ISABEL PEREIRA PIZANI 03 de julio de 2023
@isapereirap
“Para que Venezuela siga existiendo tiene
que recuperar sus instituciones públicas y ponerlas al servicio ciudadano, hay
que saber lo que haremos para lograr tener justicia y jueces de verdad y no
títeres del poder central, condición imprescindible para reconstituir el Estado
de Derecho. El líder de una transición tiene que llegar con un guion preciso.
El tiempo es corto. Debe ya armar los equipos con la gente que tiene
conocimientos y experiencia. El voto popular se gana con planes concretos, que
resuelvan las emergencias pero que se pueda trabajar con fines de largo
alcance, no remendando, ni poniendo parches”.
El voto popular se define como el acto que concede al pueblo, independientemente de su educación y situación económica, la oportunidad de materializar la aspiración de elegir directamente sus representantes políticos. En este tipo de votación, el candidato que recibe la mayoría de los votos es el que gana la elección. Es un medio de consulta, de participación ciudadana, donde electores deciden mayoritariamente sobre quienes quieren como gobierno.
Las
primarias en el caso venezolano tienen una gran significación, la primera es la
posibilidad de volver al territorio de la democracia y la libertad después de
más de dos décadas de intentar mover o empujar a Venezuela al fracasado mundo
del socialismo a la vía cubana, la desmembrada Unión Soviética y China, hasta cierto
punto.
Es
necesario recordar que aun reconociendo que quizás “ir a las primarias” no era
la mejor decisión, existiendo otras salidas aparentemente menos complicadas,
tales como acuerdos, pactos, etc. es imprescindible aceptar que ya las
primarias están ahí. Es oportuno y conveniente recordar, como bien señala el
polémico Carlos Raúl Hernández algunos antecedentes “Las
‘generaciones’ de 1998 y 2007 fracasan, después de intentar las memeces más
estrafalarias, insurrecciones civiles, calle y más calle, hora cero, golpes de
Estado, invasiones extranjeras, parodias como Gedeón. Decidieron que ‘estaba
cerrada la vía electoral’ para unas elecciones en las que a su favor podían
estar 7 de cada 10 votantes, acompañados por 58 países y el gobierno de EE.UU.
Evidentemente ‘no había condiciones’ pero dentro de sus cabezas”.
“Nuestra
destrucción institucional es peor que la de Ucrania, allá cuentan con el apoyo
de Occidente y la fuerza ciudadana, aquí hay que levantar los espíritus y
trabajar con inteligencia, buena fe y escasos recursos”
Con
base en estas incidencias quizás la principal ventaja de las primarias, a pesar
de ser el modo más tortuoso y difícil para avanzar hacia el cambio
político es su innegable carácter como la vía más contundente para
enfrentar toda la inteligencia negativa de un régimen que no piensa ceder el
poder, apoyado por nuestros errores, un régimen que aún muy debilitado tiene
como objetivo obstaculizar este proceso de expresión de la voluntad
ciudadana. Elecciones primarias con una arrasadora participación del voto
popular son casi imposibles de anular o derrotar.
La
elección Primaria, ya es un hecho, tenga o no grandes posibilidades de resolver
la fractura hay que concentrarse en la búsqueda de la gran salida. Los
anteriores fracasos no son una muestra matemática que signifique que la
población no pueda unificarse espontáneamente, o que bien dirigida pueda dar
una lección de racionalidad y legitimidad a quienes pretenden representarla y
dirigirla, sin conocerla y respetarla.
Una
vez cumplido el trámite de la inscripción de los candidatos -un sainete más- se
abre un camino duro pero apasionante, se trata de crear las conexiones
profundas entre las candidaturas con el voto popular, mostrar que no sólo es un
problema teórico de enunciación de importantes medidas macroeconómicas -aun
siendo imprescindibles- para avanzar hacia la libertad y el respeto,
lo cual es mil veces mejor que estar sometido a algún tipo de esclavitud de
bandas ideologizadas cargadas de malos deseos hacia su prójimo.
El
gran tema es: ¿Cómo puede construirse el voto popular que afiance la
aspiración del cambio político?, ¿acaso se trata de un festival irresponsable
de ofertas de bienestar? como lo está haciendo hoy Nicolás Maduro con su
promesa de más bonos: Bono de Carnavales por un monto de 700.000 bolívares para
supuestamente 8 millones de venezolanos, bono José Gregorio Hernández ofrecido
en Navidad de 500.000 bolívares, conjuntamente con un evaporado pernil. El bono
de Reyes, el del Parto Humanizado de 700.000 bolívares a las embarazadas. El
bono de protección mensual a los miembros de la Misión Hogares de la Patria.
Sin olvidar lo que intentan ocultar, los bonos no tienen efectos ni incidencias
en el salario real de los trabajadores, porque son un subsidio demagógico.
Al lado
de este carnaval populista y frente a la realidad, Maduro ofrece medidas de más
largo alcance a unos posibles electores que entre 2013 y 2021 han visto la
economía venezolana contraerse un 80%. “Recuperar el salario de trabajadores,
aumentar la producción petrolera, generar una oferta de alimentos que acabe con
el hambre, poner a funcionar todos los servicios destruidos por su régimen”.
