Por Edward Rodríguez
Inicio estas líneas con una
experiencia que viví este fin de semana. Me tomé con mi familia y amigos unos
días; nos fuimos a los llanos venezolanos, específicamente al estado Barinas,
cuna del fallecido presidente Hugo Chávez, del que por cierto, no hay
el más mínimo recuerdo.
En Barinas navegamos, hicimos
rafting en dos en los caudales de dos ríos que nacen en los picos andinos, algo
único e inigualable que reconforta, que nos pone en contacto directo con la
majestuosidad y grandeza de este país y, por supuesto, nos llena de fuerzas,
esperanzas y un sinfín de motivos para seguir luchando por Venezuela.
Cuando nos conducían del
pueblo de Acequias hacia el sitio exacto para navegar, y nos adentrábamos en
las montañas, como era de esperarse, el tema principal de las 25 personas que
participaríamos de la actividad recreativa, fue las benditas elecciones
regionales. Sólo tres, incluyéndome, de los 25, opinamos que tenemos que ir al
proceso; mientras que los otros 22 compañeros se dedicaron a lapidar a
la MUD.
Recuerdo comentarios como:
“¿Para qué vamos a participar, para que nos roben nuevamente y Tibisay vuelva
anunciar a la media noche que ellos obtuvieron más o menos gobernaciones que
nosotros?”. También decían: “los políticos lo único que piensan es en
sus negocios, llegar al poder y nos les importa la muerte de más de 100 jóvenes
en estas protestas”.
Cada argumento más sustentado
que el otro y expresado con mucha vehemencia; todos parecían analistas
políticos con su verdad; vaya tarea tan difícil convencerlos de lo que yo
considero que debemos hacer: participar en las regionales.
Defender la calle como
acción principal, es en la calle donde hemos demostrado al régimen y
al mundo que somos una gran mayoría
Allí estábamos, los tres
contra 22, un debate desigual en número pero había que darlo antes de llegar al
río, nuestros argumentos se basaron, primero, en defender la
calle como acción principal, es en la calle donde hemos demostrado al régimen y
al mundo que somos una gran mayoría y con una fuerza inquebrantable;
hasta en los pueblitos del llano como Acequias han salido manifestar, no nos
hemos enterado porque no hay medios que lo reseñen.
El segundo argumento expuesto
fue la presión internacional que han emprendido nuestros políticos en
el exilio, nuestros compatriotas regados por el mundo; y las esposas de
los presos y perseguidos políticos del régimen, gracias a todos estos
esfuerzos, hoy más países están más pendientes de Venezuela y actuando en la
medida de sus posibilidades para contribuir en la lucha por
la democracia en el país.
Ellos juegan a que no nos
inscribamos, juegan a desmoralizarnos; si no participamos ellos se siguen
quedando con el país
Finalmente el tercer y más
emblemático argumento fue, el deber y el derecho a votar; si no lo
hacemos nosotros, el régimen con el pírrico y escuálido apoyo que les queda,
volverá a hacer lo que hizo con la elección de
la Constituyente. Ellos juegan a que no nos inscribamos, juegan a
desmoralizarnos; si no participamos ellos se siguen quedando con el país, pues
las elecciones las van hacer llueva, truene o relampaguee.
En aquellas majestuosas
montañas de los inigualables llanos venezolanos me tocó recordarle a mis
compañeros de rafting que si nos inscribimos le ganamos la mayoría de las
gobernaciones, como ocurrió en el 2015 con la Asamblea
Nacional, cuando obtuvimos 113 curules, cuando las proyecciones más
optimistas apuntaban a que serían 80. Contra la soberanía del pueblo no puede
nada, ni nadie.
Soy de los que cree que es
mejor correr que quedarse sentado viendo la carrera, eso sí, tenemos que
escoger a los mejores hombres y mujeres a través de
las Primarias para ir unidos y blindados a esas elecciones regionales
de las que, hasta el momento y según un reciente estudio de una firma
extranjera de inversiones, la oposición ganaría 18 de las 23 gobernaciones.
Entonces, ¿Por qué no las regionales?
10-08-17
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