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martes, 22 de noviembre de 2011

!Pana, no te engoriles¡

Rafael Bello Rosal

La intolerancia que se vive actualmente en el país nos ha sumergido en un estado de trance que nos tiene cada día a la expectativa de cualquier cosa, cualquier detalle que nos haga explotar y drenar todo lo que sentimos. Estamos metidos en una montaña rusa de emociones que no nos permiten actuar de forma racional y que hacen que todas nuestras respuestas sean meramente emocionales. Esta situación atenta, sin duda alguna, a nuestro ejercicio de ciudadanía.

Cumplir las reglas está bien, luchar para que se cumplan es algo loable, pero hemos olvidado que, como ciudadanos, el sentido de convivencia y el respeto a los derechos de los otros es lo que debe marcar nuestra conducta.

No quiero sonar exageradamente positivista o como un escritor de auto-ayuda, quiero simplemente que reflexionemos sobre algo: ¿existe la necesidad de molestarse con el mundo entero cuando otro ciudadano incumple las reglas? Probablemente desde la comodidad de mi teclado y sin estar metido en una cola en cualquier sitio de esta ciudad, se me haga fácil decir que no; lo cierto es que también he estado en esas situaciones y por supuesto que he respondido de la misma forma.

Ahora bien, cuando el equipo de la Comisión de Seguridad y Derechos Humanos del Cabildo Metropolitano me hizo la invitación para escribir sobre su nueva campaña: No te Engoriles, no dudé en apoyarlos, pero confieso que me tomó un tiempo aplicar este cambio a nivel personal para poder invitarlos a ustedes a que lo hagan. En este tiempo entendí que muchas veces vemos en el otro un reflejo de lo que somos, vi que sin duda gritar y molestarse es la salida fácil y sobre todo, comprendí que si siempre nos hemos molestado y siempre hemos gritado y las cosas siguen exactamente igual, definitivamente no estamos aplicando la solución correcta. El reto es cambiar, es hacer el trabajo duro.

No les pido que vayan por la calle pidiéndole a la gente que no se moleste, que hablen con calma y que pidan las cosas de forma respetuosa. No. Les pido que cambiemos primero a lo individual, que midamos nuestros límites y que justo antes de explotar frente a cualquier abuso, nos digamos a nosotros mismos: "Pana, no te engoriles". Luego de eso, hablemos con el otro. Seguro una aproximación desde la acera del respeto, incluso con aquel que fue irrespetuoso, saca de sus esquemas a cualquier persona inserta en esta sociedad disfuncional. Cambiemos nuestra forma de actuar, los invito a darle un chance a la tolerancia y dejar a un lado las viejas prácticas que no han funcionado.

Me pongo de pie y brindo el mayor de mis aplausos a la Comisión de Seguridad y Derechos Humanos del Cabildo Metropolitano de Caracas por atreverse a proponernos que seamos ciudadanos cuando por mucho tiempo sólo fuimos habitantes de esta ciudad.

rafbello@gmail.com

http://goo.gl/Iv1zQ

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