Podemos decir que ya Maduro abrió la caja de Pandora para tratar de seducir las
masas populares que aun estando abiertamente descontentas podrían ser tentadas
a caer de nuevo en las tramposas ofertas del politiquero Maduro.
El
problema es entonces para los que compiten en las Primarias: ¿Qué
plantear, qué ofrecer a unas masas sufridas y desencantadas? Oferta que
necesariamente pueda ser cumplida, no un engaño más.
Lo
primero, una sensata política económica que propicie el crecimiento, la
producción, productividad y la rentabilidad. Expuesta sencillamente, que todos
puedan comprender. No es necesario un discurso técnico complicado, sólo para
especialistas, hay que establecer, mostrar el efecto directo de las políticas
en los salarios (no con bonos) y en los beneficios de los emprendedores,
pequeños-medianos, su resultado inmediato en la expansión comercial, lo cual
puede sintetizarse objetivamente, cómo empeñarse en crear condiciones para
producir, más, mejor, con mayores beneficios para empresarios y trabajadores;
estimular la creación de nuevos empleos; empleabilidad mejorada; salarios
e ingresos para las familias en alza, sin populismos.
“¿Cómo
hacer crecer la agricultura y la producción agroalimentaria; cómo liberar las
amarras para que la industria y el comercio crezcan eliminando medidas,
restricciones, corrupción, intervenciones confiscatorias y paralizantes?”
La
gente tiene que vislumbrar en la realidad qué pasa si cambian las políticas
macroeconómicas, sin tecnicismos, ni complicadas ecuaciones indigeribles,
aludiendo a resultados esperados en su vida, en el aliento para trabajar y
esforzarse, en su poder de compra, en la capacidad para sufragar sus
gastos, creando esperanzas firmes de tener ingresos suficientes para vivir
decentemente. El equipo técnico macroeconómico debe trabajar discretamente,
convertir los resultados esperados en oportunidades de cambios tangibles en la
actual situación económica de la gente. Deben producir información y data para
que los comunicadores las transmitan al pueblo en un lenguaje directo, sin
mentiras ni exageraciones, sólo mostrando una forma distinta de ser
productivos, responsables en el trabajo y con potencia en los
emprendimientos.
Hoy
sabemos que no habrá cambios reales si no avanzamos hacia la desestatización de
la economía, si no liberamos la industria, la agroalimentación y el comercio
del atropello de medidas populistas impuestas, la mayor parte, con el fin
de mantenerse en el poder a cualquier costo, tales como importar alimentos
baratos y dañinos a la salud para llenar las bolsas CLAP, arruinando de paso a
los productores nacionales. Acabar con la intervención grosera de la economía
por el Estado socialista, corrupto y dejar la gran operación económica en manos
de sus agentes naturales: Empresarios, trabajadores, gremios,
comercializadores, tecnólogos, respaldados por instituciones del Estado,
apoyando y promoviendo el crecimiento de la economía, única manera de alcanzar
mejores salarios para el trabajador y mayor rentabilidad para el empresario.
Para
que esta propuesta no se vea como una muestra de ignorancia infantiloide, hay
que bajar a dialogar con los agentes económicos, pedirles que sin miedo
propongan lo que hay que hacer, las medidas más urgentes para producir más,
ganar más, pagarle más al trabajador y acabar con la miseria económica que
hoy confrontamos. Señalar cuáles han sido las políticas que han envilecido sus
procesos económicos y trazar el camino para erradicarlas. Los propios
dirigentes de los sectores económicos deben forjar la ruta ¿cómo hacer crecer
la agricultura y la producción agroalimentaria; cómo liberar las amarras para
que la industria y el comercio crezcan eliminando medidas, restricciones,
corrupción, intervenciones confiscatorias y paralizantes?
Hoy
las instituciones públicas operan en un sentido contrario, penetran en las
empresas no a inspeccionar, a colaborar en mejoras, entran a amenazar, coaccionar
al empresario, multar, proponen acciones corruptas, amenazan con el cierre. Una
medida sana sería concentrar todos los inspectores de instituciones públicas
que invaden las empresas con fines tortuosos, con un mensaje cargado de corrupción
y amenazas, concentrarlos y reeducarlos, en lugar de cerrar negocios y
chantajear al empresario, trabajar a su lado, ponerlos a su servicio, se puede
hacer una lista de las instituciones públicas depredadoras de los empresarios
en todos sus tamaños y campos de actividades.
“Elecciones
primarias con una arrasadora participación del voto popular son casi imposibles
de anular o derrotar”
Otra
medida sería dar marcha a todas las acciones expropiatorias, devolver lo
confiscado, expoliado, en colaboración con sus antiguos equipos de trabajo,
empresarios, gerentes, trabajadores y técnicos dispuestos a poner de nuevo en
marcha las empresas. Cuántas empresas podrían poner el reloj en cero y
comenzar de nuevo en un ambiente de confianza y reconstrucción. Un dato inicial
señala más de un millar de empresas y con ello el surgimiento de miles de
puestos de trabajo en el campo y en las ciudades.
