EFE 07 de septiembre de 2022
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La
crisis migratoria de Venezuela, que ha llevado a casi siete millones de
venezolanos a abandonar su país natal, va a ir a peor en los próximos meses y
años, según augura el director global humanitario de la organización Plan
Internacional, Unni Krishnan, que reclama más atención y recursos de la
comunidad internacional ante esta emergencia.
Después
de visitar la frontera entre Ecuador y Perú y comprobar que el flujo de
migrantes ha vuelto a ser constante tras la interrupción vivida por la
pandemia, Krishnan consideró que la esfera internacional no es conocedora de la
magnitud de esta crisis humanitaria.
«No creo que el resto del mundo sepa realmente lo desafiante de la situación para las agencias de ayuda y para gobiernos como el de Perú y el de Ecuador, cuyos recursos son limitados», comentó Krishnan, que pudo presenciar en la frontera cómo los migrantes llegan deshidratados tras recorrer miles de kilómetros, a pie en varias ocasiones.
«Es
importante que el mundo reconozca lo crítico de esta situación y que va a
empeorar», añadió el líder humanitario de Plan Internacional, una organización
enfocada en la infancia que brinda asistencia a los migrantes y refugiados
venezolanos en Colombia, Ecuador y Perú.
Recursos
insuficientes
En ese
sentido, Krishnan hizo un llamado a la comunidad internacional para incrementar
los recursos para atender la emergencia humanitaria de la migración venezolana,
pues afirmó que apenas ha financiado el 20 % de la respuesta a esta crisis,
menos que en otros episodios similares en otras partes del mundo.
«Esto
no es para menospreciar la importancia del cuidado a los niños que están en una
situación mucho más complicada dentro de Ucrania o en sus países vecinos. Ellos
necesitan ese apoyo ahora sin lugar a dudas, pero es también importante que el
mundo reconozca que ese apoyo es necesario en cualquier parte del mundo,
independientemente del país o en la latitud en la que estén», aseveró Krishnan.
«Es
verdad que en conflictos activos como Ucrania y Sudán de Sur habrá algunas
diferencia en las necesidades, pero cuando te fijas en las necesidades más
básicas, como nutrición, educación, y asistencia psicológica, no encuentras
tantas diferencias entre refugiados de diferentes partes del mundo», agregó.
Lección
para el mundo
Así,
Krishnan apeló a valores universales como la compasión y la colaboración para
dar asistencia a la masiva salida de venezolanos a otros países, y puso a
Colombia, Perú y Ecuador como ejemplo de solidaridad al acoger entre los tres a
4,3 millones de migrantes y refugiados procedentes de Venezuela.
Esto
es más de la mitad de los casi siete millones que han salido del país, según
los últimos datos de la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para
Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V).
«Han
abierto sus fronteras y corazones para recibirlos, cuando en muchos otros
sitios en el mundo son extremadamente restrictivos y no están dispuestos a
acoger ni siquiera a niños y niñas», indicó Krishnan.
«Es
bueno reconocer su apertura, especialmente en comparación con países
occidentales que sistemáticamente bloquean la llegada de niños refugiados»,
reiteró al considerar que «es una importante lección para el mundo», «muy
valiosa para preparar a otros países» ante situaciones similares.
La
importancia de las «necesidades invisibles»
El
activista incidió especialmente en las «necesidades invisibles» de los menores
de edad que se encuentran dentro de este movimiento migratorio, especialmente
en el aspecto emocional y de salud mental, que muchas veces es dejado de lado u
olvidado.
Para
Krishnan, estos aspectos son tan importantes como otros más tangibles, tales
como complementos nutricionales, albergue, educación y servicios de protección
infantil.
«Los
niños pequeños que han sido separados de sus familias y amigos o que han
perdido a sus padres son más propensos a consecuencias emocionales. Hay niños
que probablemente reciben menos atención o ayuda, y que no pueden ser
escolarizados», detalló Krishnan.
«Es
importante entender los daños psicológicos de una crisis. Por eso priorizamos
siempre las necesidades invisibles. Tener un techo, agua o ropa son visibles,
pero las necesidades emocionales no son siempre visibles», insistió.
Gran
impacto con pocos fondos
Esto
obliga a ser creativos para poder ganarse la confianza de los menores migrantes
y darles asistencia emocional y psicológica, pero lamentó que, a veces, los
fondos solo lleguen por un tiempo limitado, y «cuando logras ganarte la
confianza de los niños para que expresen sus sentimientos, el proyecto se
acaba».
Por
eso Krishnan enfatizó el gran impacto que pueden tener iniciativas con pequeños
recursos, como una unidad móvil de su organización que trabaja en brindar
servicios de asistencia a niños y niñas migrantes de Venezuela entre la
frontera de Ecuador y Perú.
«Lo
más importante es la gran necesidad de ayuda para rellenar ese espacio, de modo
que los gobiernos, las comunidades y las organizaciones humanitarias puedan
incrementar esa asistencia humanitaria», finalizó.
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