Roison Figuera 04 de septiembre de 2022
A mediados de julio, ocho
expertos en diversas áreas de servicios públicos hicieron recomendaciones a dos
organismos clave que coordinan fondos de cooperación internacional para
Venezuela. José María de Viana, uno de los firmantes de la carta, explica
a TalCual que el
objetivo no es «hacer acusaciones de corrupción» porque eso «rompe el mensaje»,
pero sí hacerles entender que deben introducir correctivos porque se han
gastado miles de millones de dólares en agua, luz y comunicaciones «y las cosas
se hicieron mal» por no cumplir las normas internacionales y los criterios
técnicos. Cita el caso de un hospital en Cabimas con problemas de suministro de
agua potable donde la Unicef financió un pozo del que salió agua salada
El 9 de julio de este año ocho expertos en el área de servicios públicos suscribieron una carta dirigida al presidente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) Sergio Díaz-Granados y al coordinador residente de la Organización de las Naciones Unidas en Venezuela Gianluca Rampolla. La misiva, encabezada por la firma del ingeniero civil y expresidente de Hidrocapital, José María de Viana, se emitió para emplazar a los mencionados funcionarios a poner en práctica estrategias administrativas que den transparencia al uso y paradero de los recursos que se liberen de la cooperación internacional y así evitar que el fracaso y la opacidad en esas inversiones se reproduzca.
La
iniciativa de los expertos surgió luego de que se diera a conocer una alianza
entre la ONU y la CAF para apoyar en la recuperación socioeconómica de
Venezuela. De acuerdo a una nota de prensa divulgada el 6 de julio por la ONU,
ambos organismos centrarán la colaboración en tres ejes principales: la
movilidad humana, el desarrollo productivo y seguridad alimentaria y la
recuperación y restablecimiento de los servicios básicos.
«Esta
nueva alianza entre nuestras organizaciones, con décadas de presencia en Venezuela,
es un paso adelante importante para movilizar recursos y compromisos de todos
los actores para apoyar a una recuperación socioeconómica sostenible», dijo
Rampolla, citado en el texto.
La
crisis se gestó en momentos de bonanza
Entrevistado
por TalCual, José María de Viana, expresidente de
Hidrocapital y de Movilnet, aclaró que el problema de la nación con
respecto a los servicios públicos no se produjo por la falta de recursos
financieros, sino que la debacle comenzó en un entorno de enorme abundancia.
De
Viana enfatiza que esta es una de las premisas que se intentó comunicar en la
carta, pues el problema es que las grandes inversiones fueron
asignadas a dedo a empresas, se inflaron las facturas y no se hicieron los
estudios pertinentes.
Un
ejemplo de ello podría ser la empresa Odebrecht, cuyas obras para la compañía
Metro de Caracas siguen en su mayoría sin finalizar.
De
Viana recuerda que en los últimos 20 años se contabilizaron inversiones
de más de 100 mil millones de dólares para el sistema eléctrico y más de 10 mil
millones en agua potable. Desde el Ejecutivo se pusieron en práctica
decisiones que se tradujeron en fallas en la concepción de los proyectos, obras
inconclusas y abandonadas.
No
obstante, cita de Viana el texto: «Todas estas malas prácticas no han sido
responsabilidad exclusiva de todos los venezolanos: los principales bancos
multilaterales y las agencias de cooperación de distintos países han
participado en cada una de ellas».
Los
hechos ponen en evidencia la improvisación. De Viana comenta que la Unicef ha
invertido dinero en Venezuela en obras que no solucionaron los problemas de la
ciudadanía por falta de criterio técnico, como lo ocurrido en Hospital de
Cabimas, en el estado Zulia.
«Allí
tienen problemas de agua. Perforaron un pozo al lado del hospital y del pozo
salió agua salada. No había que ser un genio para saber que ahí no se podía
perforar un pozo», dijo.
De
forma reciente se anunció que la transnacional Siemens firmó
contratos con la administración de Nicolás Maduro para trabajar en las
instalaciones de generación a gas y diésel que dan servicio en Caracas, así
como las que suministran electricidad a la infraestructura utilizada por la
industria petrolera, según informó a la agencia Bloomberg, el
gerente comercial de la empresa en el país, Eric Soto.
