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Por Juan Marcos Colmenares, 13/11/2011
“Chávez quiere a los pobres, pero los quiere pobres; los necesita pobres y dependientes del gobierno para poder controlarlos” (María Corina Machado)
La pobreza es una situación donde las personas tienen una baja calidad de vida, carencias de bienes y servicios, y deficiencias en alimentación, vivienda, educación, asistencia sanitaria y agua potable. Pero, también es una condición que impide que esas personas puedan satisfacer sus necesidades básicas, porque su esfuerzo no es suficiente para cubrirlas, su renta es muy baja y la consumen en su totalidad para poder sobrevivir. No tienen capacidad de ahorro, no pueden invertir y sin inversión no hay producción, productividad, ni empleo.
Es un círculo vicioso que impide el adecuado desarrollo de quienes la padecen y es necesario romperlo. Pero para eso, se precisan políticas a largo plazo y medidas sistemáticamente implementadas como: a) Educación: Permite capacitar a los individuos para convertirse en emprendedores, trabajadores calificados y protagonistas del desarrollo. b) Empleo: Estable y remunerador, porque es el único camino para obtener un ingreso y eliminar los empleos marginales. c) Exaltar el trabajo: Darle valor al trabajo, al esfuerzo, el sacrificio y al estudio como dinamizador del progreso personal y de ascenso social. d) Crecimiento económico sostenido: Producto del trabajo y esfuerzo personal. Y para esto es necesario empresas fuertes y competitivas, que generen empleos, incrementen los ingresos fiscales, eleven la renta y el bienestar y permitan ofrecer bienes y servicios de calidad y menor costo. La renta petrolera no garantiza un crecimiento económico, a menos que sea utilizada para ampliar la capacidad productiva de bienes y servicios; no para repartirla en “misiones” populistas.
Venezuela es un país potencialmente rico porque tenemos recursos minerales, petróleo y energía, producción agrícola y pecuaria, y una población joven y trabajadora. Pero tenemos un 50% de pobreza debido a la desigualdad. Desigualdad en ingresos, en acceso a la tierra, a la salud, a la educación, al crédito y, ahora, a las nuevas tecnologías.
Esa desigualdad genera las trampas de la pobreza: El niño que nace en un barrio tendrá problemas nutricionales, deberá trabajar desde pequeño, no finalizará la escuela primaria y no conseguirá un trabajo formal. De estas trampas solo saldremos con políticas públicas que respeten el derecho a la propiedad, a la alimentación, a la salud y a la educación; que democraticen el crédito, fortalezcan las posibilidades de generar empresarios y que abran oportunidades para todos; o sea, Capitalismo Popular.
Estas políticas han sido probadas con éxito en varios países: Brasil: Bolsa Familia, programa social de Lula Da Silva que cubrió las necesidades básicas de 45 MM de pobres. Uruguay: Reformas a la salud y acceso por las escuelas a computadoras e informática. Argentina: Subsidio universal a los niños pobres. Costa Rica: Aumento de la inversión en salud, reduciendo la mortalidad materna e infantil. Bangladesh: El Banco Gramenn o Banco para los Pobres, fundado por Muhammad Yunus (Premios Príncipe de Asturias 1998, UNESCO-Internacional Simón Bolívar 1996 y Nobel de a Paz 2006). Y aquí en Venezuela: Proyecto Alcatraz, Taller del Constructor Popular y Café Alcatraz; entre otros.
Debemos entregar la riqueza y el poder a la gente; y la única forma para que los pobres asuman el control de su vida económica y su destino, es que el Estado deje de controlar sus vidas. Los pobres necesitan capital y el Estado lo tiene. Los pobres necesitan títulos de propiedad y el Estado puede otorgárselos. Los pobres necesitan inversión para emprender cualquier empresa y el Estado la tiene y puede prestarla. Los pobres necesitan atención médica, educación y capacitación y el Estado puede darlos.
“El Capitalismo Popular es el derecho de los pobres a dejar de serlo. Es una clase media en expansión, próspera, con espíritu de superación y con la posibilidad de ofrecerle a sus hijos más y mejores oportunidades. El Capitalismo Popular es el Estado al servicio del ciudadano y no el ciudadano al servicio del Estado” (María Corina Machado).
jmcolmenares@gmail.com
Excelente!! Un capitalismo popular o progresista implica ciudadanos emprendedores y responsables de su futuro, que no acepten un amo en lugar de un presidente. Los descomunales ingresos que han entrado a Venezuela han debido servir para para ahorrarse, y sus intereses estarían produciendo quizas tanto a más que los provenientes del petróleo, con lo cual se hubieran garantizado los fondos de pensiones y la seguridad social de varias generaciones futuras. Eso es sembrar el petróleo, trabajar con una renta a largo plazo. Para revertir este proceso nefasto necesitamos una nueva mentalidad y un proyecto de país que usted ha ilustrado muy bien
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