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lunes, 13 de enero de 2020

¿2020 electoral? Por @polis360



Por Piero Trepiccione


Cabalísticamente este año 2020 tendrá muchas repercusiones; no obstante, al no ser mi especialidad debo seguir concentrado en lo que ha sido mi pasión de estudio toda mi vida: la política.

Todos los caminos parecen llevar a unas elecciones. Maduro y los principales voceros del Psuv y la ANC han declarado con mucha frecuencia que están dispuestos a adelantar las elecciones parlamentarias nacionales para sustituir al actual Poder Legislativo cuyo periodo fenece en diciembre. Y más que declaraciones, sus acciones políticas y estratégicas apuntan en esa dirección. Ya las fuerzas políticas que respaldan a Maduro tienen candidatos establecidos para ir a la contienda electoral parlamentaria que convocarían la ANC y el CNE y sus activistas trabajan orgánicamente para tal fin.

En el lado contrario, la coalición internacional de países –en su mayoría del hemisferio occidental- los partidos políticos mayoritarios en el seno de la oposición venezolana más los principales líderes políticos del país y las organizaciones no gubernamentales están concentrados en la realización de unas elecciones presidenciales que relegitimen la democracia y apuntalen una solución negociada al conflicto político interno. Sumado a ello, las últimas declaraciones de Mike Pompeo, secretario de Estado de los EEUU y Elliot Abrahams  sobre el tema Venezuela claramente apuntan en esa dirección que no avala el gobierno de Nicolás Maduro ni los respaldos a su proyecto dados por Rusia y China fundamentalmente.

Sin embargo, esas elecciones también están marcadas por la polémica, el desacuerdo y los intereses geopolíticos globales que se mueven en torno a la situación venezolana. En ese sentido, aunque 2019 fue un año de alta definición con respecto a Venezuela pero que no terminó generando una solución política clara sino más bien agravó el cuadro interno y global con respecto a nuestra problemática; 2020 viene con una agudización que podría resultar en posiciones más extremas en lo interno pero más conciliatorias en el plano geopolítico global que favorezcan entendimientos mínimos para alcanzar acuerdos superiores que destranquen la desconfianza sembrada entre los actores.


En tal sentido, 2020 es el año donde la información correcta y clara sobre la realidad del país debe destacarse por sobre las campañas de odio, desinformación y contrainformación que generan matrices que “viscelarizan” las posiciones políticas y terminan enlodando las posibilidades de abrir válvulas de escape. Con el episodio de instalación de la nueva directiva de la Asamblea Nacional lo hemos visto nuevamente. Jugadas realizadas para la dispersión y el debilitamiento de la gran mayoría social que pide un cambio a gritos del modelo político-económico que está acentuando la crisis y promoviendo vertiginosamente la desigualdad social.

Como lo hemos venido sosteniendo desde hace algunos meses, el tiempo social avanza inexorablemente hacia una avalancha incontenible de demandas que siguen acumulándose sin pausa; mientras el aferramiento al poder y las posiciones encontradas siguen un ritmo casi de pasividad y desconexión con el sentimiento mayoritario de la población venezolana. Unas elecciones pueden ser la válvula de escape necesaria para drenar el descontento; pero obviamente, unas elecciones reconocidas por toda la región, el hemisferio, la propia ONU y todos los factores políticos internos. 2020 en ese sentido, pudiera tener la fórmula para allanar el camino deseado y anhelado por millones dentro y fuera de Venezuela.

12-01-20




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