Eddie A. Ramírez 20 de septiembre de 2022
Varias
organizaciones de la sociedad civil están trabajando para lograr una relación
ganar-ganar con los partidos políticos en beneficio del país. Una de esas
iniciativas son las Tertulias que llevan a cabo Aragua en Red, Ciudadanía
Activa, Compromiso Ciudadano, Gente del Petróleo, Espacio Abierto, Grupo La
Colina, La Tertulia de los Martes, Manifiesta, Médicos Unidos de Venezuela y
Red de Organizaciones de Baruta.
En una de ellas participaron el padre Luis Ugalde y Ángel Oropeza. Ugalde sentenció que “la política controlada por los partidos murió. La realidad es otra, tienen que reaprender y acercarse más a la población” . Oropeza enfatizó en la pérdida de la confianza y las diferentes teorías sobre el cambio político. Aquí, nuestra opinión sobre algunas causas de la desconfianza entre políticos y sociedad civil.
La
desconfianza no es una característica de los venezolanos, sino una peculiaridad
mundial que se acentúa en tiempos de crisis cuando no hay liderazgo. Alain
Peyrefitte la puso sobre el tapete en su libro La société de la
confiance. En ese ensayo sostiene que la confianza debe ser en uno
mismo, en relación con terceros y sobre la estrategia a seguir, sea económica,
política o bélica.
La
pérdida de confianza en los partidos y sus dirigentes fue gradual. El
clientelismo, divisiones por divergencias personales y gestiones erráticas
fueron minando el apoyo popular. La candidatura extra partido de Rafael Caldera
en 1994 fue una advertencia. El triunfo de Chávez en 1999 confirmó la brecha.
Chávez logró imponer una Constituyente ilegal y electa truculentamente, a
pesar de tener minoría en el Congreso, gobernaciones y alcaldías. Además, los
partidos democráticos tuvieron que acudir a la candidatura del golpista e
hipócrita Arias Cárdenas.
La
popularidad de Chávez en el 2002 estaba en un 30 por ciento. Posteriormente,
logró que el CNE aplazara el referendo revocatorio presidencial hasta
que, por efecto de las Misiones, su popularidad remontó. Pretendimos
revocarlo sin ofrecer quién sería el sustituto. El resultado no fue
sorpresa para los dirigentes de los partidos de oposición, ni para algunas
organizaciones de la sociedad civil. Sin embargo, en vez de aceptar la derrota,
optaron por propagar el mito del fraude en las máquinas y que el CNE cambiaba
los resultados. Nos engañaron y nos complació el engaño.
En las
parlamentarias del 2005, los opositores optamos por la abstención para
presionar un cambio en el CNE y que se eliminaran las máquinas. Lo que la
dirigencia partidista no ha reconocido es que no presentaron candidatos porque,
según sus cálculos, no hubiesen obtenido más de una docena de diputados. En las
elecciones del 2006 y 2013, la diferencia a favor de Chávez fue grande. Desde
luego, este puso a su servicio los recursos del Estado, el amedrentamiento a
los electores y la parcialidad del CNE, que prohibió la participación de
candidatos inhabilitados ilegalmente, no actualizó el Registro Electoral,
permitió la abundancia de votantes asistidos y la extensión del horario de
votación. Sin embargo, los partidos nunca han reconocido que en un número
elevado de Mesas electorales no tuvimos testigos, por lo que el chavismo manejó
las máquinas a su antojo. Con Maduro sucedió lo mismo y, adicionalmente, el CNE
no permitió una auditoría total, que quizá hubiese favorecido a Capriles.
Sin
base, muchos sostienen que cuando derrotamos el primer intento de cambiar
la Constitución, cuando barrimos en las parlamentarias del 2015 o cuando
ganamos gobernaciones y alcaldías fue porque el régimen se descuidó. Esta
aseveración es falsa e injusta con quienes fueron artífices de esos
triunfos.
Otros
hechos que han distanciado fue presentar algunos candidatos sin méritos para la
Asamblea Nacional, gobernaciones y alcaldías, no ponerse de acuerdo en algunos
casos para ofrecer un solo candidato, así como demorar la realización de
elecciones internas. También, la proliferación de partidos que solo se
diferencian en el nombre del que lleva la voz cantante. El que algunos
dirigentes interfirieran en Monómero Colombo Venezolanos fue un crimen y una
estupidez. Negarse a aprobar el presupuesto para los honorarios de
los abogados que defienden a Citgo y otros activos es una traición y una
torpeza.
Algunos
dirigentes han sido injustos con sus competidores de la misma oposición,
al descalificarlos por no lograr sacar a Maduro en seis meses, no
acatar los mandatos de las dos Consultas populares o en no exigir la
intervención de una fuerza extranjera. Desde luego que las redes sociales
son extremadamente críticas al descalificar a veces sin razón. Muchos
ciudadanos de a pie y dirigentes no entienden que no es fácil sacar a un
régimen que controla el Poder Judicial y el Electoral, además de contar con el
apoyo del Alto Mando Militar.
Para
salir de la dictadura es imprescindible volver a tener confianza en los
dirigentes de los partidos. Estos deben reconocer errores, hacer propósito de
enmienda, escuchar a la sociedad civil, desprenderse de ambiciones personales y
de militantes corruptos. Las organizaciones de la sociedad civil no pueden
asumir la conducción política, pero sí tienen que realizar propuestas y
críticas constructivas, orientar a los ciudadanos y denunciar los
atropellos del régimen. Todos tenemos que entender que no hay salida mágica.
Votar es la única opción, aún con las condiciones leoninas del régimen.
Las demás son buenos deseos o propuestas engañosas; debemos cesar las
descalificaciones injustas y entender que solo saldremos del régimen con unidad,
con un buen candidato presidencial, con testigos bien formados en las Mesas,
votando masivamente, y dispuestos a defender nuestro voto en las calles.
¿Esto garantiza el triunfo? No, Maduro puede acudir a sus lacayos del TSJ, CNE
y del Alto mando Militar.
Como
(había) en botica: Olga Ramos fue una infatigable
luchadora por la democracia y la educación. Antonio Ecarri (h) debería saber
que los excesos de ingresos sobre egresos de Citgo son para ir cancelando
deudas adquiridas indebidamente por el régimen. Nuestro pésame a familiares de
José Félix Muñoz y Gilberto Chirinos, compañeros de Gente del
Petróleo y Unapetrol ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Eddie
A. Ramírez
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