José Aguilar 06 de agosto de 2019
@SoyJoseAguilar
Hoy
se cumplen 3 mil 184 días seguidos del peor apagón de todos, el aberrante
“apagón informativo” que azota al tambaleante Sistema Eléctrico Venezolano
Interconectado, SEVI. Este es el peor apagón que sufrimos pues deja al SEVI sin
números oficiales y, con ello, toda una nación permanece en total indefensión
ante la peor crisis energética de su historia eléctrica. Tan aberrante es este
acto como el andamiaje ilegítimo de persecución que se ha montado por el que
cualquier ciudadano corre más peligro de estar en la cárcel que un violador
sexual.
Hay
retrasos inauditos en obras inconclusas que no han alumbrado ni un bombillo
pero sí han causado hemorragias incontrolables al tesoro de la nación. Pero
ante ese terrible apagón informativo que mantiene a oscuras a nuestra sociedad
para dominarla, se impone el combate a través de la claridad para decir las
cosas como son. Los “bajones” no mienten y detrás de cada uno de ellos se
esconde un apagón de amplio espectro de afectación en varios estados, aunque
esto tal vez no genere tanta cobertura noticiosa por no ser un apagón nacional.
Aquí
enumero los más notorios rezagos en obras del SEVI:
Tocoma
(2160 MW), con 4 mil 236 días y mar de deudas e irregularidades.
Bachaquero
(540 MW), con 4 mil 601 días, de lejos la planta más costosa en US$ / MW.
Termozulia
Ciclos Combinados II y III (350 MW), 2 mil 959 y 2 mil 593 días
respectivamente.
Estos
dos últimos proyectos someten a la miseria energética al estado Zulia y en
especial a su capital, Maracaibo. Un injusto atropello sin parangón contra el
estado que mayor riqueza ha aportado a Venezuela.
En
estos tres casos tenemos más de US$ 15 mil millones (millardos) en deudas y
para concluir dichas obras hace falta mayor endeudamiento, porque no sólo se
robaron los reales sino que por incumplimientos nos han dado fama de maulas.
Colectivamente estas obras terminarán costando a la nación casi 4 veces su
proyección original para llevarlas a su conclusión y darles utilidad en medio
de la profunda calamidad energética que vivimos.
Pero
más allá de los rezagos, tenemos grandes fracasos en plantas eléctricas
propiciadas por el régimen y vendidas como “la ansiada solución”, entre
paréntesis señalo la capacidad instalada de las mismas y hoy generan “cero MW”.
El
Sitio o India Urquía (900 MW), con 180 MW por concluir, una escandalosa
situación luego de más de US$ 3 millardos de inversión.
Termocarabobo
II (772 MW), luego de US$ 1,2 millardos de inversión.
José
Feliz Ribas (La Cabrera, 342 MW), luego de US$ 0,7 millardos de inversión.
Alberto
Lovera (300 MW), luego de US$ 0,32 millardos de inversión.
Argimiro
Gabaldón (160 MW), luego de US$ 0,2 millardos.
Lo
cumbre del caso es que por lo gastado para estas plantas en sobre precios, se
pudieron no sólo haber concluido casi 1mil 200 MW en capacidad de ciclos
combinados (que no requieren combustible adicional), sino que también alcanzaba
para completar otros 2 mil 200 MW de esta tecnología.
Otros
fracasos que aunque no están en cero MW, merecen mención:
Planta
Centro 6 (600 MW), hoy cerca de 200 MW, está peor que cualquiera de las cinco
unidades originales de 400 MW c/u en dicha planta, luego de US$ 1,5 millardos
de inversión.
Barcazas
(445 MW), hoy apenas con 70 MW, luego de US$ 0,65 millardos de inversión.
En
estos 10 casos llegamos a unos US$ 22,17 millardos, por lo que no debimos haber
gastado más de US$ 7 millardos, para sólo llegar cuando funcionen a los 6 mil
700 MW. Por ese justiprecio deberíamos haber tenido 7 mil 600 MW con la mejor
eficiencia energética para terminar en la actualidad con unos pírricos 270 MW.
Es decir, con apenas el 3,5 % de alguna utilidad. No es que no tenemos dinero,
es que nos han sobrado los ladrones. Casi 97 % de desperdicio, esto es
inadmisible e insostenible.
Hoy
más que nunca se requiere claridad y ética profesional en la búsqueda
indetenible de la ejecución perfecta. Tal vez ella nos eluda, pero si
perseveramos los buenos, que somos más, tropezaremos con la excelencia
operacional para lograr las soluciones requeridas. Pero también les dejo una
inquietud: las ambiciones desmedidas de unos pocos dentro de Venezuela y desde
el viejo mundo, con complicidades internas, traman por la continuidad de esta
bochornosa rochela.
José
Aguilar
@SoyJoseAguilar
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