Un equipo es algo más que un grupo de trabajo. En él cada participante juega su papel y desarrolla sus funciones con respeto y confianza hacia los otros en pos de objetivos comunes. Algunas pautas para conformar y mantener equipos exitosos son:
01.- Conceptos. Sin conocimiento apropiado de los lineamientos estratégicos de la organización en la que se actúa —valores, misión, visión, objetivos estratégicos— no hay rumbo. Cada valor debe ser definido.
La misión, según Fred R. David, debe contener diez elementos, la visión aporta otros tres y los objetivos estratégicos deben tejerse sobre los valores y esos 13 elementos. Estos preceptos sinérgicos deben ser formulados colectivamente por quienes tienen capacidad decisoria y sobre ellos formular políticas, decidir y activar la organización.
02.- Direccionalidad. El éxito o el fracaso no es individual y todos son importantes. La unidad dentro de la diversidad es una máxima de los equipos exitosos. Cada participante debe engranar sus ideas y acciones con las de los otros apuntando a lo deseado y construyendo una suerte de cultura organizacional. Focalizar objetivos con espíritu de cooperación facilita la aplicación de esfuerzos, cada logro refuerza al equipo y proporciona confianza.
03.- Reconocimiento mutuo y cooperación hacia la solidaridad. En todo equipo el reconocimiento de los otros y la adopción del nosotros por sus integrantes es clave demostrativa del sentido de pertenencia, pero también de la confianza tejida entre miembros que reconocen sus limitaciones individuales y asumen que solo con la sinergia de aportes y esfuerzos conjuntos lograrán niveles de calidad y resultado de sus acciones. Lo ideal, luego del nosotros y de la confianza, es construir el valor de la solidaridad, valor nada fácil de lograr.
04.- Informarse colectivamente. No basta con conocer los lineamientos, dominar símbolos y significados es sinónimo de entenderse y actuar; solo con conceptos comunes se acoplan los pensamientos y acciones por lo que la información y el diálogo en todos los sentidos es indispensable. Estar al día, invitar conferencistas, estudiar, dialogar comprendiendo diferencias, debe ser permanente. La transparencia informativa, el no ocultarla, es clave para la integración y el sentido de pertenencia.
05.- Respetar la diversidad de opiniones. Los equipos, al igual que los gobiernos, no se miden tanto por lo que ofrecen y hacen sino por lo que dejan de hacer. A mayor diversidad de opiniones, de lluvias de ideas, mayor potencial tendrá el equipo, pero mayor esfuerzo debe realizar para, considerando desacuerdos, seleccionar y jerarquizar las acciones en el tiempo y el espacio. Opinar en equipo es sinónimo de acción y compromiso; ofrecer y comprometerse obligan al cumplimiento.
06.- Mediciones, indicadores y autoevaluación. Las acciones deben medirse para mejores monitoreos y continuidad o rectificación. Indicadores estándares objetivos y mesurables son instrumentos óptimos de evaluación y tránsito hacia la visión. La autoevaluación, como herramienta de corrección hacia rumbos asertivos es clave en el trabajo en equipo.
07.- Reuniones óptimas. Cada reunión debe ser un proceso de aprendizaje. Deben organizarse y orientarse al logro; sin direccionalidad, agenda y tiempo definido conducen al fracaso. La cadena de valor de una reunión óptima implica puntualidad, respeto al derecho y tiempo de uso de la palabra, actas firmadas, y minutas como recordatorio de lo discutido. Ello sin olvidar el orden y la limpieza del espacio al concluir la reunión.
08.- ResponDabilidad. Este valor, con la D en mayúscula, entendido como el arte de responder en la doble vertiente de ser responsable e informar oportunamente, debe ser el ADN del equipo y sus miembros. Todo participante, sabiendo de antemano que debe rendir cuentas, no debe dejar sus evaluaciones e informes para última hora.
09.- Reconocimientos mutuos y empoderamiento. Honor a quien honor merece. Reconocer las ideas de los otros y reconocerse como actores con derechos a plena participación, conocer roles, acciones y resultados y rotar en roles claves es empoderar un mejor engranaje organizacional. Alertar a quienes no cumplen y premiar a quienes aportan debe ser constante.
10.- Flexibilidad ante el cambio. Simón Rodríguez, maestro del Libertador Simón Bolívar afirmó: O inventamos o erramos, así que revisarse, reorientarse y actuar nuevamente sobre evaluaciones objetivas y con indicadores de lo hecho y logros debe ser tarea permanente. Los cambios deben fortalecer las columnas de resiliencia del equipo y de la organización en la cual actúan.
¡Adelante!.
oscarbastidasdelgado@gmail.com
https://talcualdigital.com/hacia-un-decalogo-del-trabajo-en-equipo-por-oscar-bastidas-delgado/
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