Por Andrés Cañizalez
Materia prima para el
trabajo periodístico lo habrá. Venezuela vive una crisis multifacética.
Cualquier ámbito que usted escoja de la vida venezolana está hoy en crisis. El
periodismo venezolano debe caminar sobre vidrios rotos en 2020 y para no salir
con los pies cortados debe tener una agenda propia que desde mi punto de vista
comprende, al menos tres dimensiones, tres desafíos centrales en la tarea de
informar a la sociedad.
La brújula del periodismo
venezolano debe tener como norte la rigurosidad. El diccionario de la real
academia de la lengua española define a la rigurosidad como propio del riguroso
y a éste le asigna estos adjetivos: Exacto, preciso, minucioso.
Eso implica para el trabajo
periodístico un esfuerzo en primer término por investigar e indagar, esfuerzo
que está rodeado por las tareas de verificar, corroborar y contrastar.
Ser rigurosos implica
afrontar con profesionalismo, seriedad y responsabilidad la tarea informativa
en un contexto en el cual desde el poder se miente, se desinforma o
sencillamente se hace netamente propaganda.
Un segundo desafío lo
comprende la independencia. De nuevo, una rápida revisión del diccionario
asocia la independencia al ser independiente, que es aquel que “no depende de
otro”. Esto constituye un asunto central para el periodismo. Un periodismo que
depende de un poder político o económico no es periodismo, simple y llanamente
pasa a ser un aparato de propaganda o una oficina de relaciones públicas, según
sea el caso.
La independencia, en el contexto
venezolano actual, implica para el periodismo escudriñar a todos los actores
públicos, estén en el poder o que tengan intenciones de alcanzar al poder, sean
actores políticos, gubernamentales, empresariales, culturales o sociales. Para
el periodismo venezolano, haciendo uso de un refrán popular de nuestro país, no
debe quedar títere con cabeza. A todos hay que ponerle la lupa periodística por
igual y develar aquello que deba ser conocido por la sociedad.
La creatividad la coloco
también como un desafío dado el contexto actual de desinformación y
fragmentación informativa. Hay buenos periodismo haciendo buen periodismo en
Venezuela, de eso no hay duda, un rosario de premios internacionales además lo
corroboran; sin embargo, esos mensajes, esos contenidos no llegan de forma
masiva a la sociedad.
La hegemonía comunicacional,
bautizada así por Andrés Izarra en 2007, tiene hoy expresión con páginas web
censuradas, decenas de medios tradicionales cerrados, estaciones de televisión
autocensuradas, señales de redes sociales que sencillamente son “tumbadas”
según la conveniencia política del poder. Ese contexto adverso es en este
momento el principal desafío, desde mi punto de vista.
El periodismo venezolano no
sólo deberá hacer buen periodismo, sino que deberá enfocarse en encontrar
formas creativas de poner en conocimiento de la sociedad aquello que es de
interés público.
No, no es tarea fácil. Pero
es lo que debe hacerse y eso tendrá especial relevancia en este 2020.
07-01-20
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