Vladimiro Mujica 09 de abril de 2021
@MujicaVladimiro
Venezuela:
un paradigma de guerra híbrida y sindemia
A mis amigos de Compromiso Ciudadano que
levantaron el tema de la sindemia en nuestro grupo de WhatsApp.
Cae en
mis manos un artículo iluminador aparecido en la prestigiosa revista
médica The
Lancet, escrito por su Editor en Jefe Richard Horton, que señala que COVID
19 no puede ser considerado como una pandemia, sino como una sindemia. Este
último concepto fue introducido en los años 90 por el el médico antropólogo
Merril Singer y se deriva de la unión de las palabras “sinergia” y “epidemia”.
Sindemia se refiere en su sentido primario a la acción concurrente de diversas
epidemias, lo cual exacerba y complica la carga de las epidemias o condiciones
médicas pre-existentes en un individuo. Muy relevante para las consideraciones
que siguen, es que la sindemia se desarrolla, y puede incrementar sus efectos,
bajo condiciones de disparidad en los sistemas de salud y atención
pública, de pobreza y de situaciones de violencia social y política.
Un importante artículo de divulgación sobre el asunto apareció recientemente
en The
Conversation, un medio digital que trata con rigor muchos temas complejos.
Es
esclarecedor leer un fragmento referido a Singer en el mismo trabajo citado
arriba:
“Escribiendo
en The Lancet en 2017, junto con Emily Mendenhall y sus colegas, Singer
argumentó que un enfoque sindémico revela interacciones biológicas y sociales
que son importantes para el pronóstico, el tratamiento y las políticas de salud.”
Creo
que no se requiere mucha reflexión para argumentar que la conducta del gobierno
de facto de Venezuela corresponde claramente a un factor agravante de la
pandemia COVID, una circunstancia que transforma la situación venezolana en un
caso claro de sindemia. Basta observar lo ocurrido con la vacuna Astra-Zeneca,
donde el régimen de Maduro prefirió sacrificar a la población del país antes
que permitir que el gobierno interino de Guaidó apareciera nacional e
internacionalmente como teniendo alguna relevancia en los asuntos internos de
la nación. Se aniquiló el bien público en la mesa de sacrificios del poder
ejercido sin limitación alguna y con el único interés del chavismo-madurismo de
perpetuarse como dueños de la nación y los destinos de su gente. Todo ello
mientras se vacuna a los enchufados y a los médicos cubanos, al tiempo que se
expone sin misericordia a nuestros trabajadores de la salud y se ofrece a los
venezolanos como conejillos de indias para las pruebas de campo de las
“vacunas” cubanas.
El
otro concepto importante que es necesario entender para caracterizar la
situación venezolana es el de “ guerra
híbrida “. El mismo fue rescatado de arcanos círculos militares para
referirse a escenarios y estrategias militares que combinan operaciones bélicas
convencionales, mezcladas con acciones irregulares y de guerra cibérnetica, así
como otros medios de intervención tales como la creación de fake news, la
diplomacia convencional, y la presión legal e intervención extranjera de
aliados en asuntos electorales y de otra índole (Wikipedia Hybrid warfare).
El
concepto de guerra híbrida debe ser entendido en el contexto de que la misma la
libra el gobierno de facto contra el pueblo de Venezuela. La decisión
inapelable del chavismo-madurismo de mantenerse en el poder a toda costa,
independientemente de que su gestión ha conducido a la nación a un proceso
terminal de disolución, lleva al régimen al extremo de comprometer la soberanía
de nuestra patria y a convertir e Venezuela en teatro de operaciones de
milicias y fuerzas de ocupación extranjeras que operan en connivencia con
bandas locales. Dos son los nuevos términos acuñados, el uno por David Morán,
“somalización”, y el otro por Ramón Peña, “libianización”, los dos amigos
entrañables, para referirse a la desarticulación del Estado venezolano en un
esquema análogo al de Somalia, o al de Libia. Ambos estados fallidos y
terminalmente desarticulados.
El
caso de la vacuna y el del diesel son simplemente dos caras de la misma moneda
en la actuación de la criatura del mal en que se ha transformado el gobierno de
facto, convirtiendo a Venezuela en un caso emblemático, un paradigma, de
sindemia y de guerra híbrida del régimen contra su propio pueblo. Los
documentos de la Academia Nacional de Medicina sobre la amenaza letal que se
cierne sobre Venezuela si no se actúa de inmediato para controlar la pandemia a
través de un programa de vacunación masivo, no pueden ser exagerados. El caso
de la escasez de diesel, una nueva amenaza que se constituye sobre nuestra
consternada población, no es solamente un tema de gerencia infame e ineficiente
de nuestra industria petrolera, sino la consecuencia de regalar combustible a
Cuba y permitir el contrabando de extracción como práctica aceptada en nuestras
fronteras. En ambos casos pretende el gobierno de facto atribuirle
la tragedia de Venezuela a la conspiración de agentes foráneos y a las
sanciones que la comunidad internacional ha establecido para presionar al
régimen hacia la realización de elecciones libres y
transparentes. Por otro lado, el triste espectáculo de la invasión
del Alto Apure venezolano por dos bandos de la FARC, enfrentados entre ellos y
levantando un alud de sospechas sobre la actuación del gobierno de facto para
prevenir esta violación de la soberanía, junto con las declaraciones que
pretenden culpar a Colombia y los Estados Unidos de estos hechos, todo ello
sumado a la represión masiva contra nuestra gente y los comunicadores que han
pretendido investigar lo ocurrido, conforman un caso de librito de la guerra
híbrida que se consuma contra los venezolanos.
Usar
las palabras y conceptos adecuados, así se trate de neologismos y expresiones
de creación reciente, es un asunto indispensable para caracterizar a un adversario
que se distingue por su resiliencia y creatividad para mantenerse en el poder.
Es deber del liderazgo político de la resistencia, de la sociedad civil
venezolana, y de todos quienes sienten la tragedia de nuestro país el describir
y caracterizar con la mayor precisión al gobierno de facto y sus aliados
internacionales. Quizás alguna vez se haga justicia divina y humana contra los
destructores de Venezuela. Mientras tanto, es necesario seguir alimentando su
expediente.
Vladimiro
Mujica
@MujicaVladimiro
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