Brian Fincheltub 04 de septiembre de 2022
@BrianFincheltub
La
Real Academia Española define el negacionismo como la “actitud que consiste en
la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales
relevantes, especialmente el holocausto”. Al día siguiente de la Segunda Guerra
Mundial, Europa se levantaba en medio de los escombros y la desolación que
habían dejado seis años de confrontación bélica en su territorio, pero también
siendo testigo de uno de los mayores crímenes cometidos contra la humanidad: el
asesinato de más de seis millones de judíos a manos del régimen nazi de Adolfo
Hitler.
La mayor maquinaria de exterminio que haya conocido el mundo no nació unos pocos días antes de la caída de las potencias del Eje. Todo lo contrario, el primer campo de concentración para prisioneros políticos fue creado en marzo de 1933, en la ciudad alemana de Dachau, unos doce años antes del fin de la guerra. Los nazis comenzaron recluyendo allí a los criminales comunes, le siguieron los comunistas y los socialdemócratas, luego los gitanos, los homosexuales, los testigos de jehová y los judíos. Dachau fue solo el comienzo, durante la existencia del nazismo, se contabilizan al menos veinticinco mil campos de concentración en Alemania y territorios ocupados.
Con
semejante infraestructura al servicio de la muerte, era prácticamente imposible
ignorar lo que pasaba: los trenes transportando miles de inocentes, el
incesante ruido de los fusiles y el olor a carne humana incinerada. Aun así,
fue solo con el fin de la guerra, entre desmayos y la consternación producida
por las escenas dantescas de los campos liberados, que muchos pobladores
aledaños a los campos de concentración decían darse por enterados de lo que
allí ocurría.
En los
tiempos que vivimos es cada vez más común leer o escuchar todo tipo de teorías
conspirativas y negacionistas sobre los grandes acontecimientos que han marcado
la historia de nuestra civilización. Hay quienes lo hacen por ignorancia, pero
otros impulsados por el odio, absolutamente conscientes del tenor de sus
palabras. De allí que sean cada vez más los gobiernos que penalicen a los
negacionistas y a quienes hagan apología al nazismo, haciendo frente a lo que
podría convertirse en una peligrosa tendencia que pueda poner en riesgo los
avances en materia de resguardo a la dignidad humana y no-discriminación
alcanzadas en las últimas décadas. Y es que el primer crimen que cometió el
nazismo fue el crimen de odio, estigmatizando, persiguiendo, para finalmente
degradar como “seres inferiores” a quienes posteriormente se encargaron de
exterminar.
Que
veamos este tipo de manifestaciones en la Venezuela actual no nos sorprende.
Negar la evidencia histórica no es algo nuevo en el chavismo, ha sido una de
sus prácticas predilectas desde que llegaron al poder. Se han empeñado no solo
en borrar de donde venimos, sino que han intentado con todo tipo de recursos
reescribir una nueva versión de nuestra historia común. No nos queda otra que
ser tercos y aferrarnos a ese pasado que nos une y a la esperanza de un futuro
que nos reencontrará.
Brian
Fincheltub
@BrianFincheltub
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