La
empresa alemana recibió licencias del Tesoro de Estados Unidos para trabajar
con la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), propietaria de las plantas, a
través de terceros y con la eléctrica Corpoelec, dijo Soto.
Las
reparaciones podrían impulsar la generación de energía en alrededor de 1.000
megavatios para Caracas, ayudándola a superar los apagones regulares y años de
racionamiento, así como mejorar el suministro de energía en las áreas
productoras de petróleo afectadas por apagones.
A
medida que la economía de Venezuela comienza un repunte lento, Maduro intenta
reconstruir el sistema de generación del país con un plan para invertir
alrededor de 1.500 millones de dólares para recuperar unos 9.000 megavatios de
producción para 2025, según un documento de Corpoelec visto por Bloomberg.
Sobre
esta visión, De Viana ha calificado como poco idóneo que ese contrato (del que ha hablado
Maduro) sea otorgado a una sola empresa, pues justamente es contrario a las
prácticas internacionales. «Nunca en el mundo se realiza un contrato de esa
magnitud con una sola compañía. Todos estos trabajos se hacen a través de
competencias internacionales», ha dicho.
Aunque
no duda de la capacidad de la compañía, señala que los precios mejorarán si
ellos tienen que competir con otros operadores.
Culpas
compartidas
De
acuerdo a lo que señala De Viana, en el texto enviado a CAF-ONU y firmado por
German Uzcátegui Briceño, César Aguirre Urbaneja, Manuel Guevara Baro, María
Elena Corrales, Elena Vega Ribas, Norberto Bausson García y Miguel Nucete
Hubner, se recuerda que, por ejemplo, hay dinero del Banco de Desarrollo de América
Latina en obras como la represa Tocoma, un proyecto que tuvo «más de
seis años de retraso y con un incremento del costo original de 272 %», de acuerdo
a un informe de Transparencia
Venezuela.
También
existe dinero del fondo en obras como Tuy IV, un embalse en los Valles del Tuy
–sobre el río Cuira– que comenzó a construirse en el año 2009 con la promesa de
surtir a la capital del líquido y acabar con los problemas de suministro
durante las siguientes cinco décadas, pero que permanece inconclusa.
De
acuerdo a la fuente, la idea es que los nuevos funcionarios tengan información
de lo que «pensamos causó que tanta inversión se perdiera y que efectivamente
el resultado terminara siendo lo contrario a lo que se quería lograr: que
empeoraron los servicios».
—¿Existen
aspectos que puedan definir los patrones de corrupción que hubo en medio de
inversiones para el sector de servicios públicos?
—Hacer
acusaciones de corrupción podría romper el mensaje. Lo que queremos decir es
que internacionalmente se han definido unos procesos que reducen los costos de
contratación y aumentan la eficacia de la inversión. Cuando escribimos la carta
no hablamos de que fue el gobierno sino de que fueron los
venezolanos. Ojo, no tenemos nada que ver en lo que se hizo, más bien lo
hemos criticado, pero en la carta más que hablar mal del gobierno queremos
decir que los funcionarios también son responsables de la historia.
—¿Cuál
fue el sector donde las inversiones se vieron más empañadas por
irregularidades?
—Las
prácticas fueron similares. Las cosas que hicieron mal fueron las mismas en el
área de agua, luz y comunicaciones. Lo que pasa es que los montos son distintos.
Más dinero se gastó en electricidad, el monto ronda los 100 mil millones de
dólares, mientras que en agua se gastaron 10 mil millones.
—¿Cuáles
fueron las cosas que se hicieron mal?
—Fueron
errados en todos los casos: las obras se dieron por asignación de dedo, sin
competencia. Nos hemos enterado de mucho de lo que pasó aquí no por información
oficial, sino por casos como Odebrecth, donde los mismos señores de las
empresas contaron cómo funcionaba el negocio de las contrataciones. Luego que
apareció Odebrecht en 1999 nunca más hubo licitaciones.
—¿Cuál
es el primer indicador de transparencia?
