T13 19 de agosto de 2022
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Un
estudio de las universidades de Chile, de Santiago y Arturo Prat analizó los
datos del Directorio Oficial de Docentes del Mineduc entre 2015 y 2020 para
caracterizar la inserción de los educadores inmigrantes en el sistema escolar
chileno.
La presencia de docentes extranjeros en las aulas chilenas es baja en comparación con la que se observa en otros países. A 2020, había 3.200 educadores de otras nacionalidades en los establecimientos del país, lo que representa el 1,3% del total de educadores en ejercicio en el sistema escolar chileno. Sin embargo, su participación aumentó en un 218,9% entre 2015 y 2020.
Este
acelerado crecimiento se produjo principalmente en establecimientos
particulares subvencionados, donde se concentran el 50,8%
de educadores extranjeros, al menos hasta 2020.
La
mayoría de los educadores extranjeros que ejercen en Chile llegaron de
Venezuela, representando en 2020 al 49,3%.
Estos
son algunos de los resultados de un estudio realizado por investigadoras del
Departamento de Educación de la Universidad de Santiago, del CIAE de la
Universidad de Chile y del Instituto de Estudios Internacionales de la
Universidad Arturo Prat, que analizó los datos del Directorio Oficial de
Docentes del Ministerio de Educación para caracterizar la inserción de los
educadores inmigrantes en el sistema escolar chileno.
“La
diversificación de la profesión docente, que permite contar con educadores
étnica y culturalmente diferentes, puede generar importantes
beneficios, como la mejora de las experiencias académicas y sociales de los
estudiantes inmigrantes o pertenecientes a minorías étnicas, y el
desarrollo de actitudes positivas hacia la diversidad en sus comunidades
educativas”, explicó la investigadora del CIAE, y una de las autoras del
estudio, Lorena Ortega.
El
estudio encontró que, en general, los educadores inmigrantes se desempeñan, en
una proporción mayor que sus pares chilenos, en establecimientos
urbanos, de nivel socioeconómico alto, y particulares subvencionados y
privados, tendencia contraria a la de los estudiantes inmigrantes,
quienes en su mayoría (57,5% en 2018, según datos de Mineduc) asisten a
establecimientos públicos.
Además,
los docentes inmigrantes trabajan, en mayor medida que sus pares
chilenos, como docentes de aula sin cargos de liderazgo, en enseñanza
media, en asignaturas con déficit de docentes y de idioma extranjero, y con
contratos temporales.
Marcela
Tapia, académica de la Universidad Arturo Prat, aseguró que los resultados
sugieren que la región de origen juega un rol importante en la inserción
segmentada de los educadores inmigrantes en el sistema escolar chileno. Por
ejemplo, los docentes de países no latinoamericanos son contratados en el nivel
socioeconómico alto.
“Preocupa
particularmente la relativa precarización laboral y subordinación de los roles
de los educadores inmigrantes que trabajan en contextos socialmente
desaventajados”, dijo la investigadora.
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