Por Luisa Pernalete
Las normas son necesarias, y las sanciones para el
que las incumple también. Autoridades que no sobornen, conductores y peatones
que conozcan sus deberes y sus derechos, que actúen con conciencia pensando en
los otros y en ellos también… ¿No puedo soñar con eso?
El otro día, por poco no
atropello a un motorizado. El joven venía sin casco, tragándose la flecha y en
medio de la calle. Mi ángel de la guarda, que no me abandona, me alertó a
tiempo y pude detenerme y aunque el motorizado no me preguntó por mi mamá y se
excusó, pasó su susto también. ¡Tres infracciones -riesgosas para él- en un
solo instante: venía en medio de la calle, en vez de la orilla, sin casco -se
supone que obligatorio- y en sentido contrario.
Lo anterior fue en
Barquisimeto, pero hace unas semanas en Caracas, en el centro, por poco no fui
atropellada por un motorizado que venía conduciendo por la acera, que es para
los peatones…
Hace una semana buscaba un
puesto para estacionarme en una panadería y el “cuidador” me indicó uno, en
donde cabía si lo hacía en diagonal. Le mostré el aviso que decía
explícitamente “No estacionar en diagonal”, y el señor, con amabilidad y casi
que con autoridad, me respondió: “Señora, eso era antes, ahora en Venezuela
todo el mundo hace lo que quiera”. Seguro se me pusieron los ojos como huevos
fritos, pero tuve que reconocer que tenía bastante razón el señor…
¿Y qué me dice de los
semáforos? O no sirven o simplemente no son respetados: si usted se detiene en
rojo, el de atrás le toca la corneta a uno para que pase; si usted tiene la
verdad, mejor es que se detenga y vea si no viene un loco que seguro se tragará
la roja que le corresponde.
No hablemos del “rayado” en
las esquinas, que se supone que son para que pasen los peatones y que tiene su
sentido: cuando un conductor se acerca a la esquina debe desacelerar, hay menos
peligro de atropellar al que va a pie.
¿Y las autoridades
responsables de hacer cumplir las leyes de tránsito? Especie en vías de
extinción. Hace tiempo que no veo un fiscal. Tal vez también emigraron.
En la calle se encuentra
todo el mundo: el rico y el pobre, el niño y el anciano, los lentos y los
veloces, el conductor de carros, el de motos, el de bicicleta, y el peatón; el
que puede ver y el invidente: todos, y por eso las normas de tránsito son
necesarias para ampararnos a todos.
He pensado mucho en lo que
nos va a costar reconstruir este país. La desinstitucionalización es
generalizada, el desprecio por la norma, es casi generalizada -siempre quedamos
algunos que las respetamos hasta por egoísmo legítimo-. Lo contrario al imperio
de la ley, el único imperio que defiendo es la ley de la selva, en la cual gana
siempre el más grande, el más rápido, en detrimento del más débil. Las leyes
ciudadanas son necesarias, para que protejan a todos y en especial a los más
vulnerables.
Recuerdo una experiencia del
municipio Sucre, cuando Ocariz era alcalde: unos mimos se paraban en las
esquinas y cuando el semáforo estaba en rojo, los mimos enseñaban normas del
tránsito. ¡Era creativo, útil y bonito! En otros tiempos, en Barquisimeto, si a
uno lo agarraban transgrediendo una norma, no le ponían multa, sino que lo
obligaban a ir a una charla sobre la Ley de Tránsito.
Las normas son necesarias, y
las sanciones para el que las incumple también. Autoridades que no sobornen,
conductores y peatones que conozcan sus deberes y sus derechos, que actúen con
conciencia pensando en los otros y en ellos también… ¿No puedo soñar con eso?
03-08-19
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