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miércoles, 5 de junio de 2024

Chuwie, la fuerza está con las perezas, por @elestimulo


Por Oscar Medina

El 9 de junio de 2020 se produjo un encuentro fortuito que ha cambiado varias vidas: Haydee y Juan Carlos tropezaron con un perezoso herido y desde entonces ya nada es igual. Han atendido más de 155 llamados de emergencia con estos animales y crearon en su propia casa la Fundación Chuwie Centro de Rescate y Rehabilitación de Perezosos

Lo que les falta en rapidez hay que acreditárselos en constancia. En esta casa te descuidas unos minutos conversando o tomando café y allá van Eddy y Wicket una y otra vez en su empeño escapista: salen por el balcón, bajan por el muro y siempre con la vista puesta en los árboles allá al frente.

Es lo normal. Lo que debería pasar porque las perezas no son mascotas ni criaturas del hogar. Su hábitat es ese que buscan estos dos jovencitos: andar de un árbol a otro, allá arriba, lejos de los depredadores. Pero Eddy y Wicket todavía no están preparados para enfrentar la vida silvestre. Por más que el instinto los empuje, han pasado algo de tiempo en el refugio recuperándose y se acostumbraron a dos cosas que fuera de casa resultan peligrosas: a estar junto a otras perezas y al contacto con humanos.

Los perezosos machos son territoriales, no viven en grupos, y cuando uno se acerca a otro la probabilidad de pelea es alta. Y en cuanto a los humanos, de sobra sabemos lo que pueden llegar a hacer algunos ejemplares de nuestra especie. Por eso Eddy y Wicket pronto irán a otra fase de educación: a espacios solitarios que los preparen para el momento de su retorno al hábitat.

Esa es, de hecho, la nueva fase de esto que comenzó el 9 de junio de 2020 cuando Haydee y Juan Carlos Rodríguez se “tropezaron” con una pereza en el camino.

Ese día la pareja rodaba por la carretera de Potrerito y vieron a una persona ante una pereza a la orilla del camino. “Está muerta”, les dijo cuando se detuvieron a conversar empujados por la simpatía que por entonces les despertaban estos animales tan comunes en los Altos Mirandinos. “Lo atropellaron”, especuló el hombre. Y añadió que al parecer alguien le había cortado una de sus garras. Espantados, revisaron un poco al animal, vieron las quemaduras y al mirar hacia arriba encontraron una explicación: entre las ramas de un árbol pasaba un cable de alta tensión.

Y ocurrió lo inesperado: la pereza dio señales de vida: “Lo agarré y se movió, abrió los ojos, la boca”, cuenta Juan Carlos.

¿Y ahora qué?

Ella, comunicadora social especializada en mercadeo y ventas. Él, diseñador gráfico. No tenían la más mínima idea de qué hacer con un animal así, salvo tratar de conseguir ayuda de un veterinario. Y ahí empezaron a darse cuenta de algo que hoy repiten convencidos: no hay expertos en perezas, lo que hay es gente que tiene experiencia en el trato con estos mamíferos relativamente poco estudiados.

Que no son mascotas, advierten Haydee y Juan Carlos una y otra vez: Chuwie es un caso muy particular

Les dijeron que había que “dormir” al perezoso herido, que no iba a sobrevivir. Pero se empeñaron en que el veterinario lo recibiera, le atendiera las quemaduras, lo básico. Y ellos se encargarían de seguir cuidándolo en su casa en San Antonio de Los Altos. “Pensamos que en dos semanas se recuperaría y lo soltaríamos”, recuerda Juan Carlos. Pero la historia iba a ser diferente.

Por infecciones en las heridas perdió otras dos garras. El proceso de curación fue lento y complicado, con momentos de tensión. Aprendieron que “la” pereza era “él”.Aprendieron a diferenciar el yagrumo y a recolectar ramas y hojas –llenas de hormigas- para alimentar al paciente. Decidieron bautizarlo Chuwie en honor al legendario Chewbacca de Star Wars, aunque le completaron el nombre con “el galán”. Y no les quedó más remedio que buscar y buscar información hasta encontrar el apoyo de dos fundaciones que rescatan y salvan a perezas, una en Colombia y otra en Costa Rica.

También aprendieron a navegar en las aguas revueltas de la burocracia para obtener una autorización para que Chuwie estuviera con ellos. Y más tarde, con la vida ya cambiada, crearon la Fundación Chuwie Centro de Rescate y Rehabilitación de Perezosos, porque hasta allá los condujo el gesto de salvar a una pereza que quería vivir.

