Sofía Nederr 23 de agosto de 2023
El politólogo Ángel Álvarez
enfatiza que no puede hablarse de un escalamiento de la violencia política en
el país, con los recientes ataques a candidatos opositores a las primarias,
cuando ha sido una constante en las últimas dos décadas. Por su parte, el investigador
Piero Trepiccione señala que los incidentes de violencia están asociados a
ciertas narrativas que tratan de «convertir el torneo electoral en un torneo de
muchos riesgos»
En los
últimos meses, la violencia política en el país ha presentado nuevos episodios
con las agresiones a los candidatos a las primarias opositoras María Corina
Machado (Vente Venezuela), Henrique Capriles (Primero Justicia) y las amenazas
de muerte contra Delsa Solórzano (Encuentro Ciudadano).
En la última semana, Capriles fue blanco de un ataque de grupos afectos al oficialismo durante su gira política al estado Apure, en el cual 39 personas resultaron heridas, y Solórzano denunció ser la destinataria de amenazas de muerte y de advertencias sobre lo ocurrido en Ecuador con el candidato presidencial Fernando Villavicencio, asesinado por sicarios el 9 de agosto.
Antes
de estos hechos, el aspirante presidencial de PJ denunció ataques en, al menos,
seis estados y María Corina Machado fue amedrentada por sectores del chavismo
en varias de sus giras, entre ellas la desplegada en Guárico, y amenazada por
la orden que el gobernador de Trujillo, Gerardo Márquez (PSUV), dio a
sus adeptos de caerle a «coñazos» cuando visite la entidad.
El
politólogo Ángel
Álvarez expresa que la violencia ha sido una constante en la política
venezolana en las últimas dos décadas. «Lo que es nuevo es lo
denunciado por la candidata Delsa Solórzano. No es la primera vez que
ha habido amenazas de muerte, pero si obviamente referencias a un caso
específico con sicariato como es el caso de lo ocurrido. Eso no es una
diferencia sustancial respecto de otras amenazas veladas o abiertas que se le
han hecho otros dirigentes políticos venezolanos en el pasado, yo no diría,
entonces, que es un escalamiento», indica.
Señala,
en ese sentido, que ha habido violencia y represión violenta contra algunos
dirigentes detenidos en prisiones, militares o penales ordinaria, «pero eso
tampoco es ajeno a la historia de Venezuela. Es decir, en otros momentos de la
historia de Venezuela también hubo retaliación violenta o maltrato físico a
dirigentes, en este caso de izquierda que eran detenido por la Digipol o el
Dirección de Inteligencia Militar (DIM)».
Destaca
que la amenaza del uso de la violencia fue una constante en el discurso del
expresidente Hugo Chávez, » especialmente en 1998 cuando amenazaba con
freír la cabeza a los adecos, sin mencionar, específicamente ningún dirigente
en particular. Pero la amenaza era evidente, obviamente nunca lo hizo, pero
la amenaza estaba allí».
Añade,
que durante la gestión de Chávez, se registraron muchas «amenazas veladas o más
abiertas» a algunos dirigentes. De esta manera, el investigador refiere que,
entre 2002 y 2004, hubo muchos enfrentamientos en la calle entre los seguidores
del gobierno y su opositores.
«Había
grupos del gobierno que eran piquetes armados de piedras palos y a veces de
armas de fuego que agredían a los manifestantes de la oposición y no solamente
a los dirigentes, sino al público a la gente común y corriente en las calles
especialmente si las manifestaciones pretendían ir al centro de la ciudad.
Pero, también a veces en zonas cercanas a Chacaíto, o algunas otras zonas en
otras ciudades del país. Se presentaban grupos armados y golpeados, luego en
otras campañas electorales presidenciales y de gobernador ha habido también
actos de violencia política», recuerda Ángel Álvarez.
Álvarez
puntualiza que en 2012 y 2013 hubo violencia contra Capriles, y antes
de eso, en 2006, episodios de violencia y amenazas contra Manuel Rosales (Un
Nuevo Tiempo). En esos casos, ambos dirigentes eran candidatos
presidenciales. También llama la atención sobre los ataques de los que fue
blanco María Corina Machado en el Congreso.
El
patrón
El
politólogo Piero
Trepiccione coincide en señalar la presencia recurrente de la
violencia en la política venezolana de los últimos años. «Estamos viendo
una serie de incidentes que, efectivamente, se convierten en una especie de
patrón y que ahora se enmarcan en estas fases de atisbos de campaña electoral y
de reconexión del liderazgo político con los sentimientos generalizados de la
población, en todos los estados, a través de giras políticas, de contactos
personales», esboza Trepiccione.
El
investigador resalta que los incidentes de violencia están asociados a ciertas
narrativas que tratan de «convertir el torneo electoral en un torneo de
muchos riesgos, de la fragmentación y de la imposibilidad de transformar la
realidad política».
Al
mismo tiempo, a juicio de Trepiccione, los ataques hacia dirigentes opositores
forman parte de una estrategia que «busca desalentar la participación política
y quienes ostentan el poder la menor incertidumbre posible de cara a un proceso
comicial que pudiera sacarlos de la posición que ocupan hoy en día».
Añade
que hay un trasfondo que pretende desacreditar la noción de democracia,
ridicularza y favorecer a gobiernos autoritarios, centralistas y personalistas
que ejercen el poder con pocos o nulos pesos institucionales. «De allí la
sistematizada de acciones encaminadas a crear ese clima de opinión que
disminuya el apoyo, la legitimidad histórica que ha tenido la democracia»,
indica.
