domingo, 20 de noviembre de 2011
@VamosMaickel
Por Oscar Lucien, 11/11/2011
1. La hazaña de Maickel Melamed al coronar con éxito los 42 kilómetros del emblemático maratón de Nueva York la hemos vivido como una singular experiencia humana, tecnológica y de comunicación. Poco puedo agregar a las reseñas que colocan en perspectiva la proeza de Maickel, de su discapacidad de nacimiento, de su resolución a superarla, de su perseverancia, de sus logros.
Y, en particular, lo que parece ser su emblema de vida: "Nada es tan difícil como para no intentarlo".
Leo ahora en la prensa, veo reposiciones en la televisión y no son pocos los retos asumidos por Maickel y el comprometido grupo que lo acompaña, para llevar a feliz término sus sueños: con disciplina, entrenamiento, organización. Siento que una especie de aura emana de la frágil figura de Maickel entrevistado en CNN.
Quizá sea la gorra que cubre su cabeza que hace más notable el bronceado de su rostro, o la luminosidad de su mirada pero, sobre todo, es la claridad con la que expone lo esencial de su performance: un sueño, y su blasón "nada es tan difícil como para no intentarlo".
Sereno, Maickel responde al entrevistador que indaga sobre su disposición a tener una voz en la arena política de la conflictiva y polarizada Venezuela: "Soy un deportista y mi sueño es compartido por todos...".
2. La caminata de Maickel también es aleccionadora al ofrecernos un nuevo momento de comunión a los venezolanos. Lo hemos vivido recientemente con los partidos de la Vinotinto, hasta ahora a salvo de los tentáculos "recuperadores" de la hegemonía comunicacional del Gobierno. Son pocos los espacios que van quedando fuera de la lógica totalitaria que no sólo se apropia de todo lo público para someterlo a su excluyente causa ideológica, sino que cada día invade el ámbito privado, con la omnipresente figura del líder y del enfermizo culto a su personalidad. Con emoción vivimos la peripecia de Maickel durante los interminables 42 kilómetros de su recorrido. Seguimos, con lágrimas en los ojos a veces, la travesía de un líder en el estricto y pleno sentido de esa palabra: "Persona a la que uno sigue, reconociéndola como orientadora". Maickel es un líder y lo testimonian los sentimientos que recogían miles de mensajes en las redes sociales el día siguiente al maratón: "Hoy los venezolanos nos sentimos mejores personas". Venezuela tiene muchos líderes y muchos más se harán visibles gracias al ejemplo de Maickel. Lo que no queremos y no necesitamos son "mesías", caudillos iluminados que quieran ahogarnos en "un mar de felicidad".
3. ¿Es Internet un medio de comunicación? Autores como el francés Dominique Wolton se cuentan entre los que niegan tal condición en alguna medida al hacer la asociación con medios como la radio y la televisión: el medio de comunicación opera de acuerdo con la lógica de una oferta programática elaborada por unos profesionales que, apoyados en un sistema tecnológico, consolidan una audiencia. Internet, por el contrario, siendo un sistema de información interactivo, se relaciona con "mensajes en todos los sentidos, enviados por cualquiera, captados por cualquiera y organizados por nadie". Alejandro Piscitelli sostiene que "Internet fue el primer medio masivo de la historia que permitió una horizontalización de las comunicaciones, una simetría casi perfecta entre producción y recepción". Piscitelli habla, en efecto, de la postelevisión. Pero más allá de este debate teórico y de las revisiones que los mismos autores han hecho de sus planteamientos iniciales, el hecho objetivo, plenamente vivido, es que fuimos protagonistas de un intercambio masivo, múltiple y diverso de mensajes, en tiempo real, en el cual fuimos alternativamente emisores y receptores. Sobre la plataforma de Internet tejimos una red social, dinámica e interactiva, que vehiculaba mensajes de muchas partes del mundo, partícipes de una nueva ecología de las comunicaciones que no es excluyente de los medios tradicionales. A través de la red social, muchos venezolanos desde sus teléfonos celulares se informaban de los momentos en que la señal vía ustream era transmitida por Globovisión y de esa manera compartían el sueño de Maickel.
Siguiendo los pasos decididos de Maickel, sintiendo el aliento solidario de su equipo, oyendo los vítores de quienes en las calles de Nueva York lo animaban, enterados de las circunstancias en que debía abrigarse mejor por la baja de temperatura, de las millas repasadas por el cierre de un puente, en fin, de todas las peripecias para la realización de su sueño, como nunca antes podemos decir que hemos vivido la experiencia más gratificante de estar en la aldea global que profetizó Marshall McLuhan.
Publicado por:
http://www.ciudadaniaactiva.org/opinion/detalle.php?opiid=1253
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