Algo así les dijo el veterinario que aceptó atenderlo: “Vean si tiene ganas de vivir”.

El famoso Chuwie
A través de las redes sociales empezaron a contar sobre el día a día con una pereza en casa y acerca de la evolución de su salud. Parece que la fuerza lo acompañó porque ahí está: lo ves en el “gimnasio” de bambúes y de repente lo encuentras pasando cerca de tus pies. Chuwie es casi un milagro: solo tiene una garra y aun así, con esa tenacidad que debe ser un rasgo de esta especie, trepa y se mueve con destreza.

“Una pereza sin al menos tres de sus garras, no puede ser liberada en la naturaleza”, explica Juan Carlos: “Así que tuvimos que formalizar ante las autoridades nuestro papel de custodios de Chuwie”.

En esta historia Chuwie es el personaje central, pero otros personajes entran y salen constantemente. El relato sobre su progreso proyectó la imagen de Haydee y Juan Carlos como las personas a las que hay que llamar cuando te encuentras a una pereza en problemas. No era lo que buscaban, pero así se dio. Y ellos acudieron cada vez que pudieron y así terminaron por pasar por esta casa perezas Leia, Han Solo, Padme, Anakin…

Porque a pesar de que casi siempre están arriba de un árbol –bajan para defecar-, solo comen hojas y ramas y no se meten con nadie, a los perezosos les pasan cosas: se caen, se electrocutan, tratan de cruzar por el asfalto, algún perro los ataca, la madre muere y deja a pequeños huérfanos que se aferran a su cuerpo como si aun estuviera con vida y enferman. En fin, la vida es dura y más si los humanos se meten en tu hábitat y lo alteran con sus casas, sus calles y sus cables de alta tensión.

(Fotos: Alejandro Cremades)

En la Fundación Chuwie Centro de Rescate y Rehabilitación de Perezosos –que es la casa de Haydee y Juan Carlos en la que ahora trabajan para habilitar el terreno donde se asienta- hay ahora cuatro perezosos que son ejemplo de los accidentes más comunes entre ellos. Chuwie, por supuesto, el primero: aproximadamente cuatro años de edad, electrocutado por cables de alta tensión.

Jyn, una hembra juvenil –edad aproximada 1 año y 6 meses- que fue rescatada tras caer de un árbol y golpear la cabeza contra el asfalto. “Eso le generó una contusión cerebral y descoordinación motora”, explica Haydee y señala los movimientos erráticos del animal.

Eddy, un macho de aproximadamente un año de edad: “Fue rescatado luego de lo que parece haber sido un arrollamiento en la carretera de El Guapo”, cuenta Haydee: “Una familia la encontró en esa situación y nos la entregó para su cuido y resguardo”.

Y el cuarto caso ilustrativo es el de Wicket, un macho de 1 año y dos meses que posiblemente cayó o bajó de un árbol y fue atacado por perros en el parque Los Coquitos, de Los Teques.

“Nuestro objetivo siempre es tratarlos, cuidarlos y cuando se recuperan, los liberamos”, advierte Haydee. Y Juan Carlos insiste en dejar eso bien claro: “Aquí no hay ningún animal que no necesite quedarse para ser atendido. Tratamos de liberarlos lo antes posible, pero siempre una vez que consideramos que están bien y listos para eso”.

Cada vez más

Desde junio de 2020 y la ola de simpatías que generó el caso de Chuwie ya suman más de 155 rescates. Y esto no para. Afortunadamente, se han ido sumando voluntades hasta conformar un equipo amplio y multidisciplinario de unas 30 personas en el que, además, participan algunos veterinarios, biólogos e investigadores, más los asesores de Colombia y Costa Rica. Ellos dos no pueden solos, así que se prepara y se orienta a otros para saber qué hacer al momento de rescatar a un perezoso.


Y la Fundación crece. El proyecto para el cual tratan de recolectar y generar fondos incluye habilitar parte del terreno para instalar hábitats en los que los ejemplares más jóvenes aprenderán a vivir en soledad, tal como ocurre en la vida silvestre; la utilización de otra parte como una especie de santuario libre y abierto para las perezas, la promoción de campañas para rearborizar zonas en los Altos Mirandinos con especies que forman parte de la dieta de los perezosos –como el caucho, por ejemplo- y el sueño se extiende hasta algún llegar a tener una clínica veterinaria propia.

Tomado de:

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1 comentario:

  1. Hola, Sumamente Orgullosa de estos Venezolanos. La Fuerza Esta con Uds.

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