Venezuela
tiene excelentes equipos humanos para recuperar los principales servicios
públicos, la salud, educación, electricidad, suministro de agua potable, la
recuperación de las vías de comunicación, el transporte público. Expertos con
conocimientos y trabajadores con experiencia para devolver los servicios a las
ciudades y pueblos hoy con problemas educativos, sanitarios, en sequía, oscuridad,
incomunicados por el desastre administrativo del régimen actual. Hay que
sentarlos a trabajar y elaborar medidas urgentes y de largo plazo, Esto es hoy
no mañana.
Los
candidatos a las primarias que aspiren lograr el favor de la gente tienen que
construir una temática que genere esperanzas, seguridad y confianza, decir la
verdad: ¿Cómo van a comenzar el proceso de reconstrucción del país? Cómo
colocar en la pirámide institucional a los municipios, empujar la
descentralización de forma concreta y acabar con el totalitarismo centralista,
cuna de la corrupción, malversación y abandono de gran parte del país.
Han
surgido en las distintas regiones del país grupos humanos con conocimientos
y soluciones para descentralizarel monstruoso Gólem que es el Estado
venezolano superconcentrado y expoliador, basta citar al Grupo Táchira que
trabaja en serio este tema. ¿Cómo se van a recuperar las escuelas, dotarlas de
agua, electricidad, equipos pedagógicos y capacidad de alimentar a los
escolares?, ¿qué hacer para regresar los maestros a las aulas y pagarles los
salarios que se merecen?, ¿cómo reactivar los servicios públicos llamando a los
expertos y reeducando a los que hoy laboran sin conocimiento, con orientaciones
negativas-destructivas, chantajeando al ciudadano? Hay que presentarle al país
el panorama de las salidas y de la búsqueda de soluciones, con equipos humanos
y guiones articulados, precisos, verdaderos, es lo que desea la gente oír,
para recuperar la confianza.
Los
candidatos están obligados a sentarse con la gente, abrir los planos de lo que
se puede hacer en cada uno de los campos minados, destruidos y comenzar desde
este momento previo al acto electoral a liderar el proceso de
reconstrucción, es desde un principio, es el alimento del voto popular.
Basta
de discusiones estériles girando alrededor de las trampas que propone el
Gobierno, oído sordos a las inhabilitaciones, la conversión del CNE en un
organismo dirigido por Cilia y Maduro, las profecías oscuras de Cabello, los
ataques antiéticos entre los propios candidatos. Empiecen por crear los
equipos de trabajo y hablen con el país. Cómo se recupera la educación, la
salud, el transporte, la seguridad, la alimentación, el agua, la luz, los
medios de comunicación, en fin, todo aquello que conforma nuestra vida
cotidiana. La ventaja es que los diagnósticos ya están hechos, hay que
trabajar en soluciones.
Para
que Venezuela siga existiendo tiene que recuperar sus instituciones públicas y
ponerlas al servicio ciudadano, hay que saber lo que haremos para lograr tener
justicia y jueces de verdad y no títeres del poder central, condición
imprescindible para reconstituir el Estado de Derecho. Cómo convertir las
principales industrias en generadoras de bienestar, tal como ocurre en Noruega
con una industria petrolera que ha promovido un fondo de ahorros ciudadano para
más de un siglo.
El
líder de una transición tiene que llegar con un guion preciso. El tiempo es
corto. Debe ya armar los equipos con la gente que tiene conocimientos y
experiencia. El voto popular se gana con planes concretos, que resuelvan las
emergencias pero que se pueda trabajar con fines de largo alcance, no
remendando, ni poniendo parches, se trata sólo de agarrar el buen camino que
perdure.
Nuestra
destrucción institucional es peor que la de Ucrania, allá cuentan con el apoyo
de Occidente y la fuerza ciudadana, aquí hay que levantar los espíritus y
trabajar con inteligencia, buena fe y escasos recursos.
Todo
es urgente. La crisis educativa en todos sus niveles, la erosión del sistema de
salud, la inseguridad ciudadana, la hiperconcentración territorial, la caída de
los servicios de electricidad y agua potable, el abandono de las poblaciones
vulnerables, niños y ancianos sin familia. El hambre desatada que acaba con las
esperanzas y roba las fuerzas de maestros, enfermeras, niños, ancianos, madres
jefas de hogares numerosos, y pare de contar. El país debe conocer cómo
corregir con reglas democráticas el equivocado rumbo institucional de las FANB
que deben ubicarse de nuevo como institución bajo la égida civil y no
mercenaria al servicio de dictaduras.
Para
los candidatos, lo que viene es trabajo duro, si quieren ser respaldados por el
voto popular que ya no cree en mentiras, demagogias ni populismo. Manos a la
obra y que gane el mejor.
ISABEL
PEREIRA PIZANI
@isapereirap
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