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miércoles, 28 de agosto de 2019

Cambios en la democracia por @aveledounidad



Por Ramón Guillermo Aveledo


Que la democracia haya triunfado en el mundo, principalmente por el fracaso de sus competidores, no quiere decir que esté libre de amenazas. Se la reta desde dentro y desde fuera. Cada día se le exige revalidar su vigencia, renovar su legitimidad

En los climas de polarización y crispación, el centro, donde se mueve la mayoría de la sociedad y sus opiniones, se difumina y a pesar de su condición mayoritaria en la sociedad, retrocede en eficacia política. Es de reciente publicación el libro de William Davies Nervous States, acerca de la democracia cuando declina la razón, en cuya reseña para el diario londinense The Guardian David Runciman, subraya que vivimos en un tiempo cada vez más emocional. Ruciman a su vez, es autor de un provocativo texto titulado “Cómo terminan las democracias”, escrito según el análisis de la London School of Economics en tono “escéptico, pero no pesimista”. Escepticismo sin pesimismo es siempre una saludable combinación.

La democracia es retada, sobre todo desde dentro. Unos porque no la comprenden y ponen a prueba insensatamente la resistencia de sus materiales y sus estructuras, o por quienes no renuncian a sustituirla por alguna forma de autoridad antipolítica. Pero también por la necesidad de corregirse, por su relativa lentitud para adaptarse y sus dificultades para anticiparse.

Otra fuente de retos, acaso más potente y más compleja, proviene de los cambios sociales y la velocidad con que se desencadenan, así como la fuerza con la cual pueden insurgir. Estos desafíos, la verdad, lo son para toda forma de gobierno y, en último caso, de autoridad, pero la democracia es susceptible de ser más afectada porque está más expuesta, dado que su condición natural y, podríamos decir, su ecosistema es la libertad.


Quienes se apresuran a anunciar su deceso y proponen nuevas formas de organización del poder inacabadas en su diseño, pasan por alto datos esenciales. El “Demos”, el pueblo, ya no es lo que solía ser, es más complejo. Constantemente (in)surgen expresiones del pluralismo social que exigen reconocimiento. El “cratos” tampoco y cada vez exige cambios nuevos, o nuevos modos de enfrentar con creatividad y eficacia, los mismos retos de siempre. Las pruebas clásicas  de Il bene di tutti, el bien común del mural de Ambroggio Lorenzetti en el Palazzo Pubblico  de Siena: prudencia, fortaleza, paz en un buen gobierno de magnanimidad, templanza y justicia que resultan para la sociedad en oportunidades de trabajo, prosperidad, felicidad.

27-08-19




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