Ismael Pérez Vigil 03 de noviembre de 2018
A la
memoria de Teodoro Petkoff, político integro a tiempo completo.
El
problema no es el 10 de enero, el problema es el 11 de enero de 2019 pues ese
día amaneceremos con nuevo período constitucional, de acuerdo al artículo 231
de la Constitución, pero sin presidente de la República legítimo, pues de
juramentarse el día 10 de enero el que fue electo el 20 de mayo de 2018, este
no cuenta con el reconocimiento de la mayoría de los venezolanos y de buena
parte de la comunidad internacional.
No
vamos a repetir los argumentos esgrimidos por los cuales se consideró ilegítimo
el aludido proceso electoral del 20 de mayo, en el cual ni siquiera participó
la mayoría opositora del país. Baste recordar que su convocatoria por un
organismo a su vez ilegítimo, como la Asamblea Nacional Constituyente, lo vició
de nulidad al usurpar competencias legales exclusivas del Poder Electoral;
además de otra serie de anormalidades y violaciones de forma y fondo a la
legislación electoral nacional e internacional.
¿Qué
pasará entonces a partir del 11 de enero de 2019? ¿Qué irán a hacer los países
que negaron su reconocimiento al gobierno surgido de las elecciones del 20 de
mayo? ¿Romperán relaciones diplomáticas con un Gobierno que no reconocen?
¿Retirarán sus embajadores y cuerpo diplomático acreditado en el país?
¿Interrumpirán las relaciones económicas y comerciales hasta que se regularice
la situación en Venezuela?, la verdad es que es una gran incógnita, de la cual
nadie habla muy claramente. Desde ahora, se abre una gran incertidumbre a ser
despejada, de la que también internamente urge hablar.
Solamente
un gobierno, el de España, por boca de su ministro de Relaciones Exteriores,
Josep Borrell, se ha referido al tema, al señalar recientemente que Nicolás
Maduro, “…hasta el 10 de enero tiene la legitimidad de unas elecciones que
nosotros reconocemos, pero el 10 de enero se le acaba ese mandato, y empieza un
mandato en base a unas elecciones que no reconocemos… este señor a partir del
10 de enero no es un representante político”. No agregó mucho más el ministro
Borrell, ni señaló que acciones tomará el Gobierno Español, pero al menos de
manera cruda puso el tema sobre la mesa: el gobierno de Venezuela tiene fecha
de vencimiento, el 10 de enero de 2019 se acaba el mandato legítimo del
presidente venezolano.
Lo
cierto es que la magia no operará. Con esperar la fecha del 10 de enero de 2019
y decir que el presidente electo es ilegítimo, no es suficiente. Para hacer
efectivo políticamente, para que no se convierta en una desesperanzadora
ficción más, ese éxito que reclaman muchos de haber desconocido masivamente el
evento del 20 de mayo, se deben emprender tareas ciudadanas, se debe hacer
trabajo y acciones políticas desde ahora, pues si bien lo que hará la comunidad
internacional es una incógnita, lo que podemos hacer los venezolanos que
adversamos a la dictadura, interna e internacionalmente, es otra cosa y solo
depende de nosotros.
Las
organizaciones políticas, sean partidos o de la sociedad civil, emprenderán las
acciones de calle que estén a su alcance; pero, además de eso, internamente
debe haber un rechazo general y notorio de las instituciones democráticas del
país a que se juramente un presidente que no es legítimo y que ha sido
desconocido interna e internacionalmente.
Desde
ahora se deben producir pronunciamientos personales de líderes de opinión, de
analistas políticos, pero sobre todo de las instituciones democráticas que quedan
en el país; es decir: las Academias, los Colegios Profesionales, los gremios
sindicales democráticos, las asociaciones de profesores y educadores, las
federaciones de centros universitarios y los universitarios en general, las
iglesias y confesiones religiosas; en fin, todos las instituciones democráticas
deben manifestar, por los medios que puedan y tenga a la mano, su rechazo a la
violación del orden democrático que supone que tome posesión del nuevo periodo
constitucional un presidente electo en las condiciones en que fue electo el
actual.
Internacionalmente,
millones de venezolanos se han visto obligados a abandonar el país por culpa de
este régimen de oprobio, también ellos deben manifestarse, de manera
organizada, sistemática y contundente. Es momento de ver acciones en el
exterior, en donde hay más seguridad personal y jurídica, de todos aquellos que
claman por la desobediencia civil, la resistencia activa, la protesta
ciudadana, desde ahora y hasta la fecha señalada del 10 de enero, cuando se consumaría
la usurpación inconstitucional de la presidencia de la República.
Los
venezolanos en el exterior, en grupos o individualmente, podrían enviar cartas,
comunicaciones de cualquier tipo, a las organizaciones políticas, a los
congresos o parlamentos, tomar contacto con parlamentarios, con autoridades
locales y regionales del lugar donde residen, explicando la violación
constitucional que se está perpetrando en Venezuela desde el 20 de mayo de 2018
y que tendría su momento culminante el 10 de enero de 2019; y el día del
evento, manifestar frente a las embajadas y consulados de Venezuela, o en
sitios públicos, rechazando lo que ocurre en el país y explicando cómo se
pretende usurpar de manera ilegítima la presidencia de la República.
Los
eventos que giran en torno a la ilegítima juramentación del 10 de enero, son
una magnífica oportunidad para poner en práctica todas esas ideas de
resistencia y desobediencia civil cuyas predicas hemos estado viendo por meses
y años. Lo que suceda en Venezuela antes y a partir del 11 de enero solo
depende de lo que seamos capaces de construir y activar nosotros, los
venezolanos dentro y fuera del país, que levantará el apoyo de la comunidad
internacional además de su decidido desconocimiento al actual gobierno.
El
gobierno tiene fecha de vencimiento y nosotros un plan de acciones y trabajo
que acordar y cumplir.
Ismael
Pérez Vigil
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