Editorial Analítica 04 de noviembre de 2019
@Analitica
En
Venezuela, como en el resto de América Latina, se sigue aferrado al discurso
que divide a las opiniones políticas entre sí es la izquierda, o es la derecha,
la que logrará sacar a sus pueblos de la miseria.
Es
increíble que en pleno siglo XXI aún estemos debatiendo con base en esquemas
políticos que tuvieron su origen en la revolución francesa y que luego cobraron
cuerpo en la revolución industrial, para formar parte, después de la II Guerra
Mundial, de los argumentos que era usados por las potencias enfrentadas en la
Guerra Fría, para atraer seguidores.
Esa
discusión se ha vuelto anacrónica en un mundo globalizado o como diría el premio
Pulitzer, Thomas Friedman, un mundo plano.
Lo
cierto es que a lo que se enfrenta la humanidad hoy es a un proceso de
aceleración tecnológica y económica, sin igual en la historia de la humanidad,
y que amenaza con producir consecuencias de largo alcance en prácticamente
todas las actividades que hemos venido llevando a cabo hasta la fecha.
El
desarrollo exponencial de la inteligencia artificial, junto a la nanotecnología
y biotecnología, así como la expansión mundial de la robótica, hacen que los
debates políticos que ocurren principalmente en nuestra región seann como diría
Romulo Betancourt «añejos y periclitados».
Los
cambios que ocurren, y seguirán sucediendo a nivel planetario, nos dejarán de
lado si seguimos enfrentados por razones ideológicas y no sabemos actuar
oportunamente para capacitar a nuestras poblaciones en los conocimientos útiles
y necesarios para sobrevivir en un mundo complejo que depende cada vez menos de
los monoproductores de materias prima.
Lamentablemente,
las clases políticas dominantes viven y se nutren del enfrentamiento ideológico
y muy pocos entienden que su tiempo pasó y que se requiere gente con visión de
futuro, y no los anclados en las ideas muertas del pasado.
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