De
acuerdo con Ana Claudia Santano, coordinadora general de la organización
Transparencia Electoral Brasil, en un artículo publicado en TalCual,
la violencia política es una situación
internacional como se aprecia en varios países de la región y, más
recientemente, en Ecuador.
«El
aumento de la violencia política es una clara señal, en mi opinión, de la falta
e incluso del abandono de los valores democráticos actuales, como el derecho a
la disidencia y la tolerancia. En una época en la que la
libertad de expresión, símbolo de las democracias liberales, se ha utilizado
precisamente para atacar los sistemas democráticos, muchas cosas están fuera de
lugar», argumentó Santano.
Asimismo,
puntualizó que los casos de violencia política no están al margen de los
intentos de justificar su ocurrencia, «como si existiera algún tipo de
‘provocación’ a la parte contraria que impidiera la convivencia de posiciones
antagónicas en el mismo tiempo y espacio. A menudo vemos el intercambio
de acusaciones entre los bandos afectados, siempre uno acusando al otro de los
hechos que, al final, comprometen las libertades más básicas. En cada
agresión, asesinato o amenaza, no hay sólo una víctima, sino un grupo de
personas que se ven afectadas por los hechos».
Discurso
en torno a la violencia política
El
gobernante Nicolás Maduro negó, el lunes 14 de agosto, que desde el oficialismo
se apele a la violencia para resolver las diferencias políticas con la oposición.
Aseguró que el chavismo es “gente de paz, gente de diálogo”.
El
mandatario ordenó una investigación tras las denuncias sobre amenazas de muerte
a la candidata Delsa Solórzano y ofreció protección el Estado para la dirigente
y el resto de los opositores.
“Esta
investigación se va a llevar adelante, se va a descubrir la verdad. Para mí es
un montaje de gente malintencionada, porque la amenaza la hacen a nombre de
Maduro, de Diosdado (Cabello), de la revolución bolivariana. Nosotros nunca
jamás hemos utilizado los métodos del terrorismo, del atentado y de la
violencia para dirimir nuestras diferencias políticas”, expresó Maduro.
Por su
parte, Delsa Solórzano, a través de un live de Instagram el
mismo 14 de agosto, rechazó la oferta de Maduro: “Nosotros no vamos a
estar amparando vagabundería para que se pretenda utilizar nuestro nombre para
justificar una supuesta existencia de Estado de Derecho».
“¿Por
qué de tantas agresiones que hemos denunciado, porque el día que nos agredieron
en el estado Vargas y denunciamos que fueron personeros del PSUV, no abrieron
una investigación? ¿Por qué no se han abierto investigaciones sobre las
agresiones que sufren los otros candidatos, como las de María Corina Machado y
Henrique Capriles?», increpó Solórzano.
Los
politólogos Ángel Álvarez y Piero Trepiccione señalan que lo mínimo que podía
hacer Maduro es poner a disposición de los dirigentes la seguridad del Estado.
«Sería
un error político grave que Maduro no ofreciera protección a los candidatos si
él quiere, digamos, hacer unas elecciones que sean percibidas por el público
nacional e internacionalmente como las elecciones democráticas», argumenta
Álvarez.
Trepiccione
afirma que lo mínimo que se espera de un gobernante es la protección de sus
ciudadanos y que se garantice el derecho a la vida, a la participación
política, a organizarse. «Son derechos que están en la Constitución y quien
ejerce el poder debe, al menos, declararlo así», sostiene.
El 15
de agosto, tras los ataques en Apure, Henrique Capriles puntualizó: «Creen que
con violencia, gente encapuchada y amenazas van a callar a los que luchamos
para que el pueblo no se muera de hambre. Nos nos van a callar, seguimos
recorriendo el país para construir una Venezuela del encuentro».
El 1o
de agosto, cuando fue agredido en Delta Amacuro, Capriles recordó los ataques
en su contra en los estados Aragua, Carabobo, Miranda y Anzoátegui.
«¿Será
que Maduro ha ordenado a funcionarios que trabajan para el Estado replicar lo
ocurrido en las últimas horas en Ecuador? ¡Venezuela necesita soluciones”,
expresó el dirigente de PJ.
Por su
parte, María Corina Machado denunció el 20 de julio: “Estamos entrando a Valle
de La Pascua y nos encontramos con que está la carretera trancada, con
individuos armados, encapuchados, enviados por el régimen, trancando con palos
la carretera para impedir que nos encontremos con los venezolanos del estado
Guárico que quieren reivindicar los valores de la familia, la paz y la
justicia».
Antes
de eso, la abandera denunció agresiones en gira política a La Guaira. “El
régimen que se sabe minoría y recurre a la violencia y los ciudadanos que saben
que somos la inmensa mayoría, tenemos la fuerza. Unos poquitos violentos
superados por una gran mayoría”, aseguró la candidata de Vente Venezuela el 14
de julio.
Los
periodistas Tony Frangie y Kevin Meleán, con la agrupación VE360, han
desarrollado un mapa que se actualiza regularmente con el registro de
recorridos, visitas y actos públicos de los candidatos a la primaria opositora,
desde que anunciaron sus candidaturas. En el mapa ahora quean registrados
también los incidentes violentos:
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