Gustavo Ocando Alex 19 de agosto de 2023
@gusocandoalex
Rafael
Rodríguez, un mecánico venezolano con ocho años de experiencia, muestra las
palmas de sus manos para demostrar que están completamente limpias este
mediodía. Ni ellas ni su ropa tienen rastros de grasa. Es la evidencia, dice,
de que el trabajo y sus esperadas ganancias en dólares escasean este miércoles.
Se resguarda de una lluvia ligera bajo una enramada de la calle Cecilio Acosta de Maracaibo, cerca de su puesto de oficio, rogando que “caiga” algún encargo por la tarde para ganar “al menos 20 dólares” para comprar comida a su familia, precisa.
El
joven atribuye su penuria económica al alto precio del dólar. “No sabéis a cómo
va a amanecer” cada día la moneda estadounidenses, asegura. “Ya no podemos más
con la economía, no nos llega trabajo porque el dólar está muy caro”, opina.
La
moneda oficial en Venezuela es el bolívar, pero el dólar se ha convertido en
los últimos cinco años, desde la despenalización de su uso por parte del
gobierno de Nicolás Maduro, en el referente de los precios de bienes, productos
y servicios.
La
tasa oficial del dólar se ha quintuplicado en el último año: en agosto de 2022,
rondaba los 6 bolívares; este miércoles de mediados de mes marca los 31,5
bolívares, mientras en el mercado paralelo de divisas supera los 33 bolívares.
Economistas
venezolanos advierten que la devaluación del bolívar seguirá en marcha en los
próximos meses, ahondando la crisis.
Algunos
de ellos, como Asdrúbal Oliveros, de la firma Ecoanalítica, estiman que la tasa
del dólar superará los 60 bolívares a finales de año.
El
economista venezolano Carlos Ñáñez explica a la Voz de América que
la tasa del dólar oscilará en diciembre próximo entre los 60 y los 100
bolívares.
El
docente de la Universidad de Carabobo explicó que el Banco Central de Venezuela
ha realizado intervenciones cambiarias “sucias” por 2.300 millones de dólares
para mantener medianamente estable la tasa oficial de esa divisa.
El
tipo de cambio en Venezuela sigue siendo “volátil”, sin embargo, remarcó.
“Si el
dólar llega a 60, 70 o a 100 bolívares, me voy del país”, apunta Rafael, por su
parte, aún sentado en una jardinera, entre varios compañeros de oficio.
Dice
que solo ha podido “aguantar la pela”, como llaman en Maracaibo al arte de
resistir las crisis, comprando comida a crédito -‘haciendo un fiao’ le dicen- y
“prestando plata” a gente de su confianza.
“Sentimos
que estamos ganando cada vez menos. Ya 5 dólares no son nada”, indica,
confesando que ha tenido que aceptar 30 dólares o menos por reparaciones
mecánicas a vehículos por las cuales suele cobrar 50 dólares o más.
Víctor
Peña, uno de sus amigos mecánicos, afirma con picardía que sus clientes “lloran
más que una caja de pollitos” para implorarles rebajas en sus tarifas.
A
veces, acceden a dar ofertas.
Otro
de sus amigos mecánicos, Víctor Manuel Ruiz, quien viste una braga roja también
sin manchas de grasas ni aceites de los oficios del día, dice que vivía “súper
relajao’” antes de que se permitiera la circulación libre del dólar.
“Apareció
el dólar, muchacho, y no tenemos ni pa’l arroz”, dispara.
“Todos los días sube y sube”
La
tendencia al alza del dólar en las últimas semanas “preocupa mucho” a Kelvis
Villalobos, de 24 años, quien gana un salario mensual en bolívares equivalente
a 28 dólares trabajando como técnico en una empresa de computación.
Cada
vez que cobra, se apresura a comprar comida o dólares para que sus ganancias no
se devalúen por la subida del precio de la moneda estadounidense en el mercado,
declara.
“No
sabemos qué va a pasar respecto al dólar. Todos los días sube, y sube, y sube,
es algo que no va a cambiar”, dice a la VOA mientras
aguarda por el aventón de un amigo en la avenida Delicias, cerca de una venta
ambulante de artículos.
Cree
que el cambio económico o político de su país “se ve muy lejano” y lamenta que
miles de jóvenes como él deban buscar oportunidades en el extranjero.
La
inflación entre enero y julio fue de 121,3%, según el Banco Central de
Venezuela. Ese índice está entre los más altos del mundo.
El
presidente Nicolás Maduro ha negado que se haya registrado una recesión en
Venezuela, como denunciaron especialistas independientes, y ha estimado que el
crecimiento económico del país será superior a los 5 puntos en el cierre del
año.
Mientras,
el antichavismo prevé elegir en una votación primaria en octubre próximo a su
candidato unitario de cara a las presidenciales de 2024.
Expertos
independientes y países como Estados Unidos advierten, sin embargo, que no hay
garantías suficientes para que esas elecciones sean justas ni libres.
“Es
muy difícil. El salario no sirve, es nada. Si no tienes un buen seguro o
dólares en el bolsillo, preferiblemente, tú no eres nadie”, expresa ásperamente
Kelvis, antes de desbloquear su teléfono celular y volver a teclear en su
pantalla.
Un billete, un desmayo
El
dólar también puede ser un desafío para algunos venezolanos, como Sonia
Andrade, con 28 años en el oficio de la zapatería. Si un cliente quiere pagarle
con un billete de 20 o 50 dólares, generalmente se ve obligada a rechazar el
trabajo.
“Me
desmayo, caigo ‘de a pa’ atrás’”, bromea sentada frente a una mesa de madera
corroída y desbaratada, en una acera cercana a la calle 5 de Julio.
Hay
pares de zapatos arrumados sobre el viejo tablón y otros tantos a su alrededor,
en el piso de cemento de la ciudad.
“Siempre
lo rechazo (el billete de dólar de alta denominación). ¿Qué voy a hacer, si
nunca tengo para cambiar un billetico?”, comenta a la Voz de América.
Sus
clientes le pagan “con lo que puedan”, especifica. Les acepta dólares,
bolívares, transferencias bancarias y hasta paquetes de harina de maíz o arroz.
Sus
precios, eso sí, los fija en moneda estadounidense: cobra “2 dolitas” por un
trabajo mínimo, de poner “una peguita” en alguna parte del calzado, y hasta $15
por una reparación mayor, que puede ser remendar una suela en pésimo estado.
Opina
que el incremento constante de la tasa de cambio en días recientes se ha
convertido en una “cruda realidad” para los venezolanos.
“Si va
por 30 (bolívares), ¿qué más da que llegue a 60?”, se pregunta, instantes antes
de que otro cliente descienda de un auto para encargarle otro trabajo.
Sonia,
de 57 años, advierte que, si el dólar “se dispara al infinito número” que
estiman los expertos, su negocio y sus clientes lo resentirán por igual en una
economía que, asegura, solo está “dolarizada para los de frac” y corbata, en
referencia a funcionarios y empresarios vinculados al Estado venezolano.
“Los
que cobran en dólares son los que están pegaos (al gobierno). Nosotros (el
venezolano común) andamos en transferencia soberana”, indica, siempre jovial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico