Francisco Olivares 31 de julio de 2022
@folivares10
Las cosas no están definidas o muy fáciles
ni para el chavismo ni para la oposición frente a un escenario de elecciones
presidenciales previstas para 2024. La mitad de quienes se declaran chavistas
manifiestan descontento con la situación del país y quienes aspiran a un cambio
desde la oposición no están alineados con una opción ya definida.
La
mayoría de los venezolanos ha vuelto a mirar en el proceso electoral una vía
para generar un cambio político en el país. Pero no se percibe como una salida
definitiva si se entiende como el camino para generar los cambios necesarios
que lleven a reorientar al país, su economía y sus instituciones.
El pasado 21 de julio el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPYG) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), realizó el evento cerrado Prospectivas II Semestre del 2022, con participación de especialistas en su Mesa de Análisis Coyuntural quienes expusieron los escenarios del entorno internacional, económico, social y político venezolano.
Al
presentar los resultados de la encuesta de opinión pública realizada por el
CEPYG UCAB a finales del mes de junio de este año, Félix Seijas, director de la
firma Delphos, señaló que la mayoría de la población (72,5%) desea un cambio
que le permita mejorar su situación actual y tener un futuro mejor.
Y ese
cambio pasaría por la vía electoral: mediante la escogencia de un candidato
único de la oposición a través de un proceso de primarias y, votando en las
elecciones presidenciales programadas para finales de 2024.
Se
busca desesperadamente un cambio
Consultado
por El Estímulo, Seijas explicó que efectivamente esa mayoría de
venezolanos quiere un cambio en sus condiciones de vida.
Pero
ese bloque de quienes quieren un cambio en el país están divididos en dos
grupos: una mitad (35%) anhela que ese cambio venga de manos de otros
líderes distintos a quienes están hoy en el poder, desean algo diferente,
es decir un cambio político y la otra mitad (35%) que aspira un cambio y
estaría dispuesto a “que venga de donde sea”.
Plantean
que incluso podría venir desde el chavismo.
Seijas
explica que la desesperación de los encuestados por la situación del país es
tal que también estarían dispuestos a aceptar un cambio, aunque sea desde el
mismo chavismo.
El
estudio de Delphos refleja que la mayoría de los consultados sostienen que el
cambio en Venezuela no se ha producido porque “los líderes y los partidos han
dado prioridad a sus intereses y no hay un líder en la oposición”, al tiempo
que señalan que “la gente no sale a votar”.
La
mayoría (73%) prefiere luchar sin correr riesgos, es decir, prefieren la lucha
pacífica, y un sector de estos considera que hay que adaptarse.
Llama
la atención que 66% esté en desacuerdo con que “hay que buscar la manera de
irse del país” y 18,8% manifiesta que “está de acuerdo” con esa opción. Un
aspecto que refleja el estudio es que existe un sector radical de 16%
que manifiesta que estaría dispuesto a armarse para luchar.
El
director de la firma Delphos señaló que la disposición de ir a votar en este
momento es bastante alta, pero advierte que hay muchas variables por definir
para saber exactamente cuál es la opción más confiable para el cambio.
Elecciones
con variables por definir
“Esa
disposición a votar nos dice que en este momento hay un potencial importante,
incluyendo a las personas que les gustaría que hubiese unas elecciones en las
condiciones que ellos quieren y les gustaría participar en ellas. Pero faltan
muchas variables por definir y la definición de este gran sector que quiere
votar depende de cuando esas variables se vayan definiendo. Ese número a favor
de la participación se irá decantando”, señaló Seijas.
Entre
esas variables destacó lo que vaya a ocurrir con la selección de un candidato
único en la oposición a través de una plataforma que ofrezca credibilidad para
lo cual debe haber un acuerdo que ya está en proceso con el llamado a hacer
primarias.
Indicó
que la mayoría de los consultados opinaron que las primarias deben ser
organizadas por la sociedad civil y no por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Otra
de las variables a tomar en cuenta en opinión de Seijas va a depender del
mensaje que se envíe para promover la participación y convencer a los electores
de que a pesar de que no existan todas las condiciones favorables para unas
elecciones transparentes, tampoco el gobierno tiene el poder para controlar el
proceso totalmente y es limitado, especialmente si tiene que enfrentar a una
oposición unida.
Elecciones
y la balanza de los votantes
-De
qué tamaño es ese bloque que dice no estar ni con el chavismo ni con la
oposición pero que quiere un cambio para el país.
«Es
aproximadamente 35% de la población. No es que estén dispuestos a inclinarse
hacia uno o hacia otro lado, No lo dicen de manera explícita, no se identifican
con ninguno de los dos bloques. Ahora, a nivel electoral, cuando el proceso se
presente, la mayoría terminará votando por la oposición, no porque les guste,
sino porque no quieren lo otro, porque desean un cambio».
-¿Cómo
es en este momento la situación interna del chavismo? Tomando en cuenta la
pérdida acentuada que el estudio estima en 25% en este momento. Además cuando
usted se refiere al bloque chavista señala que existe un alto porcentaje
insatisfecho con lo que está haciendo Maduro desde el gobierno. Líderes locales
del chavismo han manifestado su descontento por el tema salarial y los malos
servicios públicos.
