Por Xabier Coscojuela
Rubén González ha sido
condenado por segunda vez por la “justicia chavista”, en esta oportunidad
vestida de verde olivo. Algunos se pueden preguntar por qué el chavismo le
tiene tanta inquina a este dirigente sindical. La razón es que el secretario
general de Ferrominera les recuerda lo que ellos alguna vez fueron, los desnuda
en su traición e inconsecuencia.
González fue chavista. Creyó
en las promesas y propuestas de Hugo Chávez y su cogollo. Con el tiempo fue
perdiendo la fe. Contrastaba palabras con hechos y veía cómo la distancia entre
unos y otros era cada vez más larga; cómo todo el discurso sobre la redención
de los pobres lo único que buscaba era esconder una gran impostura.
Este dirigente sindical de
Ferrominera tuvo, en algún momento, que elegir entre los trabajadores y los
intereses de la gerencia de las empresas básicas. Lo hizo a favor de los
trabajadores. Tuvo que decidir entre ejercer un sindicalismo democrático o ser
parte del cogollo elegido dedocráticamente por Chávez, y se decantó por lo
primero.
También estuvo en la
disyuntiva entre mantener su honestidad o ceder ante las prebendas del poder,
eligiendo ser honesto. Eso es lo que no le perdonan a González. Maduro y
Aristóbulo Istúriz fueron dirigentes sindicales, alguna vez fueron honestos y
pusieron en primer lugar los intereses de los trabajadores antes que los del
poder. Hace ya rato que se traicionaron a sí mismos.
González les demostró que se
pueden mantener los principios. Que eso que los camaradas llamaban intereses de
clase pueden y deben estar primero que los privilegios que derivan del poder.
Que es posible ser consecuente con lo que se predica. Estas son parte de las
razones que explican la segunda condena contra Rubén González. Su prédica es
coherente con su práctica, algo que la abrumadora mayoría de los dirigentes
chavistas no pueden exhibir. Algo de lo que hace rato se desentendieron Maduro
y Aristóbulo.
Los dirigentes sindicales
democráticos del país, los trabajadores todos, deben dedicar buena parte de sus
esfuerzos a echar para atrás esta injusta y aberrante decisión del tribunal
militar servil con Maduro. Ya en la primera oportunidad se logró revertir la
condena de la “justicia” chavista. Hay que volverlo a hacer.
14-08-19
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