Gladys Socorro 06 de agosto de 2019
@gladyssocorro
A
ponerse las alpargatas porque lo que viene es joropo. Los gringos están
pichando las 100 millas y prometen que en cada lanzamiento serán más duros. Lo
que hasta el domingo eran sólo amenazas, en la noche del lunes éstas comenzaron
a hacerse realidad una a una. ¿Cómo terminará esta historia? La verdad es que,
aunque a ciencia cierta nadie lo sabe, no tiene buena pinta.
El
presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que
congela todos los activos del régimen de Venezuela y prohíbe cualquier
transacción con él, salvo que haya una exención específica. Esta jugada, que
busca incrementar la presión contra los aliados del chavismo, impondría
sanciones a cualquier empresa o individuo, estadounidense o extranjero, que
haga una transacción con miembros del régimen de Maduro.
“He
determinado que es necesario bloquear la propiedad del Gobierno de Venezuela a
la luz de la continua usurpación del poder por el ilegítimo régimen de Nicolás
Maduro, así como los abusos de los derechos humanos del régimen, el arresto
arbitrario y la detención de ciudadanos venezolanos, la restricción de la
prensa libre y los intentos continuos de socavar al presidente interino, Juan
Guaidó, y a la Asamblea Nacional elegida democráticamente”, explicó.
Las
implicaciones y los alcances reales de la medida las iremos descubriendo a
medida que pasen los días. Éstas pueden ir desde la congelación de empresas,
cuentas bancarias y propiedades del Estado, hasta los software de la plataforma
para el uso de las tarjetas de crédito y débito y las licencias para los
programas de computadoras, entre muchas otras cosas.
La
línea del gobierno de Trump está clara desde hace rato: no están dipuestos a
calarse que el gobierno de Nicolás Maduro y su grupito siga poniendo en peligro
su seguridad nacional debido a sus alianzas, como ellos alegan, con el
narcotráfico, células terroristas y grupos armados, entre otros. Las presiones
para obligar su salida de Miraflores y darle paso a una ruta electoral que
destrabe la crisis política, social y económica que ahoga al país, están
alcanzando su clímax. La semana pasada pusieron en jaque a uno de los hombres
fuertes del entorno presidencial y recientemente vicepresidente de la
República, Tareck El Aissami, agregándolo a la lista de los más buscados a
nivel mundial, acción que ha alertado al resto de sus colegas sobre el futuro
que les espera de seguir aferrados al poder en Venezuela.
La
decisión ejecutiva adoptada por Donald Trump coincidió con el inicio de la
Cumbre Mundial por la Democracia en Venezuela que se celebra en Lima, Perú. De
antemano le marcó la ruta al Grupo de Lima y demás participantes. No quiere
distracciones ni güabineos. La decisión de sacar al hijo de Chávez del poder
está tomada y no tiene vuelta de hoja. Ya en la antesala, su asesor de
seguridad, John Bolton, había asegurado que “Estados Unidos se opone a unas
nuevas elecciones en Venezuela mientras Nicolás Maduro siga en el poder porque
su régimen podría manipular el sistema electoral”, a la vez que afirmó que “las
conversaciones en curso entre el Gobierno de Venezuela y la oposición bajo la
mediación de Noruega en Barbados “no son serias” y le permitieron a Maduro
ganar más tiempo en el poder”.
No
es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar. Tanto tensaron la cuerda hasta
que se reventó. ¿Qué hará ahora Maduro? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar su
grupito? ¿Serán capaces de inmolarse por su obsesión por el poder? Saldrán de
Miraflores, no tengo dudas. Lo lamentable es que mientras ésto se resuelve,
seremos los venezolanos quienes seguiremos pagando los platos rotos de una
crisis continuada. Dependiendo de cuánto se extienda en el tiempo esta medida
económica impuesta a nuestro país, sin duda afectará profundamente nuestros ya
vapuleados presupuestos familiares. Les reitero la invitación a ponerse las
alpargatas porque lo que viene es joropo.
Gladys
Socorro
@gladyssocorro
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