Por Bernardo Kliksberg
@Bkliksbergok
Las olas de calor extremo
El mundo está experimentando olas de calor sin precedentes que superan los 100 grados Fahrenheit. Se han extendido simultáneamente sobre Estados Unidos, Canadá, gran parte de Europa, China, y otras regiones. Están dejando a su paso, un reguero de incendios salvajes, deshielos e inundaciones, destrucción de viviendas y de infraestructuras, migraciones forzadas, y víctimas humanas. En EEUU 100 millones de personas están sufriendo calores extremos. Están siendo afectados 28 estados. California decretó el estado de emergencia ante las llamas incontenibles que están acabando con miles de acres en el gran parque de Yosemite, y en otras áreas. Lleva más de dos semanas con temperaturas de tres dígitos. Ante el avance de los incendios y el humo tóxico que desprenden, el cielo se oscurece. China puso en emergencia a 28 provincias. En Europa se derrite la nieve de los Alpes, y hay daños severísimos en Inglaterra, Francia, España, Italia y otros. La aniquilación de árboles es amplísima en las zonas afectadas. Con ellos desaparece un gran absorbedor del fatídico dióxido de carbono, el principal gas invernadero.
Según dice la Organización Meteorológica Mundial (OMM); estas olas de calor son simultáneas en diversos lugares del planeta, cada vez más agudas, y de frecuencia creciente.
La vida diaria se hace muy difícil en estas condiciones para la población pobre, cerca de la mitad del orbe, que entre otras carencias no tiene acceso a aire acondicionado, y sufre escasez de agua.
Las advertencias de Al Gore
Gore ha formulado un agudo llamado de alerta ante las olas de calor. Ha señalado que “la supervivencia de nuestra civilización está en peligro… como nos vienen informando por años los cientistas climáticos sino dejamos de usar la atmósfera como un basurero, y no logramos enfrentar la trampa de calor generada por las emisiones contaminantes, las cosas serán mucho peores”. Denuncia “Mucha más gente morirá”.
Es una realidad, la emergencia global se ha anticipado. Exige que se debe avanzar más rápidamente.
¿Qué se puede hacer?
Los datos son contundentes. No hace sentido negarlos, o relativizarlos, como han hecho intereses económicos ligados a los combustibles fósiles con campañas sistemáticas de desinformación. El calentamiento global está produciendo cambios regresivos continuos, y se aproxima al temido umbral de superar el 1.5% sobre la temperatura pre revolución industrial. Después de ello habrá puntos de no retorno. El New York Times proclama editorialmente (24/7/22) “El cambio climático no es negociable” y pide enérgicas políticas regulatorias que cierren el camino a las emisiones sucias, y alienten la transición hacia energías alternativas. Se estima que 20 grandes empresas producen un tercio de todas las emisiones sucias. Las tecnologías para generar y utilizar energía solar, eólica, mareomotriz, y otras están progresando rápidamente. Han reducido dramáticamente los costos de dichas energías. El auto eléctrico se suma a ellas, y los consumidores lo están apoyando entusiastamente.
Las empresas tienen un papel decisivo. Deben apostar por la sustentabilidad. El ex Gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, les pidió que se empeñen en descarbonizarse por su propio futuro. Las que no lo hagan, sintetiza, están transitando hacia la quiebra. En EEUU las empresas de carbón perdieron el 90% de su valor. En la misma dirección Gorman, CEO de uno de los principales grupos financieros, Stanley Morgan, reflexiona irónicamente: “sino tenemos un planeta, no tendremos un buen sistema financiero”.
(*) Puede encontrarse en Amazon la nueva obra del autor “Retos éticos de la postpandemia”.
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