Lester Toledo 29 de septiembre de 2022
@LesterToledo
Los
mismos hipócritas que impidieron a fuego y balas que pasaran cientos de
toneladas de comida y medicamentos de carga humanitaria por ese puente
fronterizo, son los mismos que hoy se visten de gala y sonrisas falsas para
abrazarse y reabrirlo. Toda una ironía.
Y es
que esta semana lo que vimos, principalmente en Cúcuta, entre Fredy Bernal por
el lado venezolano y Gustavo Petro, del lado colombiano, fue un verdadero circo
y una tragicomedia.
No podemos olvidar que sobre ese mismo puente Simón Bolívar, cuando esperanzados nos disponíamos a abrir un corredor humanitario el 23 de enero de 2019, fueron los colectivos comandados por el propio Bernal, entonces “protector” del Táchira, quienes incendiaron criminalmente dos camiones cargados de ayuda que iban para el pueblo venezolano. Y hoy, se atreven a decir, que por humanidad, la reabren. Repito, toda una ironía y un supremo acto de hipocresía.
Porque
no debemos perder ni la memoria, ni las perspectivas. El cierre de la frontera
con Colombia se dio por decisión unilateral de Nicolás Maduro Moros.
Recordemos
lo que pasó en localidades como Mi Pequeña Barinas de San Antonio del Táchira
en agosto de 2015, cuando Maduro lanzó sus comandos de la Operación de
Liberación del Pueblo (OLP) en contra de los hermanos colombianos que habitaban
en esa franja fronteriza para intimidarlos, saquear sus pertenencias, demoler
sus casas, expulsarlos y deportarlos. No podemos olvidar la dolorosa imagen de
miles, casi 22 mil colombianos, retornando a su país con sus pertenencias y
niños a cuestas por las trochas y el río.
Tampoco
debemos olvidar que tanto el cierre de la frontera y ahora su reapertura, lo
que ha representado y representa hoy, es el gran negocio para quienes mantienen
el control de esta.
Y si
me permiten, quiero retomar un episodio que me tocó palpar en esa misma
frontera, al norte del Departamento de Santander del lado colombiano, porque no
me lo contaron, yo lo viví, en este mismo tramo que hoy vistieron de banderas,
fiesta, colores y abrazos.
Fue en
abril de 2019 que estuve bajo ese puente para constatar las condiciones de
miles de venezolanos que estaban saliendo por la frontera, y me tropecé con
otra tragedia aún mayor, la de la extorsión y cobro de vacuna para condicionar
el paso por las trochas ejecutadas por bandas criminales que estaban a la orden
de Fredy Bernal.
En
pesos y en dólares los colectivos del “protector” extorsionaban criminalmente a
los venezolanos, que necesitados de comida o medicinas cruzaban hacia Colombia.
Una operación que le generaba a este emisario de Maduro y a sus delincuentes,
unos US $3.600.000 por mes, a razón de un promedio de US $120.000 por día.
Desde
ese entonces, lo dijimos, el cierre de la frontera, y hoy la decisión de su
reapertura, no obedeció y no obedece a temas de humanidad, ni a nacionalismo,
ha sido y es un negocio y un tema a conveniencia del régimen, que como siempre
lo ha hecho, jugar con la necesidad y la urgencia del pueblo venezolano.
Se
trata entonces de una determinación es “netamente política”, una negociación
ganar – ganar entre Maduro y Petro, solo ellos ganan. El primero busca
empoderamiento político y reconocimiento internacional, y el segundo busca
aliados para Colombia que le permita entablar diálogos de paz con la guerrilla
del ELN, que también tiene presencia en territorio venezolano.
Nunca
hubo una motivación humanitaria tras esta reapertura que hoy celebran, todo lo
que se ha dado son actos de descarada hipocresía.
Lester
Toledo
@LesterToledo
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