Luisa Quintero 25 de mayo de 2024
El
teniente coronel Pedro Garrido Guillén y el estudiante Wilder Vásquez, que ya
cumplieron su condena en su totalidad, esperan que un tribunal de ejecución
dicte la boleta de excarcelación. El capitán Eduardo Henríquez, acusado junto a
Garrido Guillén, también tuvo que esperar el año pasado por su excarcelación.
El abogado Juan González Taguaruco señala que las órdenes para liberar a presos
políticos, una vez vencida su pena, pasan por varios funcionarios antes de
ejecutarse
La
prisión política se alarga de formas indebidas. Desde hace varios meses, dos
presos políticos venezolanos –un civil y un militar– esperan porque un tribunal
de ejecución dicte una boleta de excarcelación y puedan quedar en libertad,
luego de haber cumplido las penas impuestas en sus casos.
La persona que acumula más tiempo en espera es el estudiante Wilder Anderson Vásquez Velásquez. El 13 de octubre de 2023, el joven cumplió la condena de cinco años impuesta por la jueza Hennit Carolina López por el delito de «encubrimiento en el delito de terrorismo», tras ser involucrado en el «caso de los drones», como se denominó al intento de magnicidio contra Nicolás Maduro el 4 de agosto de 2018 durante un acto militar.
Wilder
Vásquez estudiaba el quinto semestre de comercio internacional cuando fue
apresado el 11 de octubre de 2018 por funcionarios del Servicio Bolivariano de
Inteligencia Nacional (Sebin). El entonces ministro de Comunicación Jorge
Rodríguez presentó al joven bajo el alias de «Capo», y lo acusó de mantener
bajo resguardo a Henryberth Rivas, uno de los supuestos operadores del intento
de magnicidio.
Rodríguez
también señaló que con la captura del estudiante se logró determinar el
financiamiento de la logística y alimentación del grupo vinculado a ese
acto.
En el
caso de Vásquez, le corresponde al Tribunal 8° de Ejecución, a cargo de la
jueza Yesenia Azuaje, expedir la boleta de excarcelación pero han hecho caso
omiso del asunto. El joven formó parte del grupo trasladado el pasado 4 de
abril a la cárcel de máxima seguridad de El Rodeo I desde la sede del Sebin El
Helicoide, donde estuvo recluido la totalidad de su condena.
Otro
de los presos políticos en espera de su boleta de excarcelación, el teniente
coronel Pedro Luis Garrido Guillén, fue acusado por la «operación Europa 2020»,
como se denominó a una supuesta conspiración para develar secretos militares y
de sitios estratégicos.
El
teniente coronel Garrido fue apresado el 8 de enero de 2020, en el estado
Táchira, por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar
(Dgcim), aunque en actas se fija el 11 de enero. En la misma causa se
involucró además al capitán técnico de primera en condición de retiro Eduardo
José Henríquez Pernía, que había sido detenido un día antes (el 7 de enero de
2020) por hombres encapuchados cerca de su vivienda en Maracaibo, estado
Zulia.
Ambos
fueron trasladados a la sede principal de la Dgcim en Boleíta, al este de
Caracas, y luego presentados en tribunales. El Foro Penal y la Coalición por los Derechos Humanos y
la Democracia han denunciado que ambos militares fueron víctimas de graves
torturas, como golpes, descargas eléctricas, colgamientos, asfixias con bolsas
plásticas e incluso simulacros de ejecución.
El
Tribunal Décimo Cuarto de Juicio del Área Metropolitana de Caracas condenó a
Pedro Garrido a cuatro años de prisión por los delitos de instigación a la
rebelión y desobediencia. La pena se venció el pasado 11 de enero de este año y
le corresponde al Tribunal Décimo Séptimo en Funciones de Ejecución emitir la
boleta de excarcelación. Actualmente está recluido en el Centro Nacional
de Procesados Militares (Cepromil) Los Teques, mejor conocido como la cárcel de
Ramo Verde.
En el
caso de Henríquez, fue condenado a tres años y seis meses de prisión. Se
declaró en rebeldía ante las autoridades de Ramo Verde tras vencerse su pena y
fue excarcelado tiempo después tras las diligencias de su abogado.
Presos
políticos en indefensión
El
abogado especialista en derecho penal y administrativo Juan González
Taguaruco explica a TalCual que en los casos
de Wilder Vásquez y Pedro Garrido sus boletas deben ser libradas por un
tribunal de ejecución, pues son casos con sentencia definitivamente firme.
«Una
vez firme la sentencia, se remite el juez de ejecución quien se encarga de la
vigilancia sobre el cumplimiento de la pena. Por eso, en estos dos casos, las
boletas son libradas por jueces de ejecución que deben librar la excarcelación,
decretando la libertad plena por cumplimiento de la totalidad de la pena
impuesta», comenta.
También
señala que actualmente ocurren «dos eventos inadmisibles» dentro del sistema
judicial:
1. Las
boletas de excarcelación las libra el tribunal dirigidas al lugar de reclusión,
pero las entregan en la oficina de la juez Presidente del Circuito Judicial
Penal. Actualmente la jueza Katherine Harrington Padrón ocupa ese puesto.
2. Esta,
en vez de enviarla directo al establecimiento penal, las remite a la ministra
de Servicio Penitenciario, la almirante Celsa Bautista Ontiveros. Dichas
órdenes judiciales no se ejecutan hasta tanto lo autoriza la ministra.
«Esto
hace que la detención se prolongue indebidamente, pues dichas órdenes de
excarcelación no se ejecutan de inmediato, sino días o meses después de
libradas por el juez», insiste el abogado.
González
Taguaruco afirma que esta situación «es inconstitucional, por infringir el
principio de separación de poderes, la autonomía e independencia del poder
judicial, la autoridad del juez y el derecho a la libertad individual, por
cuanto ya la persona no es excarcelada cuando lo ordena el juez o cumple la
pena (art. 44 ordinal 5 de la Constitución), sino cuando lo decide una
funcionaria del poder Ejecutivo».
También
señala que a estas prácticas se suma que, aunque se ordene la libertad de un
detenido en la sala de audiencias, «esta no se ejecuta hasta que la persona no
es conducida al centro de detención para que se cumpla el procedimiento
anterior».
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