Luc Cohen 15 de agosto de 2019
Las
empresas extranjeras socias de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) están
preocupadas sobre las posibles implicaciones que pueden acarrear a sus negocios
las últimas sanciones que aplicó Estados Unidos contra el gobierno del país
sudamericano, dijeron tres fuentes de la industria.
La
administración del presidente Donald Trump congeló la semana pasada todos los
activos del gobierno venezolano en Estados Unidos y aumentó la presión contra
las empresas que tienen proyectos en el país petrolero, amenazando con congelar
activos de personas o empresas que hayan decidido “asistir materialmente” al
gobierno venezolano.
Eso se
sumó a anteriores sanciones de la Casa Blanca, que busca presionar la salida
del presidente Nicolás Maduro, que llegó a un segundo mandato en una reelección
considerada por gran parte del Hemisferio Occidental como ilegítima.
El
nuevo decreto no sancionó explícitamente a compañías que no son
estadounidenses, incluidos a socios minoritarios en empresas mixtas con PDVSA
como la francesa Total, la noruega Equinor o la española Repsol. Tampoco
castigó a compradores de crudo venezolano rusos y chinos.
El
lenguaje de las nuevas sanciones es similar a las emitidas en enero, pero el
asesor de seguridad nacional de Washington, John Bolton, dijo que las últimas
medidas harán que las compañías tengan que decidir si hacer negocios con
Venezuela o con Estados Unidos.
“Si
realmente quieren hacer lo que Bolton dice, que es conseguir que estas empresas
dejen de hacer negocios con Venezuela, tendrán que demostrar que lo dicen en
serio y entonces ir a castigar a alguien”, dijo Francisco Rodríguez, un
economista venezolano de la firma Torino Economics en Nueva York y exasesor del
excandidato presidencial opositor Henri Falcón.
Repsol
y Total no respondieron a solicitudes de información y Equinor declinó comentar
sobre este asunto.
Las
posibles medidas a compañías que hacen negocios con PDVSA, que son conocidas
como sanciones secundarias, podrían afectar las operaciones de la industria
petrolera venezolana, según dijeron analistas. Más de la mitad de la producción
actual de crudo proviene de empresas conjuntas entre la estatal y socios
extranjeros.
Las
sanciones en enero impidieron a firmas estadounidenses importar petróleo
venezolano y realizar transacciones en dólares con PDVSA, lo que aceleró el
declive del bombeo de crudo en la nación OPEP. El país exportó unos 993.000 de
barriles de petróleo por día (bpd) en julio, bajo el promedio de casi 1,5
millones de bpd que despachó en los tres meses anteriores.
Una
fuente de la industria dijo que es posible que socios y clientes de PDVSA
soliciten al Departamento del Tesoro de Estados Unidos una aclaratoria sobre la
nueva orden, o incluso tramiten exenciones específicas para garantizar que sus
actividades no sean afectadas por la regulación.
La
fuente dijo que las compañías estaban preocupadas también por el posible
sobrecumplimiento por parte de instituciones financieras de estas medidas,
buscando no arriesgarse a sanciones al aprobar operaciones vinculadas a PDVSA,
lo que complica los pagos a proveedores y contratistas y puede desacelerar aún
más la actividad petrolera.
Si
bien las transacciones en dólares vinculadas a PDVSA o sus empresas conjuntas
siguen prohibidas, la Unión Europea no ha restringido operaciones en euros.
Pero muchos bancos globales no están autorizando cuentas en euros a firmas
asociadas con la petrolera o transacciones que puedan ser rastreadas. Algunos
incluso han congelado dinero de la empresa en el extranjero.
“Hay
pánico entre las petroleras por cómo va el gobierno de Estados Unidos a
interpretar la nueva orden ejecutiva, ya que puede llevar a sanciones
secundarias, no aún al nivel de Irán, pero cerca”, dijo una tercera fuente. “Es
obvio que cada documento punitivo que emite el gobierno estadounidense va
generando un efecto corrosivo”, agregó.
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