Laureano Márquez P. 05 de abril de 2024
Me
encuentro con este término, que desconocía, en un titular de prensa y la
primera percepción que le viene a uno es la de que se trata de una nueva
congregación protestante que se prepara para la segunda venida de Cristo. Pero
no, el preparacionismo, prepper en inglés, es un movimiento
que se prepara para una eventual emergencia que amenace la existencia humana,
para perturbaciones económicas, políticas y sociales que pongan en peligro el
normal desenvolvimiento de la vida.
Para ello, los seguidores de este movimiento adquieren destrezas que les permitan afrontar una eventual catástrofe: conocimientos médicos, construcción de refugios subterráneos, técnicas de supervivencia en condiciones adversas, almacenamiento de alimentos, medicinas, e incluso entrenamiento militar.
Los
preparacionistas no son nuevos, esta corriente un tanto pesimista (o realista,
según se mire) sobre el destino humano, es de larga data, cobró mucha fuerza
por allá por los años sesenta cuando la posibilidad de una guerra nuclear se
convirtió en la espada de Damocles que amenaza la supervivencia la humanidad.
Una de
las angustias mayores que invade a este peculiar grupo es el tema del
abastecimiento, por tal razón almacenar y guardar comida no perecedera para
cuando el apocalipsis sobrevenga, es una de las tareas centrales. Esta labor
cada uno la lleva a cabo según su condición social y económica: los
multimillonarios almacenan licores y exquisiteces y el resto enlatados y agua.
Sin
duda, la reciente pandemia padecida por la humanidad dio gran impulso a este
movimiento, muchos productos se agotaron en aquel entonces por las compras
nerviosas para el abastecimiento. También la guerra de Ucrania (recientemente
Putin acaba de reconocer que se trata de una guerra) y la dura situación en el
medio oriente han sido un aliciente para la actividad de los preparacionistas.
El movimiento cuenta con instructores especializados, uno de ellos afirma:
«Llevo diez años almacenando comida que sé que me voy a comer en 2035».
Otro
de los recurrentes temores de los preparacioncitas es la amenaza del llamado
«gran apagón». Uno de los motivos de mayor angustia para los seguidores de esta
corriente es, justamente, una falla de la electricidad que afecte la vida
normal de los ciudadanos. Las autoridades austríacas, por ejemplo, han instado
a los ciudadanos a almacenar combustible, velas, conservas y a pactar con
familiares eventuales puntos de encuentro en caso de fallas comunicacionales.
La ministra de Defensa de Austria, Klaudia Tanner, dijo el pasado 29 de octubre
que «la cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo». Existe
incluso una tendencia a compras nerviosas que lleva por nombre «el efecto papel
higiénico», que consiste en que el miedo hace que los productos se agoten antes
de tiempo.
Como
habrá notado el lector, todas estas angustias, temores y expectativas
fatalistas son propias de países desarrollados, porque por estos lares, aunque
desconociéramos el término, somos preparacionistas practicantes desde hace
tiempo que jode, porque para nosotros el apocalipsis hace rato que llegó.
Laureano
Márquez P.
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