Por Luisa Pernalete
Queridos Melchor, Gaspar y
Baltazar:
Ya sé que están muy ocupados
entregando presentes y, si están aquí en Venezuela, se habrán alegrado de haber
venido en camello -que toman poca agua y que no usan gasolina- porque de haber
venido en un vehículo de esos que usamos nosotros, se hubieran quedado en una
cola hace rato, pero no se preocupen que no estoy escribiendo esta carta tan
tarde para que me traigan nada, sería irresponsable de mi parte, hace rato que
ustedes ya deberían tener su lista de regalos para entregar hoy. En realidad
estas líneas son para agradecer presentes que trajeron en el 2019 a nuestro
país y que, me temo, pocos hemos dado las gracias por ellos. Aclarando que
estoy consciente de que los dramas y las tragedias que sufrimos el año pasado
no fueron responsabilidad de ustedes.
Comienzo agradeciendo por la
cantidad de iniciativas solidarias que, como un manantial silencioso, fueron
apareciendo en todo el territorio mitigando las secuelas de esta emergencia
humanitaria compleja: las ollas solidarias generadas por parroquias católicas y
también de los hermanos evangélicos, esas que pueden hacerse realidad gracias a
la generosidad de mucha gente, un kilo aquí, otro allá, más los que se apuntan
a cocinar para otros… Meto aquí toda esa red de comedores en escuelas
promocionados por Alimenta la Solidaridad, no sólo en La Vega, por ejemplo,
sino en muchas ciudades del interior, o esos otros para atender niños que no
están en escuelas, donde Cecsap pone lo suyo. Y meto también esas iniciativas
más pequeñas como Haré Paz, en Barquisimeto y Me diste de Comer en Guayana…Yo
sé que ustedes tuvieron que ver con esas ollas.
Sigo con esa actitud de
“mano extendida” de voluntarios que se están anotando para ayudar a otros en el
área de la salud, y no hablo solo de organizaciones como Prepara Familia y
Cecodap que no abandonan al J.M., hablo también de otras menos conocidas como
en Sana Paz, en Barquisimeto o esa Na Warao, también de Barquisimeto, pero que
lleva médicos al Delta del Orinoco. Escuché hace unos meses que se ha
triplicado el número de personas que se están ofreciendo a ayudar. ¡Qué bonito!
En tercer lugar coloco a
esas toneladas de perseverancia y valentía de los defensores de derechos
humanos: ¿qué vitaminas les están dando? No he escuchado a ninguno que diga:
“¡Está bueno ya! me cansé” y abandonen esa labor de defender los derechos de
otros. Me refiero a los de siempre como Provea, Cofavic, el CDH de la UCAB, el
Foro Penal, los de la Unimet, Codevida, Acción Solidaria, Espacio Público…
También los nuevos grupos, como los que defienden la madre tierra… y todos esos
que están en redes, en las cuales se apoyan mutuamente como los de la coalición
de la Redhnna, que trabajan por los derechos de NNA. Ustedes los conocen bien,
son intensos, no hay día que no se comuniquen para difundir una denuncia o
asesorar a alguna víctima. Esos niñólogos tienen la energía de los niños. Y
están también las redes más jóvenes: Codehz, en el Zulia, la red de Lara que,
además, ha estado impulsando este año las ferias de DD HH. Ahí está la mano de
ustedes, pues en el 2018 solo hubo la feria de Maracaibo, pero en el 2019, hubo
feria de DD HH en Barquisimeto, Mérida, Maturín. Hay que ver cómo uno se anima
de ver esa mezcla de los de siempre con gente muy joven arriesgando su vida por
otros.
No me olvido de las
iniciativas de promoción de la cultura de paz y de la protesta pacífica. ¡Falta
que nos hace pacificarnos un poco a los venezolanos! Dale Letra, las piloneras,
el “autobús” que lleva noticias en vivo… La Fundación M. Gandhi difundiendo la
filosofía de la no-violencia en escuelas y universidades…
También en el 2019 nos
trajeron ustedes de regalo los grupos de entendimiento, sí, esos que tienden
puente entre gente afecta al gobierno y gente que se vincula a la oposición.
Conozco varios, gente sin agenda oculta, solo queriendo que tengamos salidas
pacíficas.
¿Y qué me dices de los actos
de heroísmo de maestros perseverando en sus escuelas? ¿Cuántos kilómetros para
llegar a atender a los estudiantes? No sé si ustedes le puedan prestar sus
camellos este año, pero sé del amor y dedicación de centenares de educadores
resistidos a abandonar sus puestos.
Debo incluir entre los
regalos la visita y el subsiguiente informe de la señora Bachelet. ¡Un gran
regalo! Ella se reunió con mucha gente y le dio visibilidad a dramas terribles…
Bueno queridos Reyes, como
verán, fueron muchos los presentes que ustedes calladamente nos trajeron, nada
de oro -¿para qué?, si se lo roban y si solo está sirviendo para acabar con la
Casa Grande-; incienso tampoco, hay suficientes aduladores, ni mirra ¿eso qué
es?
Es verdad que les dije que
no pediría nada, pero por si todavía pueden meter en su equipaje, traigan más
perseverancia, esperanza con cable a tierra, un poco de rutina y manden una
carta al Espíritu Santo a ver si quiere ser asesor de los que toman decisiones.
Gracias de nuevo
08-01-20
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