Director General del organismo laboral tripartito.
¿Cuál es el origen de tanta
iracundia? Se debe al Informe publicado el 27/09/2019 de la Comisión de
Encuesta de la OIT designada por esta institución para investigar las
agresiones del régimen contra trabajadores y empleadores privados en la última
década, cuyo contenido demuestra la violación contumaz del régimen de los
convenios, 26 sobre fijación de salarios mínimos, 87 relativo a la libertad
sindical y 144 la consulta tripartita, reconocidos por el Estado Venezolano
desde el siglo pasado.
El informe firmado por el
Ministro del Trabajo cuyo contenido carece de todo talante diplomático y
jurídico, comienza por descalificar a los sindicatos venezolanos,
calificándolos de amarillos, adjetivo adjudicado a los sindicatos patronales,
cuyo concepto cuadra realmente es con los sindicatos rojos gubernamentales,
como lo es la Central Socialista Bolivariana de Trabajadores (CBST), fundada en
2011 por el fenecido presidente, cuyo máximo directivo es un genuflexo
alcahuete de todas las felonías y arbitrariedades cometidas contra sindicatos y
centrales sindicales autónomas.
El segundo artilugio
gubernamental es que la queja fue introducida por los empleadores privados, por
tanto los trabajadores no tienen facultad para adherirse, por tanto no tiene
validez la denuncia de los sindicatos, argumento risible ya que el convenio 87
incluye a empleadores y trabajadores en el derecho a disfrutar de la libertad
sindical.
El colmo del informe
gubernamental es el referente a la prisión de Rubén González, de quien se ocupa
no nombrándolo, pero si justificando su detención y enjuiciamiento por un
tribunal militar, aún cuando cumplía su deber de defender a los afiliados del
sindicato de la empresa Ferrominera. Lo anecdótico del caso es que el firmante
del texto hoy ministro del trabajo pasó de ser sindicalista a ser hoy un
desmoralizado funcionario de la tiranía.
Pues bien, mal termina el
año para el régimen, quien se ufana de mantener el poder controlado mediante
fanfarrias y coheterías de noche vieja, hoy como chacumbele se infringe una
raya mas ante la comunidad internacional, que cada día se convence de su
carácter antidemocrático.
31-12-19
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