Por estos días se ha reavivado la técnica de lanzar “puyitas” al aire. Esta consiste en enviar mensajes “indirectos” a terceras personas, utilizando palabras claves. Es lo que ha hecho el actual gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, en una entrevista con el conocido periodista Vladimir Villegas.
“Les entrego la candidatura con un lacito”, ha dicho categóricamente Rosales, luego de haberse inscrito con la tarjeta del partido Un Nuevo Tiempo (UNT) al filo de la medianoche, en un proceso demasiado convulso donde ni María Corina Machado, por estar inhabilitada políticamente, ni Corina Yoris, sin causa pública legal de impedimento conocida, pudieron ser inscritas.
Luego de este hecho, el debate inmediatamente se ha trasladado a la oposición. Desde diversos frentes y expresadas a través de las multiplataformas digitales, no han cesado las “indirectas” entre diferentes vocerías que han colocado de nuevo en el ruedo, los fantasmas de las divisiones opositoras que pudieran tener un impacto político grave en pleno proceso electoral comicial presidencial.
Aunque el cronograma electoral, las condiciones de participación y la compleja realidad económica venezolana obligan a ser muy estratégicos en los pasos que se deben dar, el “lacito” ha desatado muchas imprudencias de los líderes políticos por estos días.
División como estrategia
El Psuv y su candidato a la reelección, el actual mandatario nacional Nicolás Maduro, han basado su estrategia en “fomentar” la fractura de la oposición. Con números de intención de voto hasta ahora reducidos por el desgaste de 12 años consecutivos de gobierno, más una valoración negativa de la mayoría de la población en cuanto a su gestión, jugar a la división ha sido su eje central de campaña.
Desde octubre del pasado año cuando la oposición realizó un proceso de elección primaria en el que resultó electa por abrumadora mayoría María Corina Machado, se realizó una especia de “alineación” entre la mayoría descontenta del país con esta opción candidatural que logró amalgamar una victoria sin precedentes en cuanto a porcentajes se refiere, desplazando las tradicionales pugnas opositoras que menoscababan su accionar en los últimos años.
Ese eje central de la estrategia pesuvista se ha visto fortalecido de nuevo con las diferencias opositoras que han aflorado por estos días. Aunque tras bastidores han continuado las conversaciones para definir una sola opción candidatural en el planeta opositor hasta ahora han sido infructuosas y con muchas repercusiones en la opinión pública. No obstante, en el país las expectativas se han focalizado en acudir a votar a diferencia del proceso de 2018 donde más de la mitad de la población se abstuvo de participar.
La joya de la corona
Según los últimos estudios de opinión pública realizados en Venezuela, hay una proyección de participación que ronda 70%. Esta cifra realmente puede tener un impacto político demasiado contundente. Restringir esta proyección de participación o no darle un cauce adecuado al deseo mayoritario, pudiera tener unas consecuencias terribles tanto en el tema migratorio como en la legitimidad de los actores políticos.
Nicolás Maduro basa su intento de reelección en la dispersión. Esta es su manera más efectiva de cristalizar sus objetivos. Por el lado contrario, la apuesta por la concentración del voto y la participación es vital. Rosales y María Corina Machado son los actores claves de ese acuerdo. Por lo tanto, ese “lacito” pudiera ser la joya de la corona si produce unidad y estrategia común.
https://efectococuyo.com/opinion/el-lacito-de-la-discordia/
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