—No
temer del control ciudadano. Por ejemplo, cuando tienes un sistema transparente
y planeas comprar 300 camiones y publicas la información detallada de las unidades
y del monto de la inversión se permite a la ciudadanía conocer el destino de
los recursos. También de esta forma permites que los gremios opinen que
los académicos hagan recomendaciones sobre cosas que podrían hacerse de una
forma distinta y que podrían arrojar mejores resultados. Cuando las cosas se
hacen bajo estos principios la gente puede controlar más a los funcionarios.
—Ha
insistido en el tema de las licitaciones ¿Qué tanto empaña el destino de una
inversión la falta de este proceso ?
—Esto
no es un invento, se trata de normas internacionales para el manejo de dineros
públicos. Hay que hacer licitaciones. Nadie tiene tanto poder como para imponer
un contratista o controlar los pagos ¿Qué pasa? Si alguien hace el favor de
hacer estas conexiones, más adelante lo cobrará y por eso es que las cuentas
son mayores. Cuando los procesos son transparentes no hay que pagarle favores a
nadie porque la gente compite.
Protocolos
para rehabilitar lo que queda
El
Sistema Eléctrico Nacional (SEN) se encuentra deteriorado en sus tres ramas:
generación, transmisión y distribución, debido a la falta de inversión que ha
imperado en los últimos años. Mediciones del Comité de Afectados por los
Apagones, presidido por Aixa López, indicaron que desde el 7 de marzo del
2019 hasta el 6 de marzo de este año se registraron 438.568 fallas eléctricas.
El mismo movimiento reportó el 25 de agosto que en lo que va de año se han
registrado 81.178 fallas.
En
cuanto al servicio de agua, es preciso destacar que entre 1999 y 2000 se
distribuían 147.000 litros de agua por segundo al país. Ahora es
solo la mitad. La mayor falla en el sistema hídrico de la nación se
presenta en la fase de bombeo, pues a las estaciones nunca más se les
metió mano.
De
acuerdo a la investigación realizada por TalCual titulada Ese futuro que sigue pendiente «para el inicio
del nuevo milenio había un plan para robustecer el sistema hídrico que se
formuló en los 70 y se revisó en los 80. Significaba que en los últimos 20 años
se debía incrementar el suministro entre 20% y 30%. En el plan se determinaba
de dónde traer esa agua adicional. En el caso de la Gran Caracas era el Tuy IV,
pero ninguna de las obras tuvieron feliz resultado».
—¿Señor
De Viana, con el área comunicacional qué pasó? Con el lanzamiento de los
satélites podría pensarse que hubo logros en la planificación.
—El
gobierno compró tres, aun cuando lo que han debido hacer es extender la red de
fibra. Se gastaron más de mil millones de dólares y nadie entiende bien para
qué sirvió. Tomaron Cantv y Movilnet y se fueron por el tema satelital en lugar
de dotar a ambas compañías de aparatos de alta tecnología.
En esa
carta decimos miren, por eso fue que gastamos tantísimo dinero. Y
si preguntan dónde están les decimos que están en obras que no sirven y que
pese a que fueron muy costosas y que no se terminaron de construir, el problema
no es terminarla de construir sino que si usted vuelve a hacerlo igual que
antes costarán muy caras y no se construirá lo que no se tendrían que
construir.
—Los
protocolos que menciona son aplicables exclusivamente para iniciar nuevas obras
o también para retomarlas, tomando en cuenta que ya ha dicho antes que la
nación inicialmente no necesita que se construya nada nuevo sino rehabilitar lo
que ya está.
—Hay
que decir que hay muchos ejemplos sobres las fallas, que no son inventadas por
nosotros y no son ninguna cosa chiquita. Estos protocolos son avalados
internacionalmente para el correcto manejo de los dineros públicos. Pueden
aplicarse en nuevas construcciones o retomar otras. Lo importante es que se
cumplan con los principios de transparencia, es decir: que la ciudadanía pueda
acceder a la información, que existan licitaciones, que haya competencia en las
empresas optantes y que se hagan los respectivos estudios técnicos y logísticos
para poner en marcha los trabajo. No debe permitirse improvisar.
No
hablamos de construir obras nuevas. Alrededor de 1.500 millones de dólares en
agua y 15 mil millones se requieren en los primeros años. Si tú haces un
pedacito bien eso tendrá resultados, sino será más de lo mismo.
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