Luís Manuel Esculpi 27 de agosto de 2019
@lmesculpi
Apenas
se iniciaba la década de los ochenta del siglo pasado. No resulta fácil
describirlo. Existía para entonces el Distrito Federal, dividido en dos
departamentos Libertador y Vargas. Los que ahora constituyen el municipio del
mismo nombre y el estado al que le pretenden cambiar su denominación histórica
y civilista.
El
Distrito sede de los poderes públicos era regido por un Gobernador designado
por el Presidente de la República. La figura de Alcalde era inexistente en el
país. El poder legislativo en el DF era el Concejo Municipal.
La
Cámara estaba integrada por concejales de Copei, Acción Democrática, Rhona
Otollina (MIN) y la representación de la izquierda – que después de muchas
conversaciones- logró concurrir con una plancha unitaria al proceso electoral.
La mayor representación era del MAS que ya en anterior proceso había obtenido
tres ediles, en esa oportunidad la plancha del partido naranja -eran sus
tiempos luminosos- la encabezaron Pedro León Zapata y Anibal Nazoa.
En
los debates para confeccionar la fórmula unitaria finalizando los setenta,
participamos Lino Martínez y Pedro Pérez por el MIR, Aristóbulo Izturiz y Paco
Morillo Font del MEP, Lino Pérez Loyo y Elizabeth Faria por el PCV, Nicolás
Maduro de la Liga Socialista y nosotros por el Movimiento al Socialismo.
Al
final resultaron electos cinco concejales de los veinticinco en la fórmula
unitaria, tres del MAS, uno del MIR y otro del MEP. Entre los concejales de
Copei estaban Adelita de Calvani, Álvaro Paez Pumar, Emilio López, Antonio
Ríos, Céfora Contreras, Gladys Gavazú y Devora Carpio. En AD Antonio Ríos,
Paulina Gamus, Jorge Gómez Mantelini, Dario Rodríguez entre otros. Por el MIR
Lino Martínez y en el MEP Aristóbulo Izturiz y Alayón.
La
fracción del MAS estaba integrada por Héctor Marcano Coello, Carlos Rodríguez y
Víctor Hugo D’Paola quienes alternaban el ejercicio con nosotros, Eduardo Pozo
y Raúl Murat, junto a otras incorporaciones eventuales.
Todo
este relato viene a cuento, porque durante ese ejercicio se avanzaba en la
construcción del Metro de Caracas que se inauguraría al finalizar el periodo en
1983. La Directiva del Metro siempre con la presencia del Doctor José González
Lander, mantenía frecuentes intercambio con el Concejo Municipal. Acompañados
de el presidente del Metro, en un pequeñito e improvisado vagón los
representantes de la Comisión de Servicios Públicos recorrimos parcialmente lo
que luego sería la línea uno, desde la futura estación Capitolio a Pérez
Bonalde.
González
Lander era un personaje muy competente y de singular personalidad, por él me
enteré, que había estudiado toda la primaria en la Experimental Venezuela y el
bachillerato en el Liceo Andrés Bello con Teodoro y desde esa época conservaban
una gran amistad.
Recuerdo
cuando se inauguró el sistema de transporte subterráneo la “gente del este”
visitando los famosos restaurantes chinos u árabes situados en el centro y el
oeste. Igualmente como los pasajeros se bajaban en distintas estaciones para
conocerlas y admirar sus diseños y obras de artes. Igual la excelente campaña
propagandística que motivaba el comportamiento de los caraqueños en el uso del
Metro.
Todo
contrasta con el desastre en que han convertido un sistema que era ejemplo en
el mundo, su creciente deterioro, su pésimo e irregular funcionamiento, la
inseguridad y suciedad, son apenas una muestra de la crisis en todos los
órdenes de la vida, en que el mal llamado “socialismo del siglo XXI” ha
convertido el país. En la actualidad el Metro está dirigido por un Mayor
General que antes comandó la Milicia y en diciembre pasado afirmó que
“brindarían un servicio óptimo y de calidad”.
Con
todas las críticas que puedan formular y de hecho le formulamos a la República
Civil, sus logros son incomparables. Pese a las limitaciones del Concejo
Municipal en la época narrada, la recepción de la información de los entes
públicos y privados era proporcionada a la Cámara y sus Comisiones, por esos
días se construía el Teatro Teresa Carreño y en una visita de la Comisión de
Cultura presidida por Paulina Gamus, uno de los tres arquitectos diseñadores
explicó en detalles los avances y propósitos de su construcción. Ante algunas
denuncias relacionadas con la Electricidad de Caracas (empresa privada)
concurrían ante la Comisión de Servicios Públicos presidida por Rito Álvarez,
el propio presidente de la empresa y sus gerentes. Distinto a la carencia de
información y opacidad generalizada como se comporta el régimen. Por supuesto
eran otros tiempos.
Luís
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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