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martes, 25 de octubre de 2022

Una limosnita, por el amor de Dios, por @juliocasagar


Julio Castillo Sagarzazu 24 de octubre de 2022

@juliocasagar

Las fuerzas democráticas venezolanas tienen una buena oportunidad para la reunificación, ahora que se despeja el camino de las primarias

Las autoridades cubanas han confirmado que aceptaron un donativo de la USAID por dos millones de dólares para atender las emergencias humanitarias de la isla. El dinero será ejecutado por la Cruz Roja, pero su origen son los fondos gubernamentales del “imperio mesmo”.

Se trata de una suma irrisoria, pero su solicitud y aceptación nos develan un mundo de realidades que van más allá de lo simbólico y la normal cooperación diplomática en casos de calamidades naturales.

Están lejos los días en los que Chávez se daba el lujo de devolver la ayuda norteamericana, en medio de la vaguada de Vargas y los en que Fidel hacia acopio de orgullo revolucionario para proclamar que no necesitaban a los gringos. Las cosas no están para escupir hacia arriba.

La pandemia y la salvaje aventura de Putin en Ucrania están produciendo cambios geopolíticos acompasados con los del cambio climático y sincronizando sus velocidades.

La recepción de esta ayuda por parte de Díaz Canel, suprimiendo la doctrina castrista en esta materia de un solo plumazo, hay que verla en este contexto de nuevas realidades.

Si al final, como parece previsible, Putin pierde la guerra, quedará acotado por unas nuevas fronteras de la OTAN. Europa se habrá desvinculado de su dependencia energética y la economía rusa se encontrará postrada ante China, que le comprará a precios de extorsión los combustibles que necesite.

Si Putin sobrevive en el Kremlin, lo hará al alto precio de exponenciar la represión y de la pérdida de influencia sobre sus satélites, cuyos líderes ya se dan el lujo de regañarlo en público y  tratarán cada uno de salvarse si el barco se viene a pique.

Si esto ocurre con sus satélites fronterizos, ocurrirá con más fuerza en los que, como Venezuela, están más distantes.

La ayudita que hoy aceptan los cubanos, son, mutatis mutandi, un aviso de que el régimen venezolano se puede estar preparando también para aceptar concesiones.

Es en este contexto que hay que mirar sus acercamientos con los Estados Unidos para una eventual negociación directa sus relaciones, en suspenso desde hace muchos años. 

Esta negociación es bien particular porque no solamente involucra las eventuales relaciones entre los dos países, sino que está amarrada, por razones de política interna y electoral norteamericana, a la actitud de Maduro sobre permitir una apertura para que se realicen unas elecciones libres en Venezuela. Cualquier negociación, entonces, está obligada a “pagar este peaje”.

Por supuesto que para alinear los intereses hay que superar el nada despreciable escollo de reconstruir los consensos y acuerdos perdidos al interior de la oposición venezolana. Las reuniones de Panamá y las de Washington de estos últimos días tienen ese objetivo. 

Es obvio que para los Estados Unidos y para el mundo democrático es un objetivo apetecible sacar a Maduro de la esfera de Putin, y seguirán trabajando en ello. Solo que, lo repetimos,  sería demasiado costoso hacerlo al precio de desentenderse de la lucha por la recuperación de la democracia venezolana, luego de que se ha andado tanto tiempo comprometido con ese proceso.

Para la oposición venezolana hay también una oportunidad de avanzar, luego de tantos meses de atasco y diferencias. Los acuerdos logrados recientemente sobre las primarias en la Plataforma Unitaria, son una muestra de que las diferencias pueden minimizarse y que los intereses contrapuestos podrían lograr un área común de coincidencias.

Aún es pronto para lanzar el sombrero al aire, porque el chavismo seguirá jugando a exacerbar esas diferencias y aún tiene recursos para hacerlo. 

Todavía no le crecen todos los enanos del circo, pero mucha preocupación debe tener observando que el movimiento hacia las primarias se ha robustecido con el anuncio de participación de importantes sectores y el debilitamiento de los “antiparticipacionistas” en las últimas semanas.

La oportunidad de las fuerzas democráticas está consiguiendo una rendija importante al día de hoy. Está en sus manos aprovecharla y convertir estas coincidencias (así sean a juro y obligados) en una oportunidad para avanzar.

Maduro aún no está en la situación de pedir una ayudita al USAID, pero que lo esté Díaz Canel, es una buena noticia.

Julio Castillo Sagarzazu

@juliocasagar


 
 

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