FRANCISCO SUNIAGA 20 de agosto de 2023
@FSuniaga
“Han mantenido un ataque sostenido
(incluso con demandas ante el TSJ) contra las primarias, han inhabilitado a
candidatos y aumentado los niveles de amenazas y violencia contra los
opositores. Un cuarto de siglo de destrucción debe bastar para entender que hay
un objetivo clarísimo: sacar al chavismo del poder. La racionalidad de la
conducta en algún momento debe aparecer, y aparece. Ojalá, por el bien de los
venezolanos, ese momento sea éste, y las elecciones próximas la oportunidad de
demostrarlo”.
Pasado un cuarto de siglo, caídas ya todas las máscaras, la dirigencia chavista ni se molesta en ocultar su naturaleza. Como siempre que se aproximan procesos electorales, van a por todas, no se detienen ante norma legal o ética alguna en su propósito de mantenerse en el poder. Los viejos ideales que, aunque confusos y mazacotudos -propios del tumulto que les dio origen-, por lo menos les servían para sus sueños cívico-militares, han sido sustituidos por una lógica grotesca y distorsionada, nacida del terror. Sufren de un miedo atávico a lo que es una conducta normal para cualquier ciudadano, vivir bajo las normas de un Estado de Derecho. Desde hace años, sus decisiones no son producto de visión alguna sino el resultado de la necesidad primaria de sobrevivir. Los gobierna el temor a los otros, no otra cosa.
Si los
gobernara la racionalidad y sensatez, posiblemente estarían considerando un
giro de ciento ochenta, e intentar jugar el juego democrático. Podrían, por
ejemplo, pensar en otro candidato que no fuese Nicolás Maduro. Alguien que
pudiera reconectarlos con los venezolanos emocional y racionalmente. Para
comenzar, Maduro nunca fue muy bueno que digamos en eso de vincularse con la gente.
Al contrario, es un político desangelado y poco creíble; como develó Henrique
Capriles derrotándolo en tan solo un mes de campaña, en 2013, tras heredar
el poder de Hugo Chávez.
“Para
el chavismo no hay, salvo la represión y el abuso de poder, razón alguna ni
emocional ni racional para conducir al país”
Para
el infortunio de los venezolanos, ha sido, sí, muy hábil para manipular hechos
y voluntades, para, sin haber ganado nunca de manera limpia unas elecciones,
mantenerse como presidente y gobernar el país. Ha demostrado ser capaz de
cualquier cosa con tal de mandar. Y eso no sólo lo sufren los venezolanos
opositores, también ha sido feroz y contundente con los partidarios que se han
atrevido a siquiera pensar en sustituirlo (por cierto, ¿qué pasó con
Tareck?). Pero aferrarse al poder a punta de trampas, trapisondas y
efectismos es muy difícil cuando no se cuenta con gente para hacerlo, cuando el
apoyo popular de otrora se ha difuminado y ya no existe. Diosdado afirmó en uno
de los escuálidos mítines recientes, que se iban a quedar doscientos años en el
gobierno, pero eso son pancadas de ahogado.
Para
el chavismo no hay, salvo la represión y el abuso de poder, razón alguna ni
emocional ni racional para conducir al país. Pero es lo que se proponen hacer,
causándoles a los venezolanos muchas más penurias y dolor. No hay que llamarse
a engaño, su capacidad de hacer daño al prójimo es real y muy elevada. De cara
a las elecciones de 2024, su estrategia está muy clara: generar un caos o
falta de respuestas oportunas y convenientes en la oposición. Esa sería (salvo
un fraude escandaloso) la única forma de imponerse, ante quien quiera que sea
el candidato opositor. Por eso han mantenido un ataque sostenido (incluso con
demandas ante el TSJ) contra las primarias, han inhabilitado a candidatos y
aumentado los niveles de amenazas y violencia contra los opositores. Ha sido un
gran triunfo de la voluntad de cambiar a Venezuela que no hayan logrado descarrilarlas,
que sigan fijadas en octubre como un mecanismo poderoso para elegir a un
candidato y líder opositor. Por eso mismo, con su estilo burlón y sarcástico
(la ironía no se les da), ya han asomado que las elecciones presidenciales
(como en el 2018) podrían adelantarse.
El
camino que la oposición debe recorrer está minado y habrá bajas. Los
venezolanos deben estar conscientes de ello. Esperemos del liderazgo
opositor las respuestas creativas, inteligentes y convenientes para
superar los obstáculos. Hay uno en particular que resulta preocupante y se me
antoja es el que la dictadura espera con fruición: ¿qué va a pasar si el
candidato o candidata ganador(a) de las primarias está inhabilitado? Lo usual
en política es que los vacíos tiendan a llenarse. En situaciones como esa,
se abren los apetitos de aquellos que no resultaron elegidos y se producen
movimientos centrífugos que pueden deshacer las alianzas. Sin dejar de lado
que, de los propios entornos de los “inhabilitados”, saltarían al ruedo
espontáneos que quieran ganarse el cielo con votos que, aunque ajenos,
considerarían propios. Esa es una espita que hay que cerrar antes de que se
abra, valga la contradicción.
Hay
que ser optimistas, sin embargo, un cuarto de siglo de destrucción debe
bastar para entender que hay un objetivo clarísimo: sacar al chavismo del
poder. Esa es una guía magnífica para encuadrar las conductas de todos. Las
emociones son determinantes en política, pero, sólo con ellas (en especial si
son conflictivas), no se llega muy lejos. La racionalidad de la conducta en
algún momento debe aparecer, y aparece. Ojalá, por el bien de los venezolanos,
ese momento sea éste, y las elecciones próximas la oportunidad de demostrarlo.
FRANCISCO
SUNIAGA
@FSuniaga
Invitamos
a suscribirse a nuestro Boletín semanal, tanto por Whatsapp como vía correo
electrónico, con los más leídos de la semana, Foros realizados, lectura
recomendada y nuestra sección de Gastronomía y Salud. A través del correo
electrónico anunciamos los Foros por venir de la siguiente semana con los
enlaces para participar y siempre acompañamos de documentos importantes,
boletines de otras organizaciones e información que normalmente NO publicamos
en el Blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico