Simón García 05 de noviembre de 2018
@garciasim
Hay
que tener un par de hemisferios cerebrales bien puestos para encontrar nuestra
salida del palacio de la locura y el caos, en el que internamos a la oposición.
En reciente artículo, Mibelis Acevedo nos recuerda una verdad que, por básica,
tendemos a olvidar: sin una reconstrucción desde el adentro será imposible
recomponer afuera.
La
fantasía de que sólo seremos libres si parteamos la historia con violencia
comienza a desvanecerse para la mayoría. Hasta una lógica de bolsillo confirma
que en materia de cañones la oposición ni debe ni tiene que hacer cuentas. Los
demócratas luchan para que quienes detentan el monopolio de las armas aseguren
el respeto a la ley, no para apuntalar un Estado fuera de la Constitución o
acompañar aventuras insurreccionales.
Pero
aún el polo opositor, el unido por la convicción de que el cambio pacífico es
la solución óptima, no ha salido, directa y abiertamente, a debatir con la
gente esa brasa, sobre la que se lanza con furia la metralla desinformativa de
las redes. No esta fuera de lugar la advertencia de que antes de hacerlo hay
que construir suficientes chalecos anti Fake News y no dejar el tablero digital
a inteligencias autoritarias, sea cual sea su origen.
En la
batalla de las ideas aparecen destellos de que se están juntando dirigentes en
torno a cómo enfrentar eficazmente al régimen y cómo complementar ese desafío
al poder con la prefiguración de las condiciones para iniciar la reconstrucción
del país. Además, el polo del cambio pacífico comienza a comprender la
importancia clave de aumentar la movilización social en defensa de cada derecho
confiscado y en la conquista de las demandas reivindicativas.
Los partidos
y la sociedad deben asumir la defensa de la cultura democrática, sometida a una
labor de liquidación por parte del gobierno y a su distorsión por el
pensamiento extremista. A una democracia en vías de extinción no se le pueda
atravesar la regla, propicia para consolidar visiones conservadoras, de primero
salir de Maduro y después ocuparnos de ella.
Se
abre paso la certeza de que hay modificaciones respecto a la fundamentación de
la abstención el pasado 20 de mayo. Un primer signo es que los Alcaldes de
oposición justifiquen el voto, aunque sólo en los municipios donde ellos
ejercen. Una segunda señal es la intuición de no afianzar una irreversible
pérdida de confianza en el voto, en la representación política y en la
mediación de las instituciones con la sociedad. La tercera es que las protestas
locales y sectoriales, con claro mayor peso que las políticas, requieren de un
liderazgo estable para sostenerse y de una orientación para visualizar la
conexión entre estas luchas y el cambio político. Hay que examinar el desprecio
hacia las elecciones municipales como palanca de cambios. La recuperación de la
libertad en Polonia comenzó por una de ellas.
Ya no
se puede ignorar que la acentuación de un sistema de amenazas creíbles por
parte de la comunidad internacional está al servicio de una presión hacia el
diálogo y la negociación entre actores venezolanos.
Hay
que poner al país frente a la verdad: es posible ganarle a la estrategia de
perpetuación gubernamental, pero el camino no es el exterminio del otro. La
reconquista de la democracia, el mercado, la institucionalización del Estado y
de una sociedad donde se pueda vivir con normalidad, exige un entendimiento
nacional a partir del gobierno y la oposición.
Simón García
@garciasim
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