Jorge Rosell y Jorge Euclides Ramírez 28 de octubre de 2022
Ante
el fracaso del “cese de la usurpación”, el pueblo venezolano fue víctima de la
desesperanza y la dirigencia opositora escogió un solo culpable: la presidencia
interina. En la oposición no hubo un plan vertebrado para defenderla como el
bastión por excelencia de la resistencia que era. El interinato, “joya de
la corona” de la resistencia hace tres años, ahora no tiene dolientes y se pone
en la picota su vigencia.
Lo que se pasa por alto es que con todo y las críticas internas que se la hacen a Guaidó, todos pagaremos la eliminación de la presidencia interina, porque la gente no distingue entre Guaidó y la plataforma política opositora que le ha dado sustento, incluida María Corina. Bueno, así somos, hace treinta años escogimos a otro chivo expiatorio: culpamos a Carlos Andrés Pérez (CAP) de los males que vivía Venezuela en esa oportunidad y luego en colectivo pagamos las consecuencias que las vivimos cotidianamente.
Ese
acto insensato de romper, así haya sido a través de la legislación vigente, con
el mandato que el pueblo le otorgó a CAP, trajo como consecuencia una
involución política, que nos hizo regresar a un sistema de mando en el país que
creíamos superado luego de 1958: la impronta militarista volvió a hacerse del
poder. Un hábil embaucador, con el poder y con el carisma que le daba la
riqueza venezolana (según un ex presidente colombiano, Chávez no tenía carisma,
sino chequera), ante nuestra mirada irresponsablemente impasible, que no llegó
a alterarse a pesar de los destrozos económico, institucionales y morales que
le infringió a la república, contemplamos como devastó lo hecho durante los
cuarenta años de democracia en el fortalecimiento del estatus cívico y de
prosperidad que se vivía.
Ahora,
de nuevo, irresponsablemente ponemos en riesgo al reducto institucional que nos
queda a través de las riñas internas dentro de los bastiones de la
oposición. Esa lucha permanente por el liderazgo sea como sea y cueste lo que
cueste a Venezuela, es la que nos llevará por el despeñadero definitivo.
Los
artículos 233 y 333 siguen vigente en la Constitución y es a partir de ellos y
ante la írrita elección presidencial de 2018, que se erige el gobierno
interino. Sigue vigente el hecho de que si bien Maduro detenta el poder, lo
hace ilegítimamente y es el gobierno de transición en donde radica la
legitimidad, eso no ha cambiado. Así mismo por la misma razón, la Asamblea
Nacional elegida en 2015, es la que debe ejercer con legitimidad la función
legislativa, pues la elegida en 2021 se hizo a través de un proceso violatorio
de la Constitución y las leyes.
Darle
la espalda a la Institucionalidad Interina, como lo advierte el Procurador
General Especial, hará cesar todos los organismos creados para su
funcionamiento y representación: todas las Juntas Administradoras Ad Hoc de
organismos autónomos cesarán en sus funciones (PDVSA, Banco Central,
Corporación de Guayana, etc.); no habría ningún organismo de la
Institucionalidad Interina que pudiera actuar como interlocutor de Estados
extranjeros (el oro depositado en Inglaterra tendría un solo “doliente”: Maduro);
las representaciones consulares y diplomáticas ante otros Estados y
organismos internacionales como la OEA cesarán al extinguirse la
Institucionalidad Interina; y el régimen de Nicolás Maduro podrá reclamar la
propiedad de los activos de la República en los países que han reconocido a
Guaidó en su condición de Presidente Interino. Lo que se logró rescatar de la
bestial corrupción que asoló a Venezuela, volverá a las repugnantes arcas en
donde se encontraban: será el oficialismo impúdico el que dispondrá de esos
activos.
La
extinción de la Institucionalidad Interina está en boca de la dirigencia
partidista de la oposición, ¿pero qué dice la gente? Según el reconocido
comunicador Ramón Muchacho, que realizó una encuesta: tan sólo 16 % de los
participantes apoyó la opción del cese del gobierno interino y en total 80 %
apoyó que su vigencia sea extendida más allá del 5 de enero. Se permite al
comunicador dar un consejo a la dirigencia de oposición: “tengan cuidado con el
(mal) trato que le den a Guaidó, por qué el Gobierno Interino pudiera
tener más dolientes de lo que parece”.
Así
como sucedió con CAP, ahora tenemos a Guaidó sobre la piedra de los sacrificios
y ejecutada la sentencia, todos seremos parte del tributo a los dioses de la
venganza. La verdadera unión está en dignificar logros colectivos y asumir en
grupo los errores. La presidencia interina tiene logros y errores, toca a la
unidad decidir su destino.
Aquí
nadie cobra o paga por separado. Ojalá que el sentido común y la visión de una
Venezuela con un futuro institucional y próspero, nos ilumine.
Jorge Rosell y Jorge
Euclides Ramírez
JGuaido, ha tenido que operar bajo condiciones muy adversas su mandato interino. Sus compañeros de partido en vez de aydarlo, solo han sido un lastre costoso que lo hunde en la negligencia no caracteristica del Ingeniero. Su poca efectividad es producto de ese entorno partidista negativo para el ejercicio de un interinato negado del vitalicio, que solo buscan un poder alejado del conceso público y de la democracia.
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