Julio Castillo Sagarzazu 24 de octubre de 2022
Las
fuerzas democráticas venezolanas tienen una buena oportunidad para la
reunificación, ahora que se despeja el camino de las primarias
Las
autoridades cubanas han confirmado que aceptaron un donativo de la USAID por
dos millones de dólares para atender las emergencias humanitarias de la isla.
El dinero será ejecutado por la Cruz Roja, pero su origen son los fondos
gubernamentales del “imperio mesmo”.
Se
trata de una suma irrisoria, pero su solicitud y aceptación nos develan un
mundo de realidades que van más allá de lo simbólico y la normal cooperación
diplomática en casos de calamidades naturales.
Están lejos los días en los que Chávez se daba el lujo de devolver la ayuda norteamericana, en medio de la vaguada de Vargas y los en que Fidel hacia acopio de orgullo revolucionario para proclamar que no necesitaban a los gringos. Las cosas no están para escupir hacia arriba.
La
pandemia y la salvaje aventura de Putin en Ucrania están produciendo cambios
geopolíticos acompasados con los del cambio climático y sincronizando sus
velocidades.
La
recepción de esta ayuda por parte de Díaz Canel, suprimiendo la doctrina
castrista en esta materia de un solo plumazo, hay que verla en este contexto de
nuevas realidades.
Si al
final, como parece previsible, Putin pierde la guerra, quedará acotado por unas
nuevas fronteras de la OTAN. Europa se habrá desvinculado de su dependencia
energética y la economía rusa se encontrará postrada ante China, que le
comprará a precios de extorsión los combustibles que necesite.
Si
Putin sobrevive en el Kremlin, lo hará al alto precio de exponenciar la
represión y de la pérdida de influencia sobre sus satélites, cuyos líderes ya
se dan el lujo de regañarlo en público y tratarán cada uno de salvarse si
el barco se viene a pique.
Si
esto ocurre con sus satélites fronterizos, ocurrirá con más fuerza en los que,
como Venezuela, están más distantes.
La
ayudita que hoy aceptan los cubanos, son, mutatis mutandi, un aviso de que el
régimen venezolano se puede estar preparando también para aceptar concesiones.
Es en
este contexto que hay que mirar sus acercamientos con los Estados Unidos para
una eventual negociación directa sus relaciones, en suspenso desde hace muchos
años.
Esta
negociación es bien particular porque no solamente involucra las eventuales
relaciones entre los dos países, sino que está amarrada, por razones de
política interna y electoral norteamericana, a la actitud de Maduro sobre
permitir una apertura para que se realicen unas elecciones libres en Venezuela.
Cualquier negociación, entonces, está obligada a “pagar este peaje”.
Por
supuesto que para alinear los intereses hay que superar el nada despreciable
escollo de reconstruir los consensos y acuerdos perdidos al interior de la
oposición venezolana. Las reuniones de Panamá y las de Washington de estos
últimos días tienen ese objetivo.
Es
obvio que para los Estados Unidos y para el mundo democrático es un objetivo
apetecible sacar a Maduro de la esfera de Putin, y seguirán trabajando en ello.
Solo que, lo repetimos, sería demasiado costoso hacerlo al precio de
desentenderse de la lucha por la recuperación de la democracia venezolana,
luego de que se ha andado tanto tiempo comprometido con ese proceso.
Para
la oposición venezolana hay también una oportunidad de avanzar, luego de tantos
meses de atasco y diferencias. Los acuerdos logrados recientemente sobre las
primarias en la Plataforma Unitaria, son una muestra de que las diferencias
pueden minimizarse y que los intereses contrapuestos podrían lograr un área
común de coincidencias.
Aún es
pronto para lanzar el sombrero al aire, porque el chavismo seguirá jugando a
exacerbar esas diferencias y aún tiene recursos para hacerlo.
Todavía
no le crecen todos los enanos del circo, pero mucha preocupación debe tener
observando que el movimiento hacia las primarias se ha robustecido con el
anuncio de participación de importantes sectores y el debilitamiento de los
“antiparticipacionistas” en las últimas semanas.
La
oportunidad de las fuerzas democráticas está consiguiendo una rendija
importante al día de hoy. Está en sus manos aprovecharla y convertir estas
coincidencias (así sean a juro y obligados) en una oportunidad para avanzar.
Maduro
aún no está en la situación de pedir una ayudita al USAID, pero que lo esté
Díaz Canel, es una buena noticia.
Julio
Castillo Sagarzazu
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