«En el
chavismo se detectan dos grupos. En total quienes se identifican como chavistas
constituyen 25% y ese número se divide en dos bloques iguales. Un bloque que es
el “chavismo duro” quienes se identifican como chavistas maduristas, que
consideran que la revolución es la que tiene que estar en el poder a toda
costa. No consideran ninguna otra opción, ni les pasa por la cabeza, y que si
va a haber algún cambio debe ser a partir del mismo chavismo y a quien apoyan
es a Nicolás Maduro».
«La
otra mitad es un “chavismo crítico” que reconoce que las cosas no están bien.
Ellos quisieran que la revolución estuviese en el poder pero desearan que
hubiera un cambio interno para que de alguna manera la revolución empezara a
responder a sus necesidades porque las cosas no están marchando bien y
estarían dispuestos a apoyar a otras opciones. Pero en este momento no ven
ninguna alternativa distinta que ellos consideren válida o que pueda ser mejor
que la que están en este momento. Por lo tanto se siguen identificando como
chavistas, pero ese es un tipo de seguidores que al chavismo le ha costado
movilizar en las últimas elecciones. Tanto en las elecciones presidenciales de
2018 como en las regionales, le ha sido más complicado movilizar a ese chavismo
crítico que está en este momento descontento».
«Hay
otro bloque de 10% que se ha desprendido y ya no apoya al gobierno actual
porque considera que ya no hay nada rescatable en quienes conducen la
revolución. Entre ese 10% si llegara a surgir alguna figura que pudiera
rescatar el camino que ellos piensan que Chávez llevaba y que se perdió,
podrían volver a apoyar al oficialismo».
-Ese
porcentaje tan alto de chavismo descontento que quiere un cambio dentro del
chavismo podría estar pensando en una opción distinta a Maduro para las
próximas elecciones, ¿existe algún estudio o señal espontánea entre los
consultados que hayan manifestado la necesidad de otro nombre para la
presidencia en 2024?
«No
hemos encontrado señales sobre eso por el momento. El chavismo nació siendo un
movimiento personalista con una estructura vertical y así lo entienden. Allí
hay uno que manda y los demás están por debajo. Y es Nicolás Maduro el que
manda, entonces no se plantean la posibilidad de otro líder. Si eso llegara a
plantearse de manera real, que no estuviese Maduro o que manifestara que no va
a seguir aspirando a la presidencia, pues allí el chavismo pasaría a
preguntarse quién podría ser el sustituto. Pero en este momento eso no ha
ocurrido. La gran mayoría del chavismo acepta a Maduro como la única opción».
-En
las elecciones del 21 de noviembre de 2021 (21N) el sector opositor fue
dividido. La plataforma unitaria entró muy tarde en la contienda y tuvieron que
competir con la Alianza Democrática, Fuerza Vecinal y otros grupos. En la
sumatoria final logaron mayor cantidad de votos que el chavismo pero perdieron
por la división. ¿Habrá condiciones para agrupar a esos sectores que han estado
enfrentados y cada uno arrastra una cantidad importante de votos?
«Ese
es el reto de la oposición entender que solos no puede nadie. La fuerza de uno
de esos sectores es relativa porque una de ellas por sí sola no puede enfrentar
al gobierno, no lo puede poner en riesgo al gobierno o incomodarlo. Ninguna de
esas corrientes por sí sola pueda representar un peligro para el gobierno.
«Solo
la unión es lo que lo produciría (el riesgo para el gobierno). La oposición
tiene que entender que eso es así y tendrían que lograr los acuerdos que sean
necesarios, aún con sus diferencias».
Félix
Seijas
-Desde
enero hay un proceso interno en los más importantes partidos de oposición que
se han planteado una restructuración interna para adaptarse a esta nueva etapa.
Estas transformaciones han partido de debates internos que reconocen errores
cometidos en los últimos años. Otro aspecto que se destaca es que estos cambios
los están liderando dirigentes jóvenes, “una nueva generación”, quienes son los
que en este momento están conduciendo el aparato de los partidos ya que gran
parte de los líderes conocidos están en el exilio, detenidos o inhabilitados.
¿Cuál es su visión?
«Los
partidos políticos comenzaron a percibir su realidad interna y la situación es
que se produjo una desconexión emocional entre sus estructuras y la población.
En la medida en que este distanciamiento ocurre, los espacios que se van
dejando nunca quedan vacíos, y otras estructuras comienzan a llenarlos, como
ocurrió con la aparición de Fuerza Vecinal, Alianza Democrática u otros
partidos».
«Las
principales críticas que arrojan todos los estudios hacia las estructuras
actuales de los partidos políticos de la oposición es que no existe una
reorganización interna. Esa fue una de las críticas principales: “siempre las
mismas caras”.
«También
se percibe la desconexión que señalan los estudios que indican que las
comunidades perciben que estas organizaciones son algo lejanas para ellos. Lo
que están haciendo internamente es una respuesta a estos análisis. O se adaptan
o seguirán perdiendo terreno. Pero, estas transformaciones internas no solo se
tienen que dar, sino que la gente tiene que percibirlas como válidas. En la
medida que eso ocurra fortalecerán su imagen frente a la población; de otra
manera seguirán perdiendo terreno